/Boletín especial/ PRODUCTOS BASICOS: 2001, la odisea de los precios

Los productos básicos, principal fuente de ingreso de los países en desarrollo, vieron caer sus precios este año de la mano del estancamiento de la economía mundial, reproduciendo así una vez más el fenómeno del deterioro de los términos de intercambio.

Las principales materias primas agrícolas y mineras sufrieron, con escasas excepciones, las consecuencias de la menor demanda de los mercados consumidores del Norte, como consecuencia de una contracción del crecimiento, que se intensificó a partir de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Los fundamentalistas islámicos que estrellaron aviones de pasajeros contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y el Pentágono (sede del Departamento de Defensa), en Washington, hicieron blanco a la vez en los mercados bursátiles y desde ahí en el intercambio mundial de mercancías.

El 2001 comenzó con un cauteloso optimismo, pues desde fines de 2000 se advertía la desaceleración de la economía de Estados Unidos, pese a que el crecimiento de ese lapso contribuyó a que se dieran prácticamente por superados los efectos de la llamada crisis asiática, iniciada en julio de 1997.

En 2000, Estados Unidos tuvo una tasa de crecimiento del producto interno bruto de cinco por ciento, en tanto la economía mundial se expandió en cuatro por ciento, con un motor poderoso, el comercio internacional, que creció 12 por ciento en el mismo periodo.

Sin embargo, a medida de que 2001 avanzaba, las señales de la economía estadounidense se hacían cada vez más preocupantes, hasta que sólo este mes se reconoció que el país estaba «técnicamente» en recesión desde marzo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió el fuerte enfriamiento del comercio y, en especial, de las exportaciones, en su estudio económico anual sobre la región, que dio a conocer en su sede de Santiago de Chile a comienzos de septiembre, días antes de los atentados en Estados Unidos.

Cepal, con base en cifras del primer semestre, consignó una disminución de casi cuatro por ciento de los precios en dólares de los minerales y metales exportados por la región, respecto de las cotizaciones promedio de 2000.

Los precios hasta entonces habían caído cinco por ciento en el caso del cobre, siete por ciento el estaño, 12 el zinc y nueve por ciento el acero.

En tanto, la cotización del aluminio estaba estancada, la del plomo había subido imperceptiblemente y la del mineral de hierro constituía la excepción, con un incremento de cinco por ciento.

Al margen del petróleo, que es un capítulo aparte en el elenco de las materias primas, ya en el primer semestre el café había perdido 25 por ciento de su valor respecto de 2000, en una caída calificada de «vertiginosa» por Cepal.

Como señales positivas, hasta ese momento, el precio del banano se había recuperado 40 por ciento, respecto del año anterior, 17 por ciento el valor del azúcar y 12 por ciento el del trigo.

Los aumentos de los precios no significaron un beneficio neto para los exportadores, como consecuencia de las restricciones comerciales de los países del Norte a sus productos.

En un informe divulgado en mayo, la organización humanitaria Oxfam denunció que los 49 países más pobres del mundo pierden al año ingresos por 2.500 millones de dólares, a raíz de las trabas al comercio de sus productos en el mundo industrializado.

El proteccionismo y los subsidios agrícolas concentraron los debates más intensos durante la cuarta conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), realizada en noviembre en Doha, la capital de Qatar.

Estados Unidos y la Unión Europea se comprometieron en Doha a desmontar de manera gradual sus subsidios agrícolas.

Mientras, y por efecto de los ataques del 11 de septiembre, se producían renovados retrocesos en los precios de los productos básicos, en tanto los organismos internacionales corregían sus proyecciones sobre el desempeño de la economía mundial en 2001.

El banano logró mantener un comportamiento positivo, con cotizaciones a comienzos de diciembre en Nueva York en torno a nueve dólares por caja.

Pero los demás productos no tuvieron el mismo tratamiento. Así se evidenciaron luego del 11 de septiembre caídas para el azúcar, mientras el café mantuvo su declinación.

Las autoridades de Cuba dijeron el 26 de octubre que la merma de los precios del azúcar y del níquel, sus dos productos medulares de la canasta exportadora, eran una consecuencia directa de la caída de las torres gemelas de Nueva York.

En febrero, el azúcar de caña se cotizaba en Nueva York a 10 centavos de dólar la libra de 450 gramos, el doble del valor registrado a comienzos de 2000, pero para diciembre de este año el precio era de 7,17 centavos de dólar la libra.

El café acentuó su crisis de precios, considerada la más grave en 10 años. La cotización del quintal (46 kilogramos) del grano, que era de 75 dólares en enero, había caído a los 45 dólares a fines de octubre.

El precio del cobre, que en 2000 marcó un promedio de 82,29 centavos de dólar la libra, tuvo durante este año un comportamiento hacia la baja, que se intensificó luego del 11 de septiembre.

El 7 de noviembre, la libra de cobre se cotizó en la Bolsa de Metales de Londres a 59,8 centavos de dólar, en su precio más bajo desde el 26 de noviembre de 1981.

La Corporación del Cobre de Chile, el mayor productor mundial del metal, anunció el 6 de diciembre recortes en su producción para 2002 de 100.000 toneladas, luego de decisiones en el mismo sentido de otras compañías.

El próximo año habrá 650.000 toneladas menos de cobre en el mercado mundial. Lo cual significa un retroceso de cinco por ciento respecto de este año. Es el costo de la contracción de la economía y de su impacto sobre los productos básicos. (FIN/IPS/ggr/dm/if/01

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