R.D. CONGO: Más lejos de la paz

Los participantes en las interrumpidas conversaciones de paz para República Democrática del Congo (RDC) endurecieron posiciones con miras a la reanudación del diálogo en la oriental ciudad sudafricana de Durban.

Faltó poco para que se estrellara un avión que transportaba a representantes de la oposición en esas conversaciones, que comenzaron a desarrollarse en Addis Abeba, y eso no ha contribuido a que los bandos en conflicto consideren la situación con más serenidad.

Todos los participantes en el diálogo tratan de mimimizar la importancia de la fallida experiencia de Addis Abeba, pero nadie está seguro de que las cosas mejoren en la reunión de Durban, cuya fecha aún no se ha definido, y ni siquiera de que esa reunión llegue a realizarse.

Los obstáculos no son sólo de naturaleza política, sino también logísticos, y la semana pasada el título de primera plana del semanario de Kinshasa La Flamme Du Congo fue «La reunión de Durban no se llevará a cabo».

El artículo correspondiente causó gran conmoción en la población de RDC, que a esta altura de los acontecimientos tiene dudas sobre lo ocurrido en Addis Abeba.

El diálogo en la capital etíope comenzó el 15 de octubre, y su suspensión fue atribuida en forma oficial a escasez de fondos y discrepancias entre las partes sobre cuestiones de procedimiento.

De todos modos, sólo se habían reunido en Etiopía 70 de los 330 participantes esperados en las conversaciones de paz, indicó la periodista Francine Mokoko.

Entre los ausentes estuvo el presidente de RDC, Joseph Kabila.

Los representantes del gobierno de RDC en la conferencia abandonaron Addis Abeba el 19 de octubre, y pidieron al mediador Ketumile Masire, ex presidente de Botswana, que suspendiera las conversaciones de paz el 21 de ese mes, por tiempo indeterminado.

Se suponía que encuentros preliminares en Gaborone habían despejado el camino para que las negociaciones en Etiopía condujeran a importantes avances.

Antes de la interrupción del diálogo, representantes de grupos insurgentes habían advertido que podrían reanudar las hostilidades si las conversaciones de paz se frustraban, y esa amenaza es tomada muy en serio por los habitantes de Kinshasa.

Tras la suspensión, los insurgentes Movimiento por la Liberación del Congo y Unión Congoleña por la Democracia, apoyados por Uganda y Ruanda, respectivamente, decidieron en Kigali unificar sus tropas.

En los últimos días, las posiciones de todas las partes se han endurecido e incluyen numerosas críticas a Masire, a quien muchos señalan como culpable de todos los problemas.

«Masire quiso lucirse con la realización del diálogo, pero en realidad no estaba en condiciones de hacerlo, y ahora debería pagar su error», comentó Arthur Z'Ahidi Ngoma, del Grupo de Oposición Congoleño, al regresar de Addis Abeba.

Otros piden que Masire sea reemplazado por un mediador que hable francés como los habitantes de RDC, en especial luego de que el arzobispo de Kinshasa, Frederic Etsou, declaró a Radio Francia Internacional que el mediador, proveniente de una ex colonia británica, no comprende la realidad del país.

Masire no ha realizado comentarios sobre la suspensión del dialogo, y eso ha dado lugar a toda clase de especulaciones de analistas políticos.

Pierre Anatole Matusuila, un activista congoleño de la sociedad civil, acusó al mediador de haber alquilado «un viejo avión que casi se estrella con los principales opositores del país a bordo», en viaje a Kinshasa desde Nairobi.

En ese avión viajaban Z'Ahidi Ngoma, André Bobliko, del Partido Democrático Social Cristiano, Mubake Nombi, de la Unión para la Democracia y el Progreso Social, y unos 20 periodistas que habían cubierto las conversaciones de Addis Abeba.

Natusuila también criticó a Masire por haber alquilado ese avión a un ciudadano de Burundi, «un país en guerra con RDC».

Burundi apoya a insurgentes que luchan contra el régimen de Kabila, al igual que Ruanda y Uganda.

El clérigo protestante Daniel Mulunda Ngoy, del Concilio Panafricano de Iglesias, criticó a «algunos alarmistas que tratan de desmovilizar y desmoralizar al pueblo» al decir que las conversaciones de paz fracasaron.

«Debemos renovar nuestra confianza en el mediador, e instarlo a emplear sus buenos oficios para resolver cuestiones planteadas en Addis Abeba», añadió. (FIN/IPS/tra-eng/jk/sz/mn/mp/ip/01

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