/Boletín especial/ VENEZUELA: La ofensiva de la oposición

La popularidad de Hugo Chávez, quien cumplirá en febrero tres años en la presidencia de Venezuela, está en descenso, mientras aumenta la polarización en torno de su «revolución social bolivariana».

Chávez deberá afrontar en 2002 la continuidad de las protestas iniciadas en 2001 por sindicatos y empresarios y que, según analistas, no persiguen el fin de obligarlo a abandonar el poder sino a cambiar el rumbo de su gobierno.

Hoy, 47 por ciento de los entrevistados por la encuestadora privada Consultores 21 apoyan la gestión de Chávez, una proporción importante pero mucho menor al respaldo que el mandatario tenía al comenzar su gobierno.

En 1999, cuando 80 por ciento de los encuestados por Consultores 21 aprobaba la gestión de Chávez, y en 2001, cuando lo apoyaba 62 por ciento, el presidente salió triunfante de siete procesos electorales enmarcados en un proceso de reforma constitucional y de renovación de autoridades.

Pero Chávez sufrió su primer fracaso en las urnas en octubre de 2001, en las primeras elecciones internas de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, dispuestas por la nueva constitución bolivariana.

Altos funcionarios niegan que la caída de la popularidad de Chávez sea un problema serio, porque el mandatario conserva un «núcleo duro» de respaldo. La contrapartida es una «intransigente» oposición.

No obstante, incluso el «núcleo duro» chavista se redujo, entre abril de 2000 y noviembre último, de 26 a 18 por ciento de los 1.500 entrevistados periódicamente en 37 ciudades por Consultores 21. En el mismo periodo, el «rechazo duro» creció de 28 a 42 por ciento de los encuestados.

El descenso de la popularidad de Chávez no debe llevar a la oposición a cantar victoria aún, sostuvo el analista político Federico Welsch. «Hay Chávez para rato. El presidente cuenta con un apoyo duro, de alrededor de 15 por ciento. Ellos lo apoyan sin tomar en cuenta las razones ideológicas», dijo.

Pero «el círculo vicioso entre las grandes expectativas puestas en la capacidad de una persona y la frustración por no verlas realizadas se ha abreviado de una forma alarmante», apuntó el politólogo y sacerdote católico jesuita Arturo Sosa.

«Una de las razones es, sin duda, lo exagerado e individualizado de las expectativas que se pusieron en la actual dirigencia», agregó Sosa.

Otro fenómeno, coincidieron Welsch y Consultores 21, es la ausencia de un liderazgo político opositor desde febrero de 1999, cuando Chávez asumió el gobierno y puso punto final a 40 años de alternancia en el poder de los partidos Acción Democrática, socialdemócrata, y COPEI, socialcristiano.

Cuarenta y ocho por ciento de los entrevistados por Consultores 21 contestaron, tanto en abril de 2000 como en noviembre de 2001, que no identifican un liderazgo alternativo al de Chávez.

Según el sondeo de Consultores 21, en noviembre de 2001, los encuestados eligieron como el «principal cambio» que esperan del gobierno una política oficial de empleo, con 34 por ciento, seguido por acciones de seguridad ciudadana (15 por ciento).

Mientras, 27 por ciento de los entrevistados consideraron lo más negativo del presidente sus largos discursos e intervenciones públicas y 16 por ciento que el jefe de Estado viaja demasiado al exterior.

Chávez, sin embargo, no da señales de escuchar estas críticas o las que le hacen otros sectores, como el empresarial.

La principal organización nacional de empresarios, Fedecámaras, convocó una inédita paralización de actividades el 10 de diciembre a la que adhirió la Confederación de Trabajadores de Venezuela para exigir la rectificación oficial en un conjunto de leyes dictadas por el presidente.

Chávez elaboró y sancionó las leyes con autonomía gracias a las facultades especiales que le otorgó el Poder Legislativo para ello.

«Al presidente no le hacen falta los empresarios para llevar adelante el proceso. Los empresarios se pueden ir, no nos hacen falta, si en 40 años no han beneficiado al pueblo», dijo a IPS Freddy González, un profesional que trabaja por cuenta propia.

«Es que a Chávez no lo dejan gobernar. El tiene apenas tres años (en la presidencia) y recibió un país destrozado por los gobiernos anteriores», comentó por su parte Yolanda Vega, una ama de casa del centro de Caracas.

Estas opiniones son una muestra del respaldo «duro» del cual goza aún Chávez. En el reverso están quienes lo consideran «loco» e «inepto». Unas y otras están marcadas por la polémica personalidad del presidente y no necesariamente por razones políticas de fondo.

Welsch sostuvo que no existe una ideología política que identifique al movimiento de Chávez. «Hay una dosis de bolivarianismo, pero no se sabe exactamente qué significa eso», dijo.

Según Welsch, Chávez es «un líder carismático que ha sabido utilizar símbolos que la gente cree entender», como al prócer independentista Simón Bolívar, de cuyo nombre procede el calificativo «bolivariano» que el presidente venezolano le da a sus ideas, obras y acciones.

En medio de un ambiente político de enfrentamiento, Chávez se prepara para el tercer aniversario de su llegada al poder, que en febrero de 2002 coincidirá con el primer decenio del intento de rebelión que encabezó como militar activo y que luego lo catapultó a la arena política. (FIN/IPS/ac/mj/ip/01

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