Un comité parlamentario reclamó al gobierno de Sudáfrica el suministro medicamentos contra el sida a las mujeres embarazadas enfermas, pues cada día nacen en el país más de 150 niñas y niños portadores del virus.
El comité parlamentario conjunto que controla la calidad de vida y situación de las mujeres solicitó el miércoles al Ministerio de Salud que suministre antirretrovirales a las mujeres embarazadas portadoras de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y a las víctimas de violaciones.
A fines de este mes, el Supremo Tribunal de Pretoria iniciará el tratamiento de una demanda civil que procura forzar al Ministerio de Salud Pública y a ocho de las nueve provincias del país a entregar los medicamentos a esos grupos de población.
La demanda fue presentada a la justicia en agosto por la Campaña de Acción por Tratamientos, una coalición de sindicatos, iglesias y organizaciones civiles y médicas.
Pretoria enfrenta una creciente oposición por su negativa a suministrar terapias antirretrovirales a los pacientes de los servicios públicos de salud, pese a que el sida es responsable de 40 por ciento de los casos de muerte de personas entre 15 y 49 años, de acuerdo con el Consejo de Investigación Médica.
Los medicamentos antirretrovirales detienen la proliferación en la sangre del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) y por tanto retardan el desarrollo de la enfermedad, alargan la expectativa de vida y mejoran su calidad.
Con 40 millones de habitantes, Sudáfrica tiene la mayor población con sida del mundo, que asciende a 4,7 millones según cifras oficiales.
Pese al consenso científico, el presidente Thabo Mbeki mantiene sus dudas respecto del vínculo entre el VIH y el sida e insiste en que los antirretrovirales son tóxicos y su introducción en los sistemas de salud pública debe ser muy cuidadosa.
«Inicialmente el grueso de los recursos se dirigía a los programas escolares, pero a medida que se propagó el impacto de la enfermedad, el gobierno puso más énfasis en el tratamiento y asistencia médica», explicó Alison Hickey, investigadora del independiente Servicio de Información Presupuestal, en un informe publicado el martes.
Pero la mayoría de los esfuerzos oficiales son aplicados por los servicios sociales, sanitarios y educativos de las provincias, y las cuatro que menos fondos nacionales emplean son las que padecen una mayor incidencia de la epidemia, explicó Hickey.
KwaZulu Natal, por ejemplo, tiene la prevalencia de VIH/sida más alta del país, pero sólo utilizó de 11 por ciento de los fondos de este año.
«Las provincias utilizaron apenas 36,5 por ciento de los fondos del (2000), primer año del Plan Plan Nacional Integrado (NIP) para el Sida», aseveró Hickey.
La razón principal fue la demora de Pretoria en entregar estos recursos condicionales, que de no aplicarse, deben devolverse al gobierno central al finalizar el año fiscal.
No obstante, «aunque las transferencias se realizaron a tiempo durante el segundo año, al promediar el actual periodo fiscal las provincias han gastado solo 16,8 por ciento de los fondos», agregó Hickey.
El gobierno nacional dispuso este año 37 millones de dólares para el NIP y para el Plan de Accción Gubernamental contra el Sida. Esa asignación crecerá en los próximos tres años hasta alcanzar 62 millones de dólares en 2004.
Estos fondos se suman a los 500 millones de dólares anuales que las provincias sudafricanas destinan en conjunto al tratamiento de pacientes de sida y a los programas de prevención y educación.
La capacidad administrativa y financiera de los gobiernos provinciales es el problema primordial, aunque influyen así mismo el respaldo político a los programas de lucha contra la enfermedad e inclusive la inexistencia de estrategias locales para enfrentar la epidemia.
«Más dinero no es la solución. Debemos preguntarnos cómo mejorar rápidamente la capacidad de gestión provincial», opinó Hickey. (FIN/IPS/tra-eng/as/mn/dc/he/01