La cantidad de muertes por tabaquismo en el mundo aumentarán de los cuatro millones actuales a 10 millones dentro de 20 años, castigando en especial a las poblaciones y países más pobres.
La mitad de esas muertes prematuras afectan hoy a las naciones en desarrollo, pero esa participación será de 70 por ciento en 2020, advirtió Vera da Costa e Silva, gerente de Proyectos de la Iniciativa «Liberarse del Tabaco», un programa de la Organización Mundial de Salud (OMS).
Costa e Silva dijo a IPS que esa situación se debe al incremento del consumo en el mundo en desarrollo, una tendencia ya contenida en los países ricos.
Por eso la industria tabacalera trasnacional concentra sus esfuerzos en los mercados de América Latina, Africa y Asia, explicó.
La experta brasileña coordinó en Río de Janeiro el primer Seminario Latinoamericano sobre el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que reunió a representantes de 19 países entre el lunes y el jueves, para discutir las propuestas a llevar a un encuentro mundial a realizarse a fines de este mes en Ginebra.
Esas reuniones forman parte del proceso de elaboración de una convención internacional, que permita combatir con eficacia los daños del tabaquismo, restringiendo la publicidad, el contrabando y otros mecanismos que emplea la industria para promover el consumo.
El tabaco provocará 1.000 millones de muertes este siglo, 150 millones de las cuales se registrarán en las dos primeras décadas, destacó Gro Harlem Brundtland, directora general de la OMS, en un llamado a la acción contra ese grave problema de salud pública, realizado el día 1.
En China, 100 millones de los 300 millones de habitantes menores de 29 años en la actualidad perderán la vida precozmente, debido al hábito de fumar, observó.
Entre las medidas aprobadas en este primer seminario latinoamericano, se contempla «prohibir progresivamente todas las formas directas e indirectas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco».
Esa sugerencia debe comenzar por establecer reglas y restricciones, además de transparencia de las empresas, divulgando sus gastos en publicidad.
También se propuso elevar los precios de los cigarrillos, pues es una vía eficaz de reducción del consumo, lo cual comprende aumentar impuestos y cobrarlos efectivamente.
Para aumentar la eficacia en ese campo es necesario también combatir el contrabando, la falsificación y otras formas de comercio ilícito, que amplían la oferta, según entendieron los asistentes al foro de Río de Janeiro.
«Hay que armonizar impuestos y precios», porque sus disparidades estimulan el contrabando, dijo Costa e Silva, quien destacó la tributación de 75 por ciento que tienen los cigarrillos en Brasil, frente a 12 por ciento en Paraguay.
Esa diferencia de impuestos entre los dos países vecinos es una invitación al comercio ilegal y a las falsificaciones, opinó.
Los precios son también muy desiguales. Los cigarrillos brasileños son «demasiado barato», pese a los altos tributos, porque factores básicos de la producción como la mano de obra y la materia prima cuestan muy poco, observó la funcionaria de OMS.
Así, un paquete de cigarrillos que cuesta tres dólares en Suiza, puede costar 50 centavos en Brasil, apuntó a modo de ejemplo.
Costa e Silva añadió que los precios elevados son un mecanismo de gran eficacia, porque generan una mayor reducción del consumo entre niños y adolescentes. En esa edad es cuando la dependencia se afirma.
Además, el alto costo desestimula la demanda en las capas más pobres, entre las cuales es mayor la expansión del tabaquismo.
En América Latina, a excepción de Brasil y Venezuela, los programas de control del tabaco son débiles, evaluó Costa e Silva, quién dirigió programas de prevención del Instituto Nacional del Cáncer en Brasil antes de asumir su cargo actual en OMS.
Es aún escasa la comprensión de que el tabaco «es una droga y un problema de salud pública», que mata más que la suma del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la tuberculosis, la malaria, la mortalidad materna y las enfermedades infantiles, lamentó.
La experta puntualizó que a los gobiernos aún les faltan conocimientos y datos suficientes para superar interpretaciones equivocadas, como el temor de que aumentar impuestos reduce la recaudación, lo cual no es verdad, aseguró.
Argumentos económicos, que son «mitos», suelen trabar acciones necesarias, sostuvo.
El tratado internacional, cuyas discusiones y negociaciones se desarrollarán hasta 2003, tendrá que controlar de manera rígida la industria tabacalera, que disfruta hasta hoy de «poca regulación» y, además, emplea subterfugios para eludirla, sentenció Costa e Silva.
En Brasil, por ejemplo, la publicidad ya está totalmente prohibida, pero las empresas recurren a patrocinios de espectáculos e incluso a la propaganda oculta en telenovelas y otros programas de televisión para fomentar el vicio. (FIN/IPS/mo/dm/he/01