Más de un millón de votantes participarán en las elecciones parlamentarias de este sábado en la provincia yugoslava de Kosovo, que es administrada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde junio de 1999.
Unos 910.000 kosovares de origen albanés y 170.000 de origen serbio elegirán a 120 miembros del parlamento provincial, bajo la supervisión de 13.000 observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE).
El parlamento, concebido para expresar la diversidad étnica de la provincia, deberá designar un primer ministro, aunque no tendrá facultades para declarar la independencia. La ONU retendrá el poder de decisión en cuestiones legislativas clave.
La Liga Democrática de Kosovo, encabezada por Ibrahim Rugova, el Partido Democrático de Kosovo, del ex líder rebelde Hashim Thaci, y la Alianza para el Futuro de Kosovo, dirigida por el otrora también guerrillero Harmush Haradinaj, se presentan como las opciones electorales de 1,8 millones de albano-kosovares.
El partido de coalición Povratak (Regreso) representa a la minoría serbia. Esta, junto a grupos menores de turcos y gitanos, podrá ocupar hasta 30 escaños.
El gran obstáculo es la cuestión de la autodeterminación. El acuerdo para limitar las facultades del parlamento, alcanzado entre el jefe de la Misión de la ONU en Kosovo, Hans Haekkerup, y el director del Equipo de Coordinación del gobierno serbio para la provincia, Nebojsa Covic, fue rechazado por los partidos albaneses.
«No lo reconoceremos», advirtió Haradinaj. «La independencia de Kosovo es un hecho consumado que sólo necesita ratificación legal», afirmó Rugova, líder de la Liga Democrática, el partido más popular.
El foro mundial aún considera a la meridional provincia parte de la Federación de Yugoslavia, compuesta por Serbia y Montenegro.
Pero Belgrado no tiene jurisdicción sobre la misma desde junio de 1999, cuando la ONU instaló su administración tras la campaña militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia.
La ofensiva aérea buscaba poner fin a la violencia étnica y a la represión que el régimen del serbio Slobodan Milosevic, presidente entonces de Yugoslavia, había lanzado contra la población separatista albanesa.
Milosevic calificó de terrorista al rebelde Ejército de Liberación de Kosovo, mientras las tropas serbias expulsaban de Kosovo a más de 800.000 albano-kosovares.
Tras los bombardeos de la OTAN, unos 200.000 serbios huyeron por temor a represalias de la mayoría albanesa, y sólo permanecieron en Kosovo menos de 130.000, la mayoría en los límites septentrionales de la provincia.
Estos ciudadanos votarán en las elecciones del sábado, mientras que los serbios exiliados de Kosovo podrán hacerlo en 117 centros de votación en el resto del territorio serbio.
La caída del régimen de Milosevic en 2000 marcó el inicio de una nueva era para la provincia y los exiliados serbios, aunque no se ha aclarado aún la situación de 1.300 serbios desaparecidos. El nuevo gobierno no obstaculizó las tareas de la misión de la ONU y negoció con ésta la participación de los desplazados en la elección.
Los bombardeos de 1999 fueron considerados por la población albanesa una contribución de Occidente a la «independencia de Kosovo», sostuvo esta semana el diario kosovar Zeri.
El secretario general de la OTAN, George Robertson, reiteró la semana pasada, durante su visita a la capital provincial, Prístina, que el compromiso de la alianza atlántica es preservar un estatuto multiétnico después de las elecciones del próximo sábado.
«La OTAN intervino en 1999 para impedir el surgimiento de un Kosovo uniétnico y no tolerará la creación de otro estado de esas características», advirtió Robertson.
«Tanto los albaneses separatistas como los serbios unionistas entenderán finalmente que la vieja época está superada. Ninguna comunidad podrá dominar a la otra», dijo a IPS el analista político Aleksandar Lojpur.
«Esta zona, como parte de Europa, tendrá que adherir a los principios democráticos, respetar los derechos humanos y decidir en conjunto la construcción de un futuro común en Kosovo para albaneses y serbios», concluyó. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/mn/dc- ff/ip/01