La explotación ilícita de las riquezas naturales de la República Democrática del Congo (RDC) es una de las causas centrales de una guerra civil en la que están envueltos otros cinco países africanos, advirtió la ONU.
La RDC, un país reconocido en el pasado por sus vastas reservas de oro, cobalto, cobre, diamantes y madera, es ahora uno de los más pobres y endeudadas del mundo, sostuvo un panel de cinco expertos de la ONU (Organización de Naciones Unidas) en un informe de 38 páginas publicado el lunes.
Desde 1998, el territorio de la RDC es escenario de un amplio conflicto regional en el que intervienen Angola, Namibia, Rwanda, Uganda y Zimbabwe y por el que han muerto más de 2,5 millones de personas.
La devastación económica se debe a la guerra civil, pero también a la «sistemática explotación» de los recursos por parte de «un gran número de actores estatales y civiles de la región y del exterior, algunos de ellos directamente involucrados en el conflicto», afirma el informe.
El documento fue redactado por los embajadores Mel Holt, de Estados Unidos, Mujahid Alam, de Pakistán, Henri Maire, de Suiza, Mustafá Tall, de Senegal, y Mahmoud Kassem, de Egipto, quien presidió el grupo.
El informe recomienda a la ONU la suspensión internacional del tráfico de las materias primas más valiosas de la RDC, con el fin de cortar los beneficios que obtienen diversas facciones e individuos, y permitir la implementación de medidas técnicas para detener ese comercio ilícito.
Pero, para poner fin al saqueo de los recursos y establecer una paz duradera en la RDC, es necesario enfrentar las dos causas centrales del conflicto.
La primera es la declinación de las instituciones del estado, que comenzó décadas atrás, durante la dictadura de 32 años de Mobutu Sese Seko, quien bautizó al país como Zaire.
El régimen de Mobutu se desplomó en mayo de 1997, cuando Laurent Desiré Kabila tomó el poder al frente de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire.
En agosto de 1998 estalló la lucha entre el nuevo gobierno y varias organizaciones rebeldes, entre ellas la Unión Democrática de Congo y el Movimiento por la Liberación de Congo.
«No existe una autoridad efectiva y en funciones que salvaguarde y controle el territorio y las riquezas del país», un hecho que crea condiciones ideales «para esta explotación oportunista», afirma el documento.
El segundo factor es la presencia de grupos armados en un territorio sin control, pese al acuerdo de cese del fuego que todas las partes en conflicto firmaron en 1999 en Lusaka, Zambia.
El acuerdo estableció un cronograma para la resolución del conflicto y el retiro de todas las fuerzas extranjeras, pero pese al respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, el cese del fuego sólo es respetado por los ejércitos regulares que ocupan el país.
El gobierno de Joseph Kabila (hijo de Laurent) tiene respaldo militar de los vecinos Angola, Namibia y Zimbabwe, mientras que Uganda y Rwanda apoyan a diferentes grupos rebeldes.
Mientras tanto, «se perpetúa un conflicto de baja intensidad en las zonas donde se extraen, comercializan y transportan los recursos más valiosos». Entonces, «las partes que tienen intereses económicos justifican la persistencia de una significativa presencia militar», señaló el panel.
Tras los acuerdos de Lusaka, el Consejo de Seguridad destinó en noviembre de 1999 una fuerza de mantenimiento de la paz para controlar el cumplimiento del cese del fuego.
La guerra en la RDC es «el problema más serio de Africa», advirtió el francés Jean-David Levitte, jefe de la Misión de la ONU en ese país, integrada por efectivos de 12 naciones.
Luego de tres años, las preocupaciones por la seguridad han sido sobrepasadas por la ambición de controlar las zonas más ricas y de incrementar los beneficios obtenidos, afirma el documento.
Varios individuos y organizaciones «aprovechan la situación actual para amasar tanta riqueza como sea posible», concluye el informe de la ONU. (FIN/IPS/tra-eng/td/aa/dc/ip/01