COMERCIO-AMERICA: Arancel de hipocresía contra EE UU

Es necesario crear una «arancel de la hipocresía» en el comercio mundial, que gravaría a países como Estados Unidos en beneficio de naciones no proteccionistas, según el dirigente agrícola brasileño Gilman Viana Rodrigues.

La llamada «vía rápida» para facilitar las negociaciones comerciales al presidente estadounidense George W. Bush, como fue aprobada por la Cámara de Representantes y una comisión del Senado, sólo tuvo el efecto «positivo» de «desnudar la verdad» sobre la posición de ese país respecto del ALCA, dijo Rodriguez.

La versión aprobada en la cámara baja la semana pasada no concede carta blanca a Bush para firmar acuerdos como el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), sino que condiciona la negociación de 297 productos «sensibles», casi todos agrícolas, a exámenes previos de comisiones parlamentarias.

Rodrigues, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Confederación Nacional de la Agricultura, entiende que ni el Congreso ni el gobierno de Estados Unidos quieren el acuerdo continental, que debería estar definido en 2005.

El dirigente agrícola señaló a IPS que Estados Unidos debería pagar un arancel de 110 por ciento por la hipocresía en materia comercial.

Las autoridades brasileñas también rechazaron las condiciones impuestas por legisladores de ese país para autorizar a Bush a negociar acuerdos comerciales, sin riesgo de modificaciones parlamentarias parciales en el futuro.

«Así no es viable», dijo el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, mientras que los diputados aprobaron una moción recomendando al Poder Ejecutivo retirarse de las negociaciones del ALCA.

La intención es presionar a Washington para que revise la Autoridad de Promoción Comercial, como se llama ahora la «vía rápida», aún pendiente de votación en sesión plenaria del Senado.

Tales restricciones afectan muchas exportaciones brasileñas, como las de carne, azúcar y jugos de naranja, lo cual explica la «inviabilidad» del libre comercio, como indican Cardoso y su ministro de Agricultura, Marcus Pratini de Moraes.

Brasil no podrá negociar si se mantienen las barreras agrícolas, porque sin contrapartida no podrá abrir su mercado en otros sectores, observó Pratini de Moraes, defendiendo a la vez la necesidad de una firme respuesta conjunta del Mercosur.

Las esperanzas de que los senadores estadounidense ablandasen las condiciones impuestas por la Cámara de Representantes se disiparon el miércoles, cuando la Comisión de Finanzas del Senado amplió el proteccionismo.

Ese grupo del Senado hizo más rígida aún la legislación comercial y exigió un seguimiento de las condiciones de trabajo en los países miembros de futuros acuerdos.

Aunque se destruyeron nuevas ilusiones, no se interrumpen las negociaciones para crear el ALCA, apuntaron, sin embargo, Rodrigues y diplomáticos. Los primeros pasos son siempre cautelosos, previendo canjes de concesiones en un largo proceso, razonó un embajador experimentado.

El proceso debe enfrentar mayores dificultades y demoras, porque los demás países también tratarán de resguardar su producción, ofreciendo mínimos resquicios de sus mercados, observó Sergio Amaral, un embajador convertido en ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.

Las negociaciones son inevitables, al menos «hasta que Estados Unidos asuma formalmente que no quieren proseguirla», pues «un ALCA sin la participación de Brasil, aunque defectuoso», le causaría mucho daño a este país, sentenció Rodrigues.

A Brasil sólo le interesa «un ALCA justa», es decir un libre comercio de hecho, que no excluya sus productos más competitivos, acotó.

Pero excluirse del bloque, si este se concreta, representa un alto costo, porque se perderían exportaciones para los países miembros, favorecidos por la reducción arancelaria entre los socios.

La decisión de la Cámara de Representantes estadounidense, si es ratificada por el Senado, hará que la creación del ALCA dependa más aún de la nueva rueda de negociaciones multilaterales de la Organización Mundial de Comercio (OMC), aprobada en noviembre en la conferencia ministerial de Doha, la capital de Catar, observó Rodrigues.

La resistencia de Washington en abrir el mercado nacional también alienta el mantenimiento del proteccionismo agrícola de la Unión Europea, trabando el acercamiento de ese bloque al Mercosur (Mercado Común del Sur, conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) en negociaciones comerciales iniciadas este año.

En un proceso global, son mayores las posibilidades de avances en la reducción de las barreras y subsidios agrícolas, como se comprometieron todos los países miembros de la OMC, porque los acuerdos no estarán sujetos a los condicionamientos del parlamento estadounidense, según Rodrigues.

Pero entre expertos internacionales y diplomáticos brasileños existe el temor de que la decisión del Congreso de Estados Unidos afectará también la ronda de la OMC, al dificultar una liberalización del comercio agrícola, el punto que más interesa a los numerosos países en desarrollo.

Las votaciones y los debates entre los parlamentarios representaron un retroceso en relación a la posición de Washington en Doha, aceptando negociar las cuestiones agrícolas y revisar sus reglas antidumping (contra comercio desleal), que bloquean muchas importaciones.

El representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, fue duramente criticado por las «concesiones» hechas en la Conferencia de la OMC, que contribuyeron a la aprobación de la nueva rueda global de negociaciones. (FIN/IPS/mo/dm/if/01

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