La epidemia de sida, uno de los más devastadores males de la humanidad, se convirtió en indicador de las injusticias sociales y económicas y crea un implacable ciclo de empobrecimiento, advirtieron este miércoles expertos de la ONU.
El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se ha cobrado la vida de más de 20 millones de personas desde su identificación 20 años atrás.
El informe divulgado este miércoles por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) señala que 40 millones de personas son portadoras del virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida, 2,7 millones de ellas son menores de 15 años.
Las proyecciones de la agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) indican, además, que este año se infectarán cerca de cinco millones de personas en todo el mundo.
El sida es la principal causa de muerte en Africa subsahariana y la cuarta en el mundo, después de las enfermedades cardiovasculares, las respiratorias y el cáncer.
En los países más afectados, pone en peligro el bienestar social, el progreso del desarrollo y la estabilidad social en una escala sin precedentes, advirtieron los organismos especializados.
Las consecuencias económicas del sida se muestran en la región de Africa subsahariana con una disminución del crecimiento por habitante de hasta 1,2 por ciento anual.
Los países más golpeados de esa zona habrán perdido en 2020 más de 20 por ciento de su producto interno bruto, pronosticó Winnie Mpanju-Shumbusho, de Tanzania, directora de estrategia de HIV/Sida en la OMS.
Africa subsahariana es el área más afectada, con 3,4 millones de nuevas infecciones estimadas en 2001. Esas cifras elevan a 28,1 millones el número de africanos que viven con VIH.
Pero la epidemia presenta su crecimiento más rápido en Europa oriental y en Rusia, en particular, donde la cantidad de personas con VIH notificadas aumentó de 10.993 en 1998 a 129.000 en junio de este año.
La tasa más elevada de prevalencia entre adultos, de uno por ciento, se anota en Ucrania, puntualizó Peter Piot, director ejecutivo de Onusida.
Piot, que presentó este miércoles en Moscú el resumen anual de la OMS y el ONUSIDA sobre el estado de la epidemia, advirtió que, si esas tendencias se mantienen, no solo serán la causa de enormes sufrimientos sino también de consecuencias económicas.
Diversos factores favorecen la expansión de la epidemia en Europa oriental y en Asia central, detalla el informe presentado simultáneamente en numerosas capitales.
Influyen, entre otros factores, el desempleo masivo y la inseguridad económica, que acosan a buena parte de esa región.
Las normas sociales y culturales se están liberalizando de manera creciente, mientras los servicios de salud pública se desintegran sin pausa, describió el resumen elaborado por el Onusida y la OMS.
El sida diezma las filas de los funcionarios del Estado de los países más afectados, confirmó Mpanju-Shumbusho durante la presentación del informe en Ginebra, sede de las dos agencias de la ONU.
La pérdida de esos trabajadores altamente calificados demanda esfuerzos enormes a los servicios públicos y puede comprometer la capacidad de los estados para asegurar el cumplimiento de la ley y del orden.
Uno de los ejemplos citados por Mpanju-Shumbusho aludió a los sistemas de educación, colocados al borde de la quiebra por la pérdida de maestros.
Sólo en 1999, 860.000 niños de Africa perdieron a sus maestros debido al sida.
En la República Centroafricana, más de 100 escuelas se habían visto obligadas a cerrar, a fines de la década de 1990, por la muerte de numerosos de sus maestros enfermos de sida.
Más de siete millones de trabajadores agrícolas se han perdido desde 1985 por causa de esta enfermedad, creando una amenaza a la provisión de alimentos en Africa. Se calcula que otros 16 millones morirán en los próximos 20 años.
Los expertos de la ONU reconocen que las personas de todos los niveles de ingresos son vulnerables a los efectos económicos de la enfermedad, pero subrayan que los pobres sufren de manera mucho más aguda.
En Botswana, donde la prevalencia entre adultos del VIH, antesala del sida, supera 35 por ciento, es previsible que en los próximos 10 años una cuarta parte de las familias pierda a un sostén económico.
También se prevé un rápido incremento del número de familias muy pobres e indigentes, observó Peter Ghys, epidemiólogo de Onusida.
En Africa subsahariana, las penurias económicas de las dos décadas pasadas han dejado a tres cuartas partes de la población sobreviviendo con menos de dos dólares diarios.
En tanto, en los países industriales, de ingresos más elevados, el VIH se desplaza hacia las comunidades más pobres y desfavorecidas, siendo las mujeres las más expuestas.
En Estados Unidos, los adultos jóvenes pertenecientes a las minorías étnicas, incluidos los varones que tienen relaciones sexuales con varones, afrontan riesgos de infecciones mayores que cinco años atrás.
Los afroamericanos forman sólo 12 por ciento de la población de Estados Unidos, pero en 2000 registraron 47 por ciento de los casos de sida notificados en ese país.
En Estados Unidos, como en todas partes del mundo, las mujeres jóvenes desfavorecidas, en especial las afroamericanas e hispanoamericanas, presentan tasas de infección de VIH más altas y a edades más tempranas que los hombres de su misma condición social y edad.
La epidemia del sida, que ya ha contagiado a 60 millones de personas, se agravará aún más antes de que empiece a mejorar, pronosticó Piot.
Para frenar la velocidad con que se propaga, las agencias de la ONU instaron a los países a establecer rápidamente programas de prevención eficaces, en particular para reducir el VIH entre los jóvenes. (FIN/IPS/pc/dm/he/01