La poesía celebró su tradicional semana internacional en Venezuela, que por primera vez abarcó a otras dos ciudades además de la capital, con alusiones a los retos de la creación literaria para crear «otro mundo» en este momento difícil que vive la humanidad.
«La poesía tiene un sentido profundo. A las torres de palabras no las derriba un avión», dijo el escritor uruguayo Rafael Courtoisie, en referencia a la ola bélica que cubre el mundo desde el 11 de septiembre, cuando se registraron los atentados terroristas en Nueva York y Washington.
Courtoisie fue uno de los ocho literatos extranjeros que se unieron a dos docenas de colegas venezolanos en la IX Semana Internacional de la Poesía, que entre el 25 y el 30 de noviembre se desarrolló en cinco espacios culturales de Caracas, en la occidental ciudad de San Felipe y en el oriental Puerto La Cruz.
La cita literaria ha sido organizada desde 1986 por la Casa de la Poesía, una entidad cultural que promueve la creación y la publicación de este género literario con la asistencia financiera de un banco y de varias instituciones públicas.
Entre los poetas invitados, además de Courtoisie, figuraron el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, el chileno Pedro Lastra, el español Luis Muñoz, el italiano Milo de Angelis y el mexicano Eduardo Hurtado.
«Frente a la violencia que derriba aquí y allá aviones o que bombardea ciudades y mata niños, los monumentos de las palabras exhiben un camino alternativo», apuntó Courtoisie, en referencia a la coyuntura internacional que rodeó al encuentro entre poetas y creadores.
«Los poemas están hechos de otro tipo de poder, de un poder que no se ostenta, no se hace visible ni oprobioso, pero que en definitiva es un poder más sutil y duradero», añadió el autor de «Umbría», compuesto por una pequeña novela y algunas narraciones breves.
El escritor uruguayo explicó que en esas narraciones existe «una pulsión poética» y se mostró contrario a la división entre géneros.
«Es una decisión arbitraria, una frontera que erigen las academias o los críticos y no suele ser una frontera real en algunos casos», comentó.
La IX Semana Internacional de la Poesía logró captar el interés del público en los distintos espacios en que se desarrolló y, en general, las actividades fueron bien recibidas por la crítica especializada.
Se realizaron recitales, talleres como «La poesía o la lucha a muerte contra el lugar común», dictado por el poeta peruano Antonio Cisneros, se presentaron varios libros y se promovió el «Festival de Jóvenes Poetas», un espacio para las noveles voces.
«Nuestro equipo combinó fe y pasión para que los venezolanos puedan ver lo que no se ve», aseveró Santos López, presidente de la Casa de la Poesía y principal responsable del encuentro, que por primera vez se lleva de forma simultánea a otras ciudades venezolanas, además de Caracas.
En tanto, el poeta mexicano Eduardo Hurtado, insistió en presentar la poesía y la creación literaria en general como una opción para «demorar el fin del mundo», que a su juicio está sucediendo con los enfrentamientos bélicos de la actualidad y con la destrucción de la propia naturaleza.
«Vivimos el fin del mundo en muchos sentidos, no solamente desde el punto de vista de la destrucción plena y absoluta del hombre por el hombre. Vivimos el fin del mundo desde el sentido del desgaste del planeta que habitamos», recalcó Hurtado.
El escritor mexicano coincidió con su colega Courtoisie al criticar la división entre géneros. «Empiezo a cuestionarme si eso que llaman prosa existe realmente. Si existe está en las notarías y en las recetas médicas. En cuanto alguien escribe y tiene una intención estética, creo que hace poesía», puntualizó.
Hurtado agregó que como poeta no puede desligarse de la realidad que le rodea ni de la situación de conflicto que vive el mundo.
«El poeta no se caracteriza, y menos el poeta moderno, por tener la conciencia tranquila (…) En estos tiempos una conciencia aguda, despierta y atenta no está captando precisamente cosas que lo serenan a uno», dijo.
Al mirar el papel de la poesía en este contexto, Hurtado aseveró que «definitivamente la poesía demora el fin del mundo».
Para el poeta mexicano, «la poesía crea mundo dentro de este mundo y, al crear mundo, nos da la posibilidad de tener un lugar más habitable y más perdurable para la conciencia». (FIN/IPS/ac/dm/cr/01
