AMERICA CENTRAL: Países toman medidas frente a armas pequeñas

Seis países de América Central acordaron medidas de control sobre el tráfico y posesión de armas pequeñas y livianas, en una conferencia celebrada este miércoles en la capital de Costa Rica.

Representantes de las cancillerías, las aduanas y los ministerios de seguridad aprobaron una estrategia para atacar la oferta y demanda de armas ilegales que llegan a manos de civiles, causantes de miles de muertes cada año en la región.

El plan tiene el objetivo de reducir un arsenal clandestino calculado en más de dos millones de armas en manos civiles y que, según las autoridades, originan inseguridad y violencia en toda América Central.

«Tras los conflictos bélicos, en América Central quedó una oferta muy grande de armas», justificó la vicecanciller de Costa Rica, Elayne Whyte, al anunciar el paquete de acciones.

Las medidas fueron acordadas en la «Conferencia de armas pequeñas y livianas en Centroamérica» realizada en San José desde el lunes hasta este miércoles en presencia de representantes oficiales y de la sociedad civil de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

El objetivo de la cita era implementar disposiciones establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la materia.

Entre las medidas acordadas figuran el aumento de las relaciones policiales transfronterizas, el inicio de un intercambio de información y la realización de trabajos conjuntos entre policías y aduanas.

Whyte añadió que la «gran oferta» de armas en América Central redujo el precio de las armas y aumentó el acceso del público a los arsenales del mercado negro.

En consecuencia, los países también acordaron unificar sus bases de datos y registros de armas, uniformar sus legislaciones nacionales y destruir las armas ilegales que sean decomisadas.

«También haremos campañas educativas dirigidas a la población para destacar los peligros que representan las armas pequeñas y livianas», indicó la vicecanciller Whyte.

Los especialistas destacaron que los países donde más circulan armas pequeñas y livianas ilegales son los tres del norte de América Central (El Salvador, Guatemala y Honduras).

Sólo en El Salvador, según datos oficiales, fallecen cada año 5.000 personas por balas procedentes de armas pequeñas, cifra que «equivale a todos los muertos por los atentados terroristas contra Estados Unidos» el 11 de septiembre, dijo a IPS Greg Puley, de la no gubernamental Fundación Arias para la Paz.

En todo el mundo, mueren 300.000 personas al año por esa causa.

Con la llegada de la paz tras largas décadas de guerras civiles en América Central, miles de armas utilizadas por las guerrillas y los ejércitos han pasado a manos de civiles, no sólo pequeñas sino también fusiles AK-47 y M16, cohetes RPG-7 y granadas de mano.

El proceso de desarme de los grupos armados de Nicaragua se registró entre 1990 y 1993, en El Salvador ocurrió a partir de 1992 y en Guatemala la desmilitarización se inició en 1996.

La organización no gubernamental Small Arms Survey señaló que entre 1945 y 2000 se fabricaron en el mundo alrededor de 347 millones de armas pequeñas y livianas.

Sólo el año pasado, la venta de armas pequeñas movilizó en el planeta cerca de 4.300 millones de dólares. Tres de cada cuatro armas livianas traficadas fueron fabricadas por los Estados Unidos.

«Es preocupante que 81 por ciento de las exportaciones anuales de armas sean fabricadas por los países miembros del Consejo de Seguridad» de la ONU, destacó la abogada Lara Blanco, directora de la Fundación Arias para la Paz.

Según datos de esta organización, fundada por el ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz Oscar Arias, 68 por ciento de las armas producidas por Estados Unidos se dirige a las naciones en desarrollo.

Las medidas acordadas por los seis países centroamericanos son parte de la puesta en práctica del Plan de Acción formulado en julio por la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas y Livianas.

La comunidad internacional está incorporando en su agenda el problema del armamento liviano, sostuvo el presidente de esa conferencia, el colombiano Camilo Reyes, quien asistió a la reunión en San José.

«La humanidad se había estado preocupando por el desarme nuclear, biológico y químico, pero ahora somos concientes de que las armas masivas más destructivas son las pequeñas y livianas», dijo Reyes.

En América Central, las armas pequeñas han producido un incremento alarmante y aterrador de la violencia, agregó.

Aunque no hay datos estadísticos, los expertos coinciden en que América Central se ha visto azotada en los últimos años por una ola creciente de robos, asaltos a bancos, secuestros y ataques de bandas juveniles.

Estudios extraoficiales manejados por organizaciones no gubernamentales indican que sólo en Guatemala podrían circular cerca de dos millones de armas ilegales, mientras que el número en El Salvador ascendería a cerca de medio millón.

En todo mundo circulan 500 millones de armas pequeñas, consideradas las más utilizadas en 46 de los 49 conflictos bélicos desde 1990, según la ONU.

Estas armas han causado la muerte desde entonces de cuatro millones de personas en el mundo, de las cuales 90 por ciento eran civiles, la mayoría mujeres y niños.

Las medidas acordadas en San José podrían convertir a América Central en región líder en materia de desarme de armamento liviano, destacó Reyes. (FIN/IPS/nms/mj/ip/01

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