La cantidad de diabéticos del mundo se duplicará, para alcanzar a 300 millones en 2025, debido al envejecimiento de la población, la mala alimentación y el sedentarismo, pero la insulina es inaccesible para pacientes del Sur en desarrollo, advirtió este miércoles la OMS.
«El mayor impacto se producirá en los países en desarrollo, donde la diabetes crecerá entre 150 y 170 por ciento», sostuvo la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el día mundial de lucha contra esa enfermedad.
Mientras la mayoría de los diabéticos del Norte industrial tendrán 65 o más años, en el mundo en desarrollo el pico de la enfermedad se manifestará entre los 40 y los 65 años, afectando a población adulta en edad productiva, señaló la OMS.
Las naciones en desarrollo no tienen acceso adecuado y de bajo costo a la insulina, sustancia que combate la diabetes, a precios razonables, advirtieron la OMS y la Federación Internacional de la Diabetes.
Si bien la mayoría de los diabéticos no dependen de dosis diarias de insulina, un tercio la necesitan ocasionalmente para controlar descompensaciones que pueden producir retinopatías y ceguera, ataques cardíacos, gangrena, coma e incluso la muerte.
Trece por ciento de los diábeticos reciben tratamiento de insulina en los países industrializados, pero apenas tres por ciento de los diabéticos lo obtienen en las naciones pobres.
La insulina es una hormona segregada por el páncreas humano, cuya función es regular el volumen de azúcar en la sangre. Pero falta o es insuficiente en las personas diabéticas. El tratamiento básico requiere dietas adecuadas, inyecciones de insulina sintética o ambos recursos.
La compañía farmacéutica dinamarquesa Novo Nordisk informó el miércoles que destinará 60 millones de dólares para mejorar la atención de la enfermedad en países pobres, incluyendo una oferta de reducción de 80 por ciento del costo de la insulina sintética, según los precios en América del Norte, Europa y Japón.
Pero algunos críticos aseguran que fueron los fabricantes los que encarecieron esta medicina.
«En muchos países africanos una ampolla de insulina equivale al salario de un mes. El costo es quizás el factor de más peso en el acceso a la insulina por parte de la población afectada», sostuvo Jak Jarvell, presidente de la Federación Internacional de la Diabetes.
El desorden se presenta bajo dos formas. La diabetes del tipo 1 es hereditaria, se manifiesta en la infancia o la adolescencia y su tratamiento depende de la insulina. La diabetes tipo 2 suele contraerse en la vida adulta y está vinculada con la obesidad y la vida sedentaria. La mayoría de los diabéticos son de tipo 2.
La atención médica de esa población supone «diagnóstico precoz, tratamiento adecuado, acceso a insulina y a medicamentos orales para regular la (proporción de) glucosa en la sangre, e con información sobre dieta adecuada y ejercicio», sostuvo Hilary King, experta en la enfermedad de la OMS.
«Pero en primer lugar, la atención médica debe ser de fácil acceso y de bajo costo», subrayó.
El precio de la insulina aumentó en los últimos 10 años debido a que los laboratorios abandonaron el uso de hormonas de origen animal (principalmente porcino) para pasar a la denominada «insulina humana», que es, en realidad, la primera droga de ingeniería genética comercializada en el mundo.
Los principales fabricantes, la farmacéutica estadounidense Eli Lilly y la dinamarquesa Novo Nordisk, dejaron de producir insulina animal ante la caída de la demanda que se registró luego de la introducción de la insulina humana.
Pero muchos diabéticos que no toleran la insulina humana aseguran que el cambio se debió a los mayores beneficios comerciales.
En Estados Unidos, «la fabricación de insulina animal se detuvo en 1997. Los laboratorios nos aseguraron que era una decisión comercial. Una ampolla que se adquiría por 17 o 18 dólares cuesta ahora 65» por su escasez, sostuvo Pamela Maples, administradora del Insuline Dependent Diabetes Trust, que propugna el acceso a insulina barata.
Un cambio semejante puede tener graves consecuencias en los países en desarrollo, donde la insulina de origen animal es tres o cuatro veces más barata que la humana.
El director del departamento de endocrinología del Instituto de Ciencias Médicas de India, N. Kochupillai, acusó a las compañías trasnacionales de propagar temores infundados sobre la eficacia de la insulina barata.
«Ambas insulinas son igualmente buenas» dijo Kochupillai, fundándose en estudios propios avalados por publicaciones científicas como el británico Diabetes Research and Clinical Practice.
Kochupillai encabeza una campaña para poner la medicina al alcance de la población pobre de India, donde hay 2,5 millones de diabéticos.
La iniciativa supone que familias de clase media y alta se hagan cargo del costo de las medicinas de una niña, niño o joven diabético que no puedan costear el tratamiento. La dosis de insulina barata en India tiene un precio de 1,6 dólares y la costosa, de 4,4 dólares.
Sin embargo, incluso la insulina barata de origen animal está fuera del alcance de muchos diabéticos pobres.
«La expectativa de vida de pacientes diagnosticados con diabetes dipo 1 en algunas zonas de Africa puede ser de sólo un año» por falta de medicamentos, aseguró John Yudkin, director del Centro Internacional de Salud y Educación Médica de la University College de Londres.
Yudkin instó a las empresas farmacéuticas a donar insulina mediante la iniciativa para Países Pobres Muy Endeudados, un programa de recorte de deudas administrado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que comprende a 40 naciones.
«Cualquier insulina al precio que sea es mejor que nada, pero los diabéticos debemos tener libertad de elección. Los equipos de salud deben aprender a conocer las diferencias entre las sustancias y asegurarse que sus pacientes reciban la que mejor se ajusta a ellos», explicó David Groves, presidente de la estadounidense Fundación Internacional de Diabéticos.
«La insulina humana requiere más aplicaciones y más exámenes costosos por día que la de origen animal», dijo Groves, quien sufrió tres accidentes automovilísticos por pérdida de conciencia luego de comenzar a aplicarse insulina costosa. (FIN/IPS/tra- eng/ks/aa/dc/he/01