La alocada odisea en Londres de un joven inmigrante que busca una habitación donde vivir, una chica para casarse y un trabajo seguro antes de que expire su visa es el hilo conductor de última comedia del director egipcio Jaled El Hagar.
Entre documentales e historias serias sobre la dispersión de los africanos alrededor del mundo, la película «Un cuarto para alquilar» es la opción distinta en el IX Festival de Cine de la Diáspora Africana, que se desarrolla hasta este domingo en Nueva York.
En el festival se presentan más de 50 películas de 20 países.
«Quería abrir el festival con una comedia. La gente piensa que los africanos no tenemos sentido del humor. No es cierto. Tenemos un excelente humor», dijo el director del festival, Reinaldo Barroso.
«Un cuarto para alquilar» es una obra casi autobiográfica de El Hagar, quien fue inmigrante en Gran Bretaña.
«Esta película fue prohibida en Egipto porque habla sobre la homosexualidad y la reencarnación. Mi película anterior, 'Dios entre nosotros', también había sido prohibida porque trataba del amor entre una persona árabe y otra judía, lo que fue considerado proisraelí», señaló el cineasta.
«A la derecha no le gustó mi última película, pero fue bien recibida por la izquierda. Muchos piensan que la experiencia de un inmigrante es triste, pero la mía no fue así», añadió.
En el filme, Alí (interpretado por Said Taghmaoui) es un egipcio cuya visa de estudiante está a punto de vencer. Desesperado por quedarse en Londres para convertirse en escritor, protagoniza insólitas aventuras en busca de un lugar donde pasar la noche.
Alí es un oportunista que va de un lado a otro bajo la lluvia con una pecera en que lleva a su pececillo dorado. En su odisea, comparte habitaciones con un homosexual sadomasoquista y con otro inmigrante egipcio que no lo deja dormir con sus ronquidos.
Además, el intrépido joven tiene una aventura amorosa con una mujer casada, luego descubierta por el esposo engañado.
«La mayoría de los personajes son marginados. Se necesitan unos a otros. Como inmigrante, empiezas desde lo más bajo, y éste es el tipo de personas con que tratas. Es muy raro que te relaciones con personas de clase media», dijo el director.
El estudiante asiste al funeral de la madre de su amigo homosexual y conoce al enajenado padre, quien, convencido de que Alí es la pareja de su hijo, le pide que cuide de él.
Para sobrevivir, Alí come palomas, enseña danza y posa al estilo de Lawrence de Arabia. Pero todas estas experiencias lo transforman en un hombre más maduro y fuerte.
Pronto se da cuenta de que la única forma de quedarse en Londres es casarse con una mujer blanca. Conoce a la fatal Lynda (interpretada por la actriz estadounidense Juliette Lewis), una hermosa rubia al estilo de Marilyn Monroe de la que se enamora.
Alí planifica una estrategia para que se convierta en su esposa. El joven escribe el guión de una película en la que Lynda será protagonista y se lo presenta a un director. Con el dinero del filme le pagará a la muchacha para que se case con él.
El estudiante llama por teléfono a su madre en Egipto y le anuncia que va filmar una película y que está interesado en casarse. Pero la película resulta un fracaso y los intentos de casamiento por conveniencia no se concretan nunca.
Entonces Alí se da cuenta de que su amor por Lynda era tan sólo una ilusión sobre el estereotipo de mujer occidental y que ocultó todo este tiempo su identidad egipcia. Alí sale intacto de su experiencia de inmigrante. (FIN/IPS/tra-eng/mh/ks/aa/rp-mj/cr/01