RUANDA-UGANDA: Tregua al borde de la ruptura

La tregua entre Ruanda y Uganda, negociada con mediación británica, no ha puesto fin a la hostilidad entre ambos países africanos, ex aliados que en la actualidad apoyan a grupos insurgentes opuestos entre sí en República Democrática del Congo (RDC).

El temor a nuevos combates reapareció en agosto, cuando el presidente ugandés Yoweri Museveni sostuvo que Ruanda se preparaba para atacar a su país, en un carta dirigida a la ministra británica de Desarrollo Internacional, Clare Short.

Museveni afirmó que el gobierno de Ruanda reclutaba a jóvenes ugandeses y los entrenaba en tres campos de ese país y uno de RDC, mediante ex oficiales del Ejército de Uganda.

También dijo que Kagame apoya a Kizza Besigye, el principal adversario de Museveni para las elecciones presidenciales de marzo, con la intención de imponer un «régimen colaboracionista» en Uganda, y expresó su temor de que dos grupos insurgentes congoleños apoyados por Ruanda planeen atacar Uganda desde RDC.

Esos dos grupos son la Unión Congoleña por la Democracia, la mayor organización rebelde de RDC, y el Ejército Popular de Redención, formado en los últimos tiempos.

Kagame acusa a Museveni de apoyar a disidentes e insurgentes ruandeses.

Kampala comenzó a retirar sus tropas de RDC en abril, pero ahora teme que grupos apoyados por Ruanda ocupen el territorio que deja.

Kigali alega a su vez que tropas ugandesas se acercan a los territorios de RDC ocupados por fuerzas ruandesas, en violación de un acuerdo entre ambos países firmado en Lusaka el año pasado.

Museveni y Kagame se reunieron el 6 de este mes en Londres, donde acordaron «mantener y mejorar sus relaciones, e impedir que disidentes de alguna de las dos naciones aprovechen la hospitalidad de la otra para emplearla como base, con el fin de desestabilizar al gobierno de su país de origen».

También establecieron un mecanismo de resolución de conflictos bilaterales mediante la intervención de un tercer país, y sentaron las bases de un tratado de extradición.

Sin embargo, observadores regionales son escépticos.

«Acuerdos como éstos dan la impresión de que la negociación no dio resultados nítidos ni satisfizo a ninguna de las partes. Es probable que se haya valorado la firma de protocolos por sí misma, sin afrontar asuntos críticos en los cuales se basan sus diferencias», sostuvo el diario East African en un editorial.

«Los acuerdos pueden parecer muy prometedores sobre el papel, pero hace falta gran decisión para implementarlos. Museveni, Kagame y sus asesores deben esforzarse para abandonar sus actuales puntos de vista, que los llevan a percibir malas intenciones tras cada movimiento de la otra parte», añadió.

No es la primera vez que ambos países prometen convivir en paz. Sus ejércitos se enfrentaron por primera vez en agosto de 1999, en la nororiental ciudad congoleña de Kisangani, que otras dos batallas en los últimos dos años han dejado en ruinas.

Las fuerzas ruandesas salieron triunfantes en esos enfrentamientos.

Analistas predicen que puede haber nuevos combates entre ruandeses y ugandeses en la región oriental de RDC, donde insurgentes se enfrentan entre sí por la supremacía, unos respaldados por Kigali y otros por Kampala.

«Es posible que la confusa situación en la región de Kivu Septentrional conduzca a combates directos, como ocurrió en Kisangani», opinó François Grignon, del grupo de expertos Grupo Internacional de Crisis, con sede en Bruselas.

«Parte del problema se parece a una rencilla familiar. Kagame rechaza la actitud de superioridad de Museveni, y éste ve a Kagame como un traidor que no acepta la protección de Uganda», arguyó Grignon.

Museveni y Kagame fueron compañeros de armas cuando ambos eran guerrilleros, y cada uno de ellos ayudó al otro a tomar el poder.

Museveni gobierna Uganda desde 1986, y el acceso al poder del Frente Patriótico Ruandés de Kagame se produjo en 1994.

Ambos decidieron invadir juntos RDC, con la intención de derrocar al régimen de Laurent-Desiré Kabila, pero luego discrepancias sobre la conducción de la guerra los llevaron a respaldar a grupos insurgentes enfrentados entre sí.

Las relaciones bilaterales empeoraron debido a disputas por el control de riquezas minerales de RDC, y eso condujo a las batallas de Kisangani. Algunos piensan que la actual hostilidad de Museveni hacia Kagame se debe a la humillación sufrida en esas derrotas, inflingidas por un país mucho más pequeño que Uganda.

Ruanda tiene 26.340 kilómetros cuadrados de superficie, y unos 7,2 millones de habitantes, mientras Uganda tene 241.038 kilómetros cuadrados y más de 21,1 millones de habitantes.

El orgullo es un componente importante del conflicto.

«Seguiremos el combate para impedir que Ruanda y sus gobernantes sean mirados por encima del hombro», dijo Kagame en la reunión de Londres.

El plan para RDC de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha desplegado fuerzas de mantemimiento de la paz en ese país, prevé la retirada de todas las tropas extranjeras, el desarme de los insurgentes, la desmilitariación de Kisangani y un diálogo directo entre Kinshasa y Kigali.

Insurgentes congoleños apoyados por Ruanda ocupan en la actualidad Kisangani, y se rehúsan a ceder a autoridades civiles el control de esa ciudad.

Además, Ruanda ha advertido que no retirará a sus tropas de la región oriental de RDC hasta contar con garantías de que insurgentes ruandeses dejen de emplear bases en ese paía para atacar al régimen de Kagame. (FIN/IPS/tra-eng/ks/mn/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe