Cuba y la Unión Europea (UE) desbrozaron el camino para relanzar sus relaciones políticas, si bien prevalece la cautela en una etapa de escozor que contrasta con el intenso intercambio comercial.
«Se ha abierto una nueva etapa en los vínculos entre la UE y Cuba», afirma un comunicado conjunto emitido al término de conversaciones de dos días que sostuvieron en La Habana representantes cubanos y del bloque europeo.
Sin embargo, fuentes diplomáticas consultadas por IPS optaron por la cautela y dijeron mantener moderadas expectativas sobre las conversaciones que deberían conducir en el futuro a un acuerdo amplio de colaboración.
El propio comunicado oficial de La Habana refleja esa cautela, al considerar que el diálogo «podría crear un marco apropiado para fomentar el incremento de la cooperación entre la UE y Cuba».
La UE no ha variado desde 1996 la denominada «posición común» sobre Cuba, que intenta, según sus enunciados, lograr que este país socialista inicie un «proceso de transición pacífica hacia el pluralismo democrático».
La «posición común» mantiene a Cuba imposibilitada de suscribir un convenio global con la UE que le permitiría acceder a todos los instrumentos de cooperación aplicados por el bloque con otros países.
«Si se quiere avanzar realmente, ambas partes tendrían que ceder en algo», advirtieron las fuentes diplomáticas, que ubicaron los derechos humanos como el principal desacuerdo.
El asunto figuró en la amplia agenda de las reuniones, aunque no es claro si el análisis influirá en un eventual cambio de la «posición común», que es objeto de dos evaluaciones anuales.
«Lo único que puedo decir es que la actual evaluación es más favorable que la anterior, pero no puedo adelantarles más que eso», señaló, al respecto, Willy Stevens, director para las Américas de la Cancillería belga y participante en las reuniones.
A su vez, el comunicado oficial cubano reseñó que ambas partes reafirmaron «su disposición a intercambiar informaciones» en materia de derechos humanos, con «una óptica amplia y recíproca».
También «se examinaron los problemas y diferencias» y se discutió «la posibilidad de establecer consultas entre ambas partes sobre los temas de derechos humanos en los foros pertinentes, que permitan lograr una mayor comprensión entre las partes».
La UE acudió a la cita de La Habana luego de rechazar en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a fines de noviembre, el embargo estadounidense contra Cuba.
Empero, en abril, los países de la UE representados en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU aprobaron la censura de Cuba en la materia.
Una postura similar del bloque en abril de 2000 llevó a La Habana a suspender una visita que delegados de la UE habían programado para esa fecha en un primer intento de reanudar el diálogo político.
A la vez, Cuba retiró su aspiración a integrar el Acuerdo de Cotonou, sucesor del Convenio de Lomé y mediante el cual la UE ofrece beneficios comerciales y asistencia a sus ex colonias de Africa, el Caribe y el Pacífico.
El canciller cubano Felipe Pérez Roque aseguró en agosto que su país está ahora «listo para solicitar su ingreso a (el Acuerdo de) Cotonou si existen las condiciones apropiadas» y si todas las partes involucradas están de acuerdo en aceptarlo.
Un viaje de Pérez Roque a Bélgica, país que ocupa la presidencia semestral rotativa de la UE, y otro a La Habana del viceprimer ministro belga Louis Michel marcaron en el primer semestre de este año el camino hacia el descongelamiento de las relaciones.
«La diplomacia cubana logró que Bruselas evitara imponer condiciones previas, pero a la vez aceptó hablar de todo, por delicado que fuese el asunto», comentaron las fuentes diplomáticas.
La delegación cubana a las reuniones estuvo encabezada por el canciller Pérez Roque y la representación de la UE, por el secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bélgica, Jan De Bock.
Europa concentra 46 por ciento del comercio exterior de Cuba, y 76 por ciento de ese total corresponde a los 15 países de la UE.
España, que encabezará la UE el primer semestre del año entrante y mantiene una postura crítica hacia Cuba, es, sin embargo, el país con más empresas instaladas en la isla. (FIN/IPS/pg/mj/ip if/01