Sonia Braga, el mayor símbolo sexual femenino del Brasil de los años 70, regresó a la pantalla, en una versión sin censura de «Doña Flor y sus dos maridos», la película más taquillera en la historia del cine nacional.
Los 12 millones de espectadores que vieron la versión original, hace 25 años, fueron privados de algunas escenas de sexo, prohibidas por la censura del régimen militar que se prolongó de 1964 a 1985.
La reincorporación de menos de cinco minutos extendió la película a dos horas.
Eso da nuevas oportunidades de apreciar la sensualidad de Sonia Braga en el inicio de su madurez como intérprete, quien luego siguió estimulando la libido del público brasileño y extranjero en telenovelas como «Gabriela» y en otras películas nacionales y estadounidenses.
«Doña Flor y sus dos maridos» fue decisiva para dar relieve internacional a la figura de Braga y a la del entonces joven director Bruno Barreto, quien realizó varias películas en Hollywood.
El sexo es el tema central de la película, que cuenta la historia de una mujer, cocinera de platos típicos del nororiental estado de Bahía, fuertemente atraída por su primer marido, Vadinho, pese a tratarse de un pícaro adicto al juego sin escrúpulos ni fidelidad.
Tras la muerte por un ataque cardiaco de Vadinho, bien encarnado por José Wilker —también conocido actor de telenovelas— , Doña Flor aceptó casarse nuevamente con Teodoro, dueño de una farmacia, en busca de la seguridad y la austeridad que no tuvo su primer matrimonio.
Pero la vida aburrida, el sexo sin salsa, hecho como una obligación, con prisa y rigidez formal, la llevó a una solución inesperada: «resucitar» a Vadinho, que pasa a compartir la cama con la pareja, a pasear desnudo con su viuda por las calles e incluso dentro de la iglesia.
El relanzamiento de la película tuvo aires de gran producción, con 13 copias en exhibición, inicialmente en Río de Janeiro. Sus productores esperan atraer un buen número de espectadores en momentos en que faltan filmes taquilleros.
Los críticos consideraron, en general, que la película mantiene las buenas calidades que la convirtieron en un éxito en 1976 y que debe sostener el interés de los espectadores, pese a que algunas escenas, impactantes hace 25 años, ya no lo son hoy, ante el avance de las costumbres y la liberación sexual.
«Doña Flor y sus dos maridos» es un entretenimiento bien hecho, con música del célebre compositor e intérprete Chico Buarque de Holanda, y se basa sobre una novela de Jorge Amado, el escritor más popular de Brasil, fallecido en agosto.
Su trasfondo es Bahía, el estado brasileño de mayor influencia africana, cuya riqueza cultural se hizo más conocida internacionalmente tanto por la literatura de Amado como por las canciones de Caetano Velozo y Gilberto Gil, pero que posee una diversidad mucho más amplia.
El ritmo de «Doña Flor y sus dos maridos» puede parecer lento para la actual velocidad de la vida y de las últimas películas. Pero es el reflejo de la cultura bahiana, componente esencial de una obra que quiere transmitir la sensualidad, el humor, el afecto y el modo de ser brasileño, especialmente el de Bahía.
Por eso, se prolongan las imágenes de un juego de cartas, de la preparación de una comida, de conversaciones fútiles en los bares y de las calles históricas de Salvador, una de las principales capitales de Brasil.
La película representa bien el cine brasileño de los años 70, que procuraba comunicarse con el público e impulsar el desarrollo comercial de la cinematografía nacional, y que logró mejor que en otras épocas afrontar la invasión de los productos audiovisuales estadounidenses.
En aquellos años, la producción nacional logró conquistar 30 por ciento de la taquilla total del país. Hoy, esa participación no alcanza a ocho por ciento y un movimiento de cineastas, intelectuales, productores, técnicos y otras personas dedicadas al cine tratan de recuperar el terreno perdido.
Para eso se logró que el gobierno creara una Agencia Nacional del Cine y una nueva política para el sector, con fuentes adicionales de financiamiento.
Los 12 millones de espectadores alcanzados por «Doña Flor y sus dos maridos» en los años 70 parecen un récord definitivo. Las películas actuales que alcanzan un décimo de esa taquilla son hoy consideradas un enorme éxito en Brasil. (FIN/IPS/mo/mj/cr/01