El Parlamento de Canadá comenzó a debatir el presupuesto nacional, que incrementa gastos militares y de seguridad, a expensas de la salud, la educación y la asistencia internacional, afirmaron opositores y organizaciones humanitarias.
«Nuestro propósito es claro: proteger a los canadienses, mantener fuera a los terroristas y nuestras fronteras abiertas», dijo el martes el ministro de Finanzas, Paul Martin, ante la Cámara de los Comunes.
El proyecto del Poder Ejecutivo prevé un incremento de 5.000 millones de dólares para reforzar la seguridad nacional en los próximos cinco años, de los cuales 1.500 millones se destinarían al control de los vuelos comerciales, en sintonía con las medidas que adoptó Estados Unidos luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
El gobierno prevé un asignación extraordinaria anual de 1.000 millones de dólares para la policía y las agencias de inteligencia, 750 millones de dólares para el ejército y 630 millones para ajustar los controles sobre la población inmigrante y los refugiados.
Martin aseguró que el proyecto de gastos e ingresos es equilibrado y no requerirá aumentos impositivos, excepto por una sobretasa de ocho dólares a los pasajes aéreos, destinada a financiar los gastos en seguridad aérea.
«El bienestar de Canadá y los canadienses a largo plazo depende del éxito de la seguridad humana global, la prosperidad y el desarrollo», afirma el proyecto.
La mayoría de las críticas, a las que se sumaron los gobernadores de ocho de las diez provincias, se refieren a la ausencia de aumentos en prioridades nacionales, como el sistema nacional de salud.
Este proyecto no ofrece «seguridad para la población sin hogar», ni «seguridad para los desempleados», sostuvo Alexa McDonough, jefa de la bancada del opositor Nuevo Partido Demócrata, quien reclamó un paquete de estímulo a la economía de 6.000 millones de dólares.
«Nuestras opciones reflejan una clara evaluación de lo que podemos y lo que no podemos hacer», contestó Martin.
«¿Qué clara evaluación se refiere a 1,3 millones de niños y niñas en la pobreza, dos millones de familias en viviendas inadecuadas y 6.000 canadienses que mueren por año debido a la contaminación del aire?», fue la réplica de McDonough.
Por otra parte, el presupuesto asigna apenas 250 millones de dólares a la asistencia internacional de los próximos tres años, y prevé 320 millones para el Fondo Africano, un compromiso asumido por el primer ministro Jean Chrétien al ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, cuando éste visitó el país en noviembre.
Sin embargo, este fondo sólo se materializará si el Estado mantiene el equilibrio entre gastos e ingresos. Cualquier desembolso extraordinario o caída de ingresos puede determinar la suspensión de la ayuda a Africa.
El parlamentario opositor Stockwell Day criticó la ausencia de detalles sobre el Fondo Africano, al que calificó de «indefinido» y aseguró que la ayuda exterior «suele ir a países sumidos en la corrupción».
Los desembolsos previstos para Africa se originaron en el compromiso asumido por Chrétien y otros líderes del Grupo de los Ocho países más poderosos (que integran además Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) para impulsar el desarrollo africano.
«Así como invertimos en nuestro futuro, también debemos reconocer nuestras obligaciones con los más necesitados fuera de fronteras», sostuvo Martin.
«¿Qué tipo de ejemplo da Canadá al autorizar apenas 250 millones en asistencia y en el mismo presupuesto destinar 1.000 millones de dólares (por año) creando un ficticio sentido de seguridad?», se preguntó la Organización Católica para el Desarrollo y la Paz, en un comunicado.
No obstante, el paquete de ayuda incluye un incremento de 80 millones de dólares para la Agencia Canadiense Internacional para el Desarrollo. «Es real, aunque moderado, y seguramente tendrá un buen resultado», opinó Gerry Barr, presidente del Consejo para la Cooperación Internacional.
A pesar de que ninguno de los supuestos secuestradores de los aviones estrellados el 11 de septiembre en Nueva York y Washington ingresaron desde Canadá, el gobierno de Estados Unidos criticó las leyes de inmigración canadienses y desplegó tropas de la Guardia Nacional en la frontera común.
Las medidas afectaron el turismo transfronterizo y las vitales exportaciones canadienses.
Las iniciativas de seguridad son «oportunas y necesarias», pero el gobierno debería incrementar sus desembolsos a las provincias para la atención de salud, estimó Mike Harris, gobernador de Ontario, la provincia más grande del país.
El presupuesto federal de salud forzará el déficit de ocho provincias, sostuvo Harris. (FIN/IPS/tra-eng/mb/aa/dc/if dv/01