COLOMBIA: Año nuevo con diálogo de paz

Empresarios, religiosos y políticos de Colombia pidieron al gobierno y a las insurgentes FARC que demuestren con hechos concretos y soluciones de fondo su voluntad de paz, cuando reanuden su diálogo los días 3 y 4 de enero.

El comisionado para la Paz del gobierno, Camilo Gómez, dijo confiar en que a partir de la reunión de la próxima semana se normalice el proceso de negociación, «como es el anhelo de todos los colombianos».

«Lo más importante es que se produzca el destrabamiento del proceso», afirmó Gómez.

El funcionario indicó que en la reunión deberá considerarse, entre otros asuntos, la posible tregua prevista en el Acuerdo de San Francisco firmado en septiembre, la agenda de 12 puntos en torno de la cual giran las negociaciones desde 1999 y la realización de una cita de alto nivel propuesta por las FARC.

El acuerdo para realizar la reunión de la semana próxima, que reactivará las conversaciones suspendidas desde el 17 de octubre, fue alcanzado por el comisionado Gómez y el líder de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), Manuel Marulanda.

La reunión es la mejor noticia para terminar el año y comenzar 2002, dijo Jorge Arbeláez, presidente del Comité Intergremial de Antioquia, segunda organización empresarial de este país.

Todos los colombianos aspiran a que éste sea un proceso definitivo, «sin importar si hay que andar un largo camino, con sacrificios de todo orden en los diferentes estamentos de la sociedad, para alcanzar la paz», afirmó Arbeláez.

Lo fundamental es que el proceso «sea continuo y (que) se logren avances con voluntad y propósitos reales de paz de las partes», sostuvo.

Por su parte, el arzobispo católico Pedro Rubiano, de la Conferencia Episcopal, sostuvo que la reunión debe tener como única finalidad «buscar soluciones y no dilatar los temas puntuales del proceso» de negociación.

Rubiano consideró necesario un acuerdo que proteja a la población civil de los secuestros, asesinatos y violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidos por guerrilleros.

La candidata presidencial Nohemí Sanín, líder de un movimiento multipartidario, dijo esperar que la FARC «le devuelvan al país el cumplimiento de la palabra empeñada y entreguen razones de peso para recuperar el optimismo».

Mientras, el candidato presidencial del gobernante Partido Conservador, Juan Restrepo, dijo que los tres años y medio que lleva el proceso son suficiente para que terminen las discusiones sobre procedimientos y comiencen las negociaciones y de fondo.

Otro candidato presidencial, el ex sindicalista Luis Garzón, abanderado de una alianza izquierdista, dijo que haber incluido en la agenda de la próxima reunión la posible tregua «es lo mejor que le ha podido pasar al proceso de paz, que venía con señales de agotamiento».

Vladimiro Naranjo, ex juez e integrante de la Comisión de Notables que asiste al presidente Andrés Pastrana y a las FARC en el diálogo, dijo a IPS que recibió la noticia de la reunión «con natural complacencia.

Naranjo tiene «esperanza en que esta reunión conduzca realmente a pasos efectivos hacia la paz, el objetivo que los colombianos desean».

El ex juez afirmó que las conversaciones, iniciadas en 1999, se han prolongado demasiado y que «es la hora de las grandes definiciones». «Ojalá que en un plazo muy breve se produzcan resultados concretos», concluyó.

Un de los propósitos de la reunión es dar cumplimiento al Acuerdo de San Francisco, en el que la partes se comprometieron en septiembre a estudiar el cese del fuego propuesto a de cese a la mesa de diálogo por la Comisión de Notables.

Naranjo indicó que la propuesta prevé una tregua bilateral de seis meses en principio prorrogable, durante los cuales las FARC deberán comprometerse a no secuestrar, asaltar poblaciones, atentar contra la infraestructura energética y vial ni utilizar armas no convencionales.

De acuerdo con la iniciativa, la organización guerrillera deberá acatar la normas del derecho internacional humanitario, que protege a la población civil afectada por conflictos internos.

En opinión de Naranjo, son cada vez más los colombianos que ven el diálogo de paz con pesimismo, pues cada vez que se anuncian pasos esperanzadores se registran actos de guerra que desacreditan la voluntad de paz de las partes.

Pastrana se embarcó con las FARC, principal organización guerrillera colombiana, en una negociación considerada la prioridad de su gobierno iniciado en enero de 1999.

Ambas partes establecieron una agenda de negociación de 12 puntos de los cuales aún no se ha logrado acuerdo en ninguno.

La última interrupción del diálogo fue decidida unilateralmente por las FARC y anunciada el 17 de octubre, a causa de las restricciones del gobierno a las actividades en la zona desmilitarizada del sudeste colombiano donde se realiza la negociación.

El gobierno aumentó los controles al acceso de personas a la zona de 42.000 kilómetros, utilizada por los guerrilleros, según organismos de seguridad, para fortalecerse militarmente, ocultar secuestrados y realizar negocios con narcotraficantes. (FIN/IPS/yf/mj/ip/01

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