(Arte y Cultura) TELEVISION-ARGENTINA: Fábrica de estrellitas pop

La fórmula aplicada en Argentina es sencilla: convocar a miles de adolescentes mujeres que adoren bailar y cantar, seleccionar a las mejores en un concurso que se puede seguir por televisión y por Internet, y formar un grupo de música pop que tarda pocos meses en alcanzar un éxito seguro.

El fenómeno «Popstars» consiste en el proceso mismo de construcción de una banda, que representa para miles de adolescentes la ilusión de ver realizado un sueño de Cenicienta, al pasar del hacinamiento del «casting» a ver sus rostros en la televisión, el teatro y hasta en las calles de Buenos Aires.

Argentina se convirtió este año en el primer país en desarrollo que realiza con éxito la receta mágica y millonaria ya probada en Japón, en Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos e Italia.

Lejos de las historias románticas de jóvenes y adolescentes que se reunían en forma espontánea para componer, tocar música o cantar hasta ser descubiertos por un productor en algún bar de los suburbios, «Popstars» está concebido como una industria a partir de una materia prima dispuesta.

Más de 2.700 adolescentes se reunieron en un estadio en Argentina para probar suerte cantando y bailando sobre el escenario. Tras sucesivas elecciones, quedaron solo cinco. En el medio, un canal de televisión de aire —Azul TV— y otro de cable — Disney Chanel— ofrecían al público seguir el proceso.

«A mí también me gustaría ser una estrella», confiesa a IPS Lorena Gómez, de 13 años. Lorena espera su turno para conseguir entradas para algún espectáculo del grupo Bandana, formado en el proceso «Popstars» de Argentina.

Bandana debutó con cinco recitales, todos ellos con el teatro repleto de niñas y adolescentes que quieren ser como sus cinco integrantes.

Las cantantes son muy distintas entre sí. Cuatro son argentinas, procedentes de distintos lugares del país, con distinta preparación, instrucción y estilos. La quinta es colombiana. «Es como un cuento de hadas», compara una de ellas al ver sus rostros transformados en la marquesina del teatro.

Las frases que aluden al sueño cumplido parecen calcadas de las de otras adolescentes y jóvenes en países en que también se aplicó, paso a paso, la receta que da como resultado un producto estereotipado pero exitoso en ventas, y no solo de discos sino también de derechos televisivos, revistas y productos asociados.

Las británicas Spice Girls también eran aspirantes a estrellas que se presentaron en 1994 a una convocatoria de una revista que pedía chicas que cantaran y bailaran, de entre 18 y 23 años, que fueran extravertidas y ambiciosas. Dos años después, las seleccionadas eran conocidas en todo el mundo.

El jurado que selecciona a las ganadoras se integra por cantantes profesionales, coreógrafos y productores de grupos musicales y programas de televisión. Algunos de ellos son los mismos que después «entrenan» a las elegidas, les componen las canciones que cantarán y las acompañan hasta la cima.

El primer antecedente del fenómeno «Popstars» de Argentina se registró en la década pasada, en Japón, cuando un programa de televisión citó a muchachas que acudieron por miles. Se formó así el grupo Morning Masume, cuyas canciones se mantuvieron en los primeros lugares de las listas de ventas durante un año.

El grupo Bardot fue la secuela en Australia, y lo siguió Hearsay en Gran Bretaña, el único que alteró apenas la fórmula e incluyó a dos varones en el quinteto.

La canción más famosa de Hearsay, «Puro y simple», vendió 600.000 copias en su país y se colocó segundo después de «Candle in the Wind», un éxito de los años 70 adaptado por su propio autor, Elton John, en homenaje a la princesa Diana.

En Italia, las cinco chicas de entre 19 y 25 años fueron seleccionadas entre 6.000. Su primer canción, «Down, down, down», se transformó en disco de platino en unos días, al igual que ocurrió en Argentina con Bandana.

Y así sigue el fenómeno «Popstars». En Alemania se llaman No Angels, en Estados Unidos Eden Club y en Canadá Sugar Jones. Siempre cinco chicas, posando juntas para la foto pero ofreciendo distintos rostros, maquillajes y vestidos, en definitiva una multiplicidad de personalidades con las que identificarse.

La mayoría de los seguidores de Bandana son niñas de entre dos y 15 años, y cada una de las cantantes tienen, además, sus propios fanáticos. «A mí me gusta Ivanna», «yo adoro a Lourdes», «(me) muero por Valeria», claman las chicas por correo electrónico en las páginas de Internet de «Popstars».

Muchas de ellas se preparan para competir en la próxima edición, a la espera de cumplir el sueño de alcanzar el éxito en unos pocos meses, y no necesariamente de convertirse en una estrella fugaz. (FIN/IPS/mv/mj/cr/01

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