Algunos de los peores desastres de 2001 en Africa Austral se debieron a acciones humanas sobre el ambiente, pese a que fueron considerados «naturales», y autoridades de la región discuten qué hacer para que no se repitan.
Misnitros de Relaciones Exteriores y de Ambiente abordarán la cuestión el año próximo, en una conferencia regional sobre desarrollo sustentable, y grupos ambientalistas y agricultores se proponen ejercer presión para que se corrijan errores cometidos por los gobiernos.
Entre las catástrofes causadas este año por intervención humana imprudente estuvieron la pérdida de valiosos arrecifes de coral en el Océano Indico, un derrame de petróleo en el Cabo de Buena Esperanza que mató a miles de aves marinas, y devastadoras inundaciones en Mozambique.
«La buena noticia es que ahora los gobiernos ven la necesidad de trabajar juntos en el área ambiental», afirmó Musa Nkhambule, ex ministro de Recursos Naturales de Swazilandia.
Swazilandia y Sudáfrica cooperaron este año para construir la represa de Maguga en el río Komati, que corre por ambos países, el mayor proyecto de obra pública realizado por el gobierno swazilandés, con fines de riego y generación de energía hidroeléctrica.
Ese proyecto, acordado tras duras negociaciones, fue considerado beneficioso para ambas partes y un ejemplo del tipo de cooperación necesaria en asuntos relacionados con el ambiente.
Entre las precauciones necesarias se destacan las de preservar las tierras húmedas, o sea áreas pantanosas costeras y otros terrenos inundables, cuya pérdida de las mismas «siempre causa desastres, como ocurrió este año», sostuvo el ambientalista A.J. Dube, de la sudafricana Universidad de Natal.
La mitad de las tierras húmedas de Sudáfrica han sido desecadas para la agricultura, según la organización no gubernamental ambientalista internacional Worldwatch Institute.
La desecación de tierras húmedas para su uso agrícola suele ser sencilla y tentadora, ya que expone terrenos muy fértiles, pero se paga un precio por ella cuando las abundantes lluvias de fines de verano no pueden ser absorbidas y se producen inundaciones, como sucedió en la región en 2000 y este año.
Inundaciones causadas por ese fenómeno afectaron vastos territorios de la oriental provincia sudafricana de Mphumalanga, y obligaron a cerrar el famoso Parque Nacional Kruger.
El desborde de los mismos ríos tuvo consecuencias aun más graves en el vecino Mozambique, donde causó la muerte de unas 400 muertos y la pérdida de los hogares de cientos de miles más.
La destrucción de carreteras y vías de ferrocarril mozambiqueñas debido a las inundaciones implicó un grave retroceso en la difícil reconstrucción de uno de los países más pobres del mundo, tras el fin en 1992 de décadas de guerra civil.
El producto interno bruto (PIB) de Mozambique había crecido 15 por ciento en 1999, y disminuyó cinco por ciento al año siguiente. En 2001, el PIB mozambiqueño creció 10 por ciento, pero la recuperación habría sido mayor si no se hubieran producido nuevas inundaciones a comienzos del año.
El problema se agravó debido al consumo excesivo de pasturas por parte de ganado en las nacientes sudafricanas del río Limpopo, que dejó casi sin vegetación a las colinas, impidió que las lluvias de verano fueran absorbidas como ocurría todos los años, y causó inundaciones que arrastraron tierras fértiles.
Río abajo, en la meridional provincia mozambiqueña de Maputo, la salida de cauce de las aguas volvió a causar muertes y desplazamiento de poblaciones.
«Nos damos cuenta de que es preciso lograr acuerdos para disminuir las consecuencias del mal manejo del ambiente en países vecinos. Los Estados de Africa Austral dependen entre sí en materia ecológica, al igual que desde el punto de vista económico», dijo a IPS una fuente del Ministerio de Ambiente mozambiqueño.
De todos modos, Mozambique no ha sufrido como países vecinos la pérdida masiva de arrecifes de coral en el Océano Indico, y eso mantiene esperanzas de atraer turistas a medida que la economía de ese país se recupere.
Grandes áreas de arrecifes han sido afectadas por decoloración y destrucción debido a la muerte de colonias de corales, causada a su vez por el recalentamiento del planeta, que aumenta la temperatura de las aguas.
Ese fenómeno ha afectado a 59 por ciento de los arrecifes de coral del Océano Indico, que son en total 24 por ciento de los que existen en el mundo, afirmó la Red Mundial de Supervisión de Arrecifes de Coral.
Los países más perjudicados han sido vecinos septentrionales de Mozambique: Kenia, Seychelles, Tanzania y Comoras. Esos países han perdido de 80 a 90 por ciento de sus arrecifes de coral, indicó.
Otras causas de pérdida de arrecifes son la contaminación, el robo de corales para su venta a acuarios de países occidentalesm y daños provocados por la pesca en escala industrial, añadió.
La prolongada crisis económica de Mozambique ha evitado en buena medida que sus arrecifes sufran daños, y los expertos advierten que la reconstrucción de ese país debe llevarse a cabo con criterios de protección del ambiente, para que no pase lo mismo que en naciones vecinas.
«Los países pobres de Africa no pueden hacer mucho para evitar el recalentamiento del planeta, pero está a su alcance aprobar leyes que reduzcan los daños causados a los arrecifes por ladrones y grandes pescadores», señaló el oceanógrafo mozambiqueño Rupert Guente.
Este año, la mayor parte de las medidas para preservar el ambiente en Africa Austral fueron adoptadas en escala nacional, sin coordinación entre gobiernos, como la elogiada decisión de Botswana de asignar a la etnia san la custodia de sus tierras ancestrales en el desierto de Kalahari.
Los integrantes de esa etnia fueron confinados durante años por el gobierno en campos de detención, hasta que las autoridades se dieron cuenta de que conocían mejor que nadie el ambiente del desierto, y les encomendaron su preservación.
La liberación de los san fue considerada un gran logro humanitario y ambiental.
Otro acontecimiento de este año en relación con la preservación del ambiente fue la anulación en Swazilandia de un proyecto minero que habría afectado la Reserva Natural de Malolotja, protegida por las leyes del país.
El rey Mswati había aprobado el proyecto con base en mapas falsificados por sus promotores, en los cuales se indicó que la explotación minera iba a desarrollarse fuera de los límites de esa reserva. (FIN/IPS/tra-eng/jh/mn/mp/en/01