La inseguridad y la parálisis económica causadas por el conflicto entre israelíes y palestinos empieza a minar el inexpugnable ámbito de los asentamientos judíos en los territorios ocupados en Cisjordania.
«Mis hijos saben que cuando vamos en automóvil a (la aldea palestina de) al Ouja, deben ocultar la cabeza» para evitar las piedras que arrojan los palestinos, dijo Avner Pinker, colono de Yafit, uno de los 18 asentamientos judíos del valle del río Jordán, los más antiguos de Cisjordania, cerca de la frontera con Jordania.
Varios caminos de la zona se convirtieron en trampa mortal para amigos y vecinos, dijo Pinker, quien considera abandonar la zona, crecientemente insegura y empobrecida por la intifada (levantamiento palestino) iniciada en septiembre de 2000.
Más de 50 de las 600 familias judías que habitan los asentamientos de la zona se han mudado en los últimos meses, según autoridades locales. Yafit, que ya perdió a nueve de sus 34 familias, y otros pequeños núcleos, procuran sobrevivir a la migración.
Hay actualmente 150 asentamientos judíos con 207.000 habitantes en los territorios palestinos, según datos de la Yesha, el organismo administrador.
Pero este movimiento en el valle del Jordán y en otros asentamientos dista mucho de ser un éxodo masivo y no refleja el clima de los núcleos más grandes o más poderosos en recursos económicos o convicciones ideológicas.
Sin embargo se trata de una tendencia preocupante, que podría poner en peligro los reclamos territoriales de Israel, reconocieron firmes defensores de la expansión judía en los territorios palestinos.
«Existe una situación difícil en el valle del Jordán, que debemos superar por el bien del sionismo (movimiento promotor del estado israelí en Palestina) y la seguridad nacional», dijo Michael Eitan, miembro del Knesset, parlamento unicameral de Israel, quien procura sumar apoyo para los asentamientos más frágiles.
Desde la guerra 1967 Israel inició la expansión mediante núcleos de colonos en territorios ocupados, infringiendo incluso resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas.
Las tierras palestinas, donde viven más de tres millones de personas, se subdivieron y fraccionaron para la instalación de las colonias judías.
La tendencia al éxodo alcanzará a asentamientos más grandes y poderosos, aseguró el movimiento civil israelí Paz Ahora.
Los problemas que enfrentan los colonos del valle del Jordán aumentarán en núcleos más grandes sometidos al aislamiento o cercanos a carreteras peligrosas, hasta ahora menos vulnerables por su poderío económico, consideró la organización.
El gobierno israelí no tiene una posición común. El primer ministro Ariel Sharon reclamó más subsidios y protección militar para los asentamientos, que ya son una costosa carga para el estado.
Sharon, quien como ministro participó en la construcción de muchos asentamientos y defiende la política expansionista del Gran Israel, no está dispuesto a discutir el cierre de ninguno.
El primer ministro dijo que desearía fortalecer los asentamientos del valle del río Jordán, a los que imagina como el centro de un «cinturón de seguridad» de 20 kilómetros que Israel debe retener para protegerse de potenciales amenazas procedentes del oriente.
Este plan ocuparía un cuarto del territorio de Cisjordania e impediría la viabilidad de un estado palestino.
En cambio, el ministro de Asuntos Exteriores Shimon Peres considera que los asentamientos de Cisjordania y la franja de Gaza deberían ser evacuados. «Hay varios asentamientos que están bajo fuego y no tienen futuro», señaló Peres al diario Maariv.
Es probable que en Yafit no quede, en poco tiempo, nadie a quien proteger. En los últimos años muchos de los residentes vivían del intenso tráfico de la carretera que atraviesa el valle y une Jerusalén con Israel septentrional.
El año pasado debía ser el de mayor crecimiento para el pequeño asentamiento. Junto a la carretera se inauguraron un restaurante y una expendedora de combustible y había planes para la construcción de un hotel.
Pero luego de un año de conflicto, ya no hay muchos vehículos que se aventuren por la carretera. La gasolinera cerró y los inversores se retiraron del proyecto hotelero.
«Todo está muerto. Aún quedan unos pocos autobuses, pero casi no llevan pasajeros», dijo Tamir Shlomi, secretario general del asentamiento.
En agosto, el colono Zohar Shurgi murió por disparos palestinos cuando regresaba a su casa desde su trabajo cerca de Tel Aviv. Shurgi solía decir a sus amigos que se quedaría en Yafit aunque éste fuera transferido a la Autoridad Nacional Palestina. «Era un verdadero sionista y proyectaba fortaleza. Cuando murió estaba muy cerca de mi casa. Fue terrible», dijo Pinker.
La esposa e hijos de Shurgi se mudaron a la ciudad costera de Ashdod, y varias familias los siguieorn «Es muy duro para nuestros hijos. Antes había 30 niños y niñas en Yafit y ahora sólo quedan 17. Sus amigos se fueron, sus casas están vacías y ellos preguntan por qué», agregó.
«Hay algunos lugares débiles, pero el sentimiento general es de victoria», sostuvo la portavoz de la Yesha, Yehoshua Mor-Yosef. «La tasa de crecimiento de los asentamientos es menor que la del año pasado, pero lo importante es que siguen creciendo en medio de la guerra», agregó. (FIN/IPS/tra-eng/bl/mn/dc/ip pr/01