TRABAJO-BRASIL: Despidos desnudan crisis de automotoras

Los obreros de la firma Volkswagen de Brasil comenzaron este lunes una huelga por tiempo indefinido contra el anunciado despido de 3.000 empleados de una industria en crisis.

La protesta involucra a 16.000 trabajadores de la fábrica de Sao Bernardo do Campo, en el meridional estado de Sao Paulo, la planta más grande y antigua de la empresa transnacional de origen alemán en Brasil, que tuvo un papel decisivo en el desarrollo de la industria automovilística en este país.

Los obreros permanecen en la planta industrial, pero de brazos cruzados.

El presidente del Sindicato de Metalúrgicos del ABC, Luiz Marinho, anunció acciones de protesta novedosas y un viaje suyo a Alemania para negociar de manera directa con los patrones principales, si no se alcanza un acuerdo con la empresa antes del próximo miércoles.

ABC es la región vecina a la ciudad de Sao Paulo, compuesta de las ciudades Santo André, Sao Bernardo do Campo y Sao Caetano, donde se concentró la industria de vehículos y partes de automóviles desarrollada en el país a partir de los años 50.

Volkswagen intentó la semana pasada reducir sus costos, proponiendo a sus funcionarios una reducción de 15 por ciento de los salarios y de la jornada semanal de trabajo. Además, pretendía sustituir hasta 1.000 trabajadores cada año por personal nuevo contratado con una paga 30 por ciento inferior.

El sindicato rechazó las propuestas, disponiéndose a negociar alternativas. Pero la empresa comunicó a 3.000 obreros su despido a partir del próximo lunes, mediante cartas que comenzó a enviar el jueves pasado.

El fracaso de nuevas negociaciones realizadas el fin de semana determinó la huelga, decidida en una asamblea general de los trabajadores metalúrgicos este lunes por la mañana.

El presidente de Volkswagen de Brasil, Herbert Demel, justificó los despidos por la necesidad de reestructurar la planta «obsoleta» de Sao Bernardo do Campo, cuyos obreros ganan 1.700 reales (680 dólares) por mes, 150 por ciento más que sus colegas de Curitiba.

Los costos tienen que bajar al mismo nivel de otras plantas y empresas competidoras, porque los consumidores no se disponen a pagar precios más altos por automóviles hechos en Sao Bernardo do Campo, añadió.

Marinho respondió que, con esa lógica, Volkswagen debería despedir a todos sus funcionarios de Alemania, donde ganan salarios tres veces más elevados que los de Sao Bernardo.

Sin embargo, Demel comentó que la comparación que hace el sindicalista no sirve, porque la mayor competencia no es entre vehículos alemanes y brasileños, sino entre los fabricados en Brasil.

Las dificultades de la empresa alemana radicada en Brasil no se deben a los trabajadores, cuyos salarios son en general bajos, sino a la misma compañía, que no hizo inversiones en tecnología y nuevos productos en el país, especialmente en la región del ABC, sostuvo Marinho.

El propio Demel admitió que los problemas se agravan porque las fábricas de la empresa presentan un alto índice de ociosidad, pues en la actualidad la actividad abarca sólo 66 por ciento de su capacidad instalada.

La empresa Volkswagen, líder absoluta en la producción de automotores en Brasil hasta el año pasado, tiene ahora su posición amenazada por la firma italiana Fiat, instalada en el país hace 25 años.

En realidad todas las transnacionales del sector enfrentan dificultades en el Mercosur (Mercado Común del Sur, conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), debido al exceso de inversiones en los últimos años en previsión de una expansión de los mercados argentino y brasileño que finalmente no se concretó.

La compañía alemana invirtió 15.500 millones de dólares entre 1996 y el año pasado en los dos países. Pero el crecimiento del mercado brasileño muy inferior al previsto y la fuerte recesión que afecta a Argentina desde 1998 aumentó la capacidad ociosa de las viejas y nuevas plantas.

Brasil se convirtió en los últimos años en el productor de automóviles de más variedad de marcas del mundo.

En este país se han instalado todos los grupos empresariales estadounidenses del sector, casi todos los de Europa, como Renault y Peugeot, algunos de Japón, como Honda y Toyota, y otros de Corea del Sur, como Kia.

La empresa Mercedes-Benz instaló una fábrica en Juiz de Fora, a 180 kilómetros de Río de Janeiro, con el propósito de disputar el mercado local. Sin embargo, no logró alcanzar las metas de venta previstas y ahora enfrenta la difícil decisión de cerrar esa planta.

La caída vertical de las ventas en Argentina también provocó la transferencia a Brasil de una parte de la producción de varias empresas con plantas en ambos países.

Las buenas perspectivas del mercado brasileño que se percibían a comienzos de este año, cuando las ventas crecieron 25 por ciento entre enero y mayo, respecto del mismo lapso de 2000, dieron lugar a un fuerte descenso en los últimos meses.

La producción mensual, que alcanzó 195.513 unidades en mayo, se redujo a 137.263 en septiembre, según la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores. La crisis, por lo tanto, no se limita a Volkswagen. (FIN/IPS/mo/dm/if lb/01

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