La venta de millones de dólares en armas de la República Federal de Yugoslavia a Macedonia marcó la resurrección de la industria militar yugoslava, destacaron analistas.
El contrato fue firmado la semana pasada en Belgrado entre el ministro de Defensa yugoslavo Slobodan Krapovic y su homólogo macedonio, Vlado Buckovsky.
Expertos de ambos países trabajarán sobre los detalles del acuerdo este mes, declararon los ministros a la prensa, sin revelar detalles sobre las armas ni sus precios.
«Lo importante es que la industria militar está reviviendo», dijo a IPS el analista militar Stipe Sikavica. «Treinta por ciento de todas las exportaciones de la antigua Yugoslavia en la década de 1980 eran de la industria militar», recordó.
Estadísticas de la Dirección Federal de Bienes Especiales (SDPR), la empresa de compras y ventas militares de Yugoslavia, demuestran que las exportaciones de equipos de defensa sumaron 23.000 millones de dólares desde la reorganización de la SDPR, en 1949.
Los compradores eran países en desarrollo que adquirieron las armas cuando Yugoslavia era un miembro respetado del Movimiento de No Alineados.
«Combinamos exitosamente el armamento soviético y de Europa oriental con la tecnología occidental a nuestra disposición para fabricar armas avanzadas», dijo a la prensa Jovan Cekovic, director de SDPR.
«Lo mejor de nuestra producción fueron los tanques M-84A hechos para Kuwait, que fueron usados con éxito por las fuerzas aliadas en la guerra del Golfo, en 1991», agregó. Esos tanques generaron 500 millones de dólares en exportaciones.
Hasta 1990, Yugoslavia era un país comunista no tradicional, que mantenía buenas relaciones con la Unión Soviética y Occidente a la vez.
Pero los años 90 trajeron las sangrientas guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia. Debido a su papel en esos conflictos, Belgrado fue objeto de sanciones internacionales, entre ellas un embargo militar y comercial.
El embargo fue levantado luego de los acuerdos de paz de Dayton, en 1996, que pusieron fin a la guerra en Bosnia- Herzegovina, pero fue reimpuesto en marzo de 1998 luego de la intervención del ejército y la policía serbios en la provincia de Kosovo, durante el gobierno de Slobodan Milosevic.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha administrado Kosovo desde el fin de los ataques de la OTAN contra Yugoslavia, en 1999. Tras el colapso del régimen de Milosevic, en octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU inició acciones para levantar el embargo, lo que ocurrió el mes pasado.
La SDPR fue uno de los objetivos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en 1999, pero en lugar de caer sobre la sede de ese organismo, las bombas destruyeron por error la embajada de China, provocando la muerte de tres personas.
«Tenemos mucho trabajo por delante», dijo Cekovic. «Desde hace más de una década, varios países en desarrollo nos deben unos 1.200 millones de dólares».
Iraq, el mayor deudor, debe a Yugoslavia unos 900 millones de dólares desde fines de la década de 1980.
Representantes de la industria militar, que emplea a unos 40.000 trabajadores en Serbia, creen que se acercan buenos tiempos.
Por el momento, no se fabricarán tanques, cañones ni grandes armas, sino pistolas y municiones. Los mercados abarcan desde Estonia y Polonia hasta Portugal, México y Argentina.
«En cuanto se levantó el embargo en septiembre, comenzaron a llover los pedidos», afirmó Djordje Nestorovic, gerente de la fábrica militar Zastava Namenska, situada en Kragujevac, una localidad en el centro de Serbia.
Fundada en 1853, Zastava Namenska se transformó en el arsenal real de Serbia antes de la primera guerra mundial. La tradición de la fabricación de armas se amplió hasta incluir la producción de automóviles a partir de la década de 1950.
«En los próximos 12 meses, se entregarán las primeras 16.000 carabinas a Estados Unidos junto con 10.000 pistolas CZ99», mientras una cantidad no especificada de municiones de 5,56 milímetros se entregarán a «varios países miembros de la OTAN», anunció Nestorovic.
Ningún funcionario de la industria militar quiso hacer comentarios sobre los planes de cooperación con la alianza atlántica, que bombardeó Yugoslavia hace dos años.
El nuevo gobierno de Yugoslavia, que asumió el poder hace un año, promueve la integración del país al «Programa de Asociación para la Paz», que incluye a casi todos los países de la antigua Europa oriental.
«Se trata de un cambio radical con respecto a la era de Milosevic. Esto podría impulsar la industria militar nacional», comentó Sikavica. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/mlm/ip/01