La participación de capitales extranjeros en los medios de comunicación de Brasil, prohibida por la Constitución de 1988, podrá hacerse realidad desde el año próximo, por una enmienda que la Cámara de Diputados comenzará a votar este martes.
La participación extranjera se limitará a 30 por ciento de la propiedad de los medios, según lo acordado entre los partidos mayoritarios y los dirigentes empresariales. Hasta ahora, solo los nacidos en Brasil o los ciudadanos naturalizados hace más de 10 años pueden ser dueños de los medios.
La Constitución también prohíbe que personas jurídicas, incluso empresas nacionales, sean socias de diarios, revistas o emisoras de radio y televisión o que los controlen, restricción que se eliminará con la enmienda.
La oposición, encabezada por el Partido de los Trabajadores (PT), rechazaba el proyecto, por temor a la desnacionalización de un sector al que considera clave para la soberanía nacional.
Los medios solo deben abrirse al capital extranjero después de que se apruebe una legislación según la cual la producción de los programas y noticieros difundidos por los medios sea mayoritariamente nacional, argumentó Walter Pinheiro, líder del PT en la Cámara de Diputados.
El diputado Henrique Eduardo Alves, relator del proyecto de enmienda constitucional que se tramita en el parlamento desde 1985, acogió el reclamo y lo incorporó a la propuesta que será votada.
De ese modo, solo los nacidos en Brasil o los ciudadanos naturalizados podrán ser responsables de la programación de los medios.
La convergencia de posiciones asegura la aprobación de la iniciativa, según Alves, diputado del Partido del Movimiento Democrático Brasileño integrante de la coalición de gobierno. Pero un sector nacionalista y otras tendencias disidentes se oponen al proyecto.
La aprobación de una enmienda constitucional exige una mayoría de 60 por ciento de legisladores, es decir el voto favorable de al menos 308 diputados en un total de 513. Además, se requiere de dos votaciones en la Cámara de Diputados y otras dos en el Senado, donde serán necesarios 49 votos entre 81 miembros.
Ese cambio en la Constitución, que permitirá a las empresas de comunicación el acceso a capitales más baratos del que ya disponen otros sectores de la economía, es inevitable, dijo a IPS Sinval Itacarambí, director de la revista Imprensa.
Actualmente, los medios dependen de préstamos a altas tasas de interés, entre otras exigencias, para obtener nuevos recursos, argumentó Itacarambí.
Algunos diarios tradicionales del país, como Jornal do Brasil, de Río de Janeiro, y Gazeta Mercantil, principal diario económico, de Sao Paulo, afrontan graves dificultades incluso para pagar los salarios. Un aporte de capital extranjero podría equilibrar sus finanzas.
El consenso alcanzado por las organizaciones que nuclean a los propietarios de diarios, de revistas y de emisoras de radio y de televisión abrió camino al proyecto de enmienda constitucional, seis años después de propuesto por el entonces diputado y hoy ministro de Justicia, Aloysio Nunes Ferreira.
Para eso contribuyó, seguramente, la posición del grupo empresarial Globo, el más poderoso conglomerado nacional de comunicación, con liderazgo absoluto en la televisión y ubicado entre los primeros en los sectores de radios, diarios y revistas.
Con varias empresas operando a pérdida, en especial la de televisión para abonados por cable, el grupo Globo necesita capitalizarse para mantener la estrategia de ampliación de su hegemonía nacional, después de lanzar o adquirir varias publicaciones en los últimos años.
La posibilidad de participación minoritaria del capital extranjero fortalece a los medios de comunicación sin que se pierda el control nacional, tal como ya ocurre en los países industrializados, argumentaron las asociaciones empresariales del sector.
Además se corrige un desequilibrio, ya que los medios tradicionales, como diarios, revistas y televisión abierta, se enfrentan en desventaja con la competencia de nuevos medios, como la televisión por satélite y la red mundial informática Internet.
Los nuevos medios operan sin fronteras y cuentan con el mercado internacional de capitales, observaron en una declaración conjunta las asociaciones de diarios, revistas y emisoras de radio y de televisión.
Un problema previsible es la mayor concentración del poder del sector en manos de la televisión abierta, especialmente de la ya hegemónica Red Globo. En Brasil no existen leyes que impidan la formación de monopolios entre los medios, como sí los hay en Estados Unidos y en países europeos.
Con el control accionario y de contenido asegurado a los socios nacionales, el inversionista extranjero será atraído sólo por la perspectiva de obtener utilidades. En este caso, aplicarán su dinero en las empresas más fuertes y lucrativas, no en la recuperación de las que más necesitan sus aportes. (FIN/IPS/mo/mj/cr/01