El retorno del exilio de un antiguo rebelde, líder del mayor grupo marxista de Sri Lanka, puede mejorar las posibilidades de su partido para las elecciones de diciembre, pero también podría obstaculizar el proceso de paz, advirtieron analistas.
«El proceso de paz se hará más difícil con la entrada en escena del líder marxista» Somawansa Amarasinghe, opinó Keethish Loganathan, del Centro de Políticas Alternativas, un gabinete de estrategia nacional.
El Frente Marxista de Liberación Popular (JVP) declaró que Amarasinghe retornó a Sri Lanka el miércoles y pronto haría su primera aparición pública en 12 años.
El líder de 58 años huyó del país en 1989, cuando el gobierno del Partido Nacional Unido (UNP) lanzó una represión militar contra los miembros del JVP que intentaban derrocar al régimen mediante una revuelta armada. Miles de personas murieron en los enfrentamientos.
Según Loganathan, Amarasinghe tiene una visión radical del conflicto étnico -relacionado con las demandas de la minoría tamil de iguales derechos que la mayoría cingalesa- y será usado por la gobernante Alianza del Pueblo para evitar que los cingaleses voten al opositor UNP, que confía en ganar los comicios del 5 de diciembre.
«El gobierno lo utilizará al máximo. Probablemente, Amarasinghe hablará sobre la supuesta alianza del UNP con los rebeldes tamiles y, dado que vivió en el exterior muchos años, sobre la diáspora tamil que respalda a los rebeldes», pronosticó el analista.
Desde 1983, los Tigres de Liberación de la Patria Tamil luchan por la autodeterminación en el norte y este de la isla, donde la población es mayoritariamente tamil.
La Alianza del Pueblo, sumamente conciliatoria hacia la cuestión tamil cuando asumió el poder en 1994, adoptó luego una actitud más radical y ahora intenta atraer votos de la mayoría cingalesa.
Por otra parte, el UNP es el único partido con un programa favorable a un acuerdo de paz y su base electoral comprende a tamiles y musulmanes. La Alianza y el JVP lo acusan de haber hecho un arreglo con los rebeldes tamiles.
La llegada de Amarasinghe despierta gran curiosidad, porque los actuales miembros del JVP no lo conocen.
«La nueva generación de partidarios del JVP irán en masa a verlo, incluso a venerarlo. La gente en general también quiere conocer a esta figura mítica», dijo Tilak Karunaratne, secretario general de Sihala Urumaya, un grupo nacionalista opuesto a un acuerdo de paz con los insurgentes.
Sin embargo, Karunaratne afirmó que Amarasinghe es responsable por la muerte de cientos de personas entre 1987 y 1990.
«Debería ser juzgado no sólo por esas muertes, sino también por haber abandonado el país ilegalmente», opinó.
Ahora, el JVP se concentrará en obtener el apoyo de las clases medias, del cual carece, vaticinó Karunaratne.
Amarasinghe «puede apelar a las clases medias porque no es el típico político marxista, de discurso fogoso y con barba. Tiene modales moderados y es suave en el hablar», señaló.
El líder comunista fue el único sobreviviente del politburó del JVP en la década de 1980. Escapó a través de un cordón de seguridad con la ayuda de un ministro del UNP que era su primo.
A partir de entonces vivió en Francia y luego en Gran Bretaña, de manera suntuosa, según Karunaratne. «Conduce un Citroen costoso y envía a sus hijos a universidades occidentales», dijo el líder de Sihala Urumaya.
El JVP es la tercera fuerza política de Sri Lanka y será un fuerte rival para la gobernante Alianza del Pueblo y el opositor UNP. El partido marxista se opone a la cultura occidental y al ingreso de universidades privadas en Sri Lanka.
Analistas políticos afirmaron que el retorno de Amarasinghe responde a una iniciativa del gobierno para que el JVP ayude a la Alianza a formar un gobierno de coalición, según los resultados electorales.
El JVP formó una breve alianza con el gobierno justo antes de que se anunciaran las elecciones, en octubre.
Amarasinghe recibió entonces un nuevo pasaporte que le permitió regresar a Sri Lanka, según se cree en base a un memorando de entendimiento firmado entre el JVP y el gobierno a principios de septiembre que condicionó el respaldo del partido comunista al regreso del líder.
Desde entonces, el JVP ha sido crítico tanto del UNP como de la Alianza en la campaña electoral. (FIN/IPS/tra- en/fs/js/mlm/ip/01
