Muchos países del Sur dependen cada vez más del turismo internacional, pero hacen poco para aprovechar el potencial de desarrollo de esa industria y mitigar su impacto sobre el ambiente, advirtió el Worldwatch Institute.
Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, los viajes y el turismo eran la mayor industria del mundo, con una facturación anual de 3,6 billones de dólares, y generaban uno de cada 12 empleos, según el gabinete de estrategia con sede en Washington.
Cuando esa industria casi se paralizó luego de los atentados, quedó expuesta la vulnerabilidad de los países en desarrollo, cada vez más dependientes del turismo internacional, dice el informe «Luz de viaje: Nuevos caminos para el turismo internacional», lanzado el jueves por Worldwatch.
«Lo sucedido luego del 11 de septiembre nos demostró la importancia de los viajes y el turismo para la economía mundial, pero también cómo la sobredependencia de esa industria puede devastar vidas y descarrilar economías», observó Lisa Mastny, investigadora de Worldwatch y autora del informe.
Antes de los atentados, los viajes y el turismo estaban en aumento, según Mastny. En el año 2000, representaron cerca de 11 por ciento del producto bruto mundial.
Muchos países del Sur en desarrollo se han esforzado por abrir sus mercados al turismo para diversificar sus economías y atraer las divisas necesarias para reducir la pesada carga de la deuda, pagar importaciones, e impulsar inversiones en infraestructura, educación y atención de la salud, señala el informe.
En los países menos desarrollados, el turismo fue la segunda mayor fuente de divisas luego del petróleo, informó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Instituciones financieras multinacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han estado detrás de muchos esfuerzos de promoción del turismo en países en desarrollo, sostuvo Worldwatch.
Luego de desmantelar su departamento turístico a mediados de los años 80, el Banco Mundial renovó su interés en el sector en 1998, como parte de lo que llamó un nuevo enfoque en el alivio de la pobreza.
Ahora, el Banco respalda inversiones en infraestructura, capacitación y desarrollo de sitios web relacionados con el turismo.
La Corporación Financiera Internacional, la filial de créditos privados del Banco, ofreció el año pasado unos 500 millones de dólares en proyectos turísticos, principalmente de revitalización urbana y rehabilitación de hoteles.
Al mismo tiempo, el FMI promovió el turismo como estrategia de exportación en el marco de sus programas de reestructuración económica.
En términos económicos, esas inversiones comenzaron a dar sus frutos, reconoció el informe.
El turismo es el único sector en el que los países en desarrollo registran un superávit comercial. Se estima que 65 por ciento de los 200 millones de empleos generados por el turismo cada año se concentran en naciones del Sur.
En promedio, el turismo representa 10 por ciento de las ganancias por exportación de esos países, pero en algunos de ellos, el sector turístico representa más de 40 por ciento del producto interno bruto.
«Los beneficios dependen del grado en que los gobiernos y la industria equilibren la atracción de turistas con la responsabilidad social y cultural», señaló Worldwatch.
Los gobiernos y las empresas turísticas de países en desarrollo, agregó, han desaprovechado el potencial de desarrollo del turismo, porque gran parte de sus ingresos no permanecen en la economía local o nacional, que podría emplearlos en servicios básicos como salud y educación, añadió.
«Con frecuencia, el dinero termina en elites urbanas o fuera del país», dice el informe.
En el Caribe, entre 50 y 70 por ciento de las ganancias del turismo se destinan a adquirir importaciones.
Sin embargo, algunos países se esfuerzan por ampliar los beneficios del turismo. En la isla caribeña de Dominica, por ejemplo, las restricciones a la propiedad extranjera ofrecen a los residentes mayor control de la tierra, indica el informe.
El turismo también puede causar graves daños ambientales en el Sur en desarrollo, advierte el documento.
«Los turistas procedentes de países del Norte conservan en los destinos del Sur sus hábitos de alto consumo, lo que aumenta la presión sobre los ecosistemas y los recursos», observa.
Pocos países en desarrollo están en condiciones de proteger sus atracciones del influjo de turistas.
El Centro de Documentación de Investigaciones de Africa Austral, un gabinete de estrategia con sede en Zimbabwe, advirtió sobre un inminente desastre ecológico en las cataratas Victoria, compartidas por Zimbabwe y Zambia.
El río Zambezi, donde se encuentran las cataratas, está contaminado con detergentes, basura sin recoger y desechos humanos de los hoteles de las cercanías, según el Centro.
Algunos países en desarrollo lograron con éxito integrar las preocupaciones ambientales a la planificación del turismo.
En Namibia, el gobierno desarrolló un plan a comienzos de los años 90 por el que las comunidades locales asumieron responsabilidad legal por zonas de agricultura, fauna y actividades turísticas, y obtienen beneficios económicos directos de ellas.
Sin embargo, para que el turismo sea social y ecológicamente sustentable, gobiernos, turistas y grupos de la sociedad civil deben impulsar un cambio sistemático en la forma de funcionamiento de la industria, más allá de las iniciativas «ecoturísticas», instó Worldwatch. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/mlm/en-if/01