NICARAGUA: El voto entre un empresario y un ex guerrillero

Los votantes de Nicaragua, uno de los países más pobres de América Latina, concurrirán a las urnas el próximo domingo para otorgar el gobierno por cinco años a un empresario de derecha o a un ex guerrillero izquierdista.

Unos 2,7 millones de nicaragüenses están habilitados para decidir entre el líder empresarial Enrique Bolaños, de 73 años, del gobernante Partido Liberal Constitucionalista (PLC), y el ex presidente Daniel Ortega, de 56 años, uno de los comandantes del movimiento que derrocara a la dictadura de Anastasio Somoza en 1979.

Ortega encabeza en esta oportunidad la alianza Convergencia Nacional, conformada por el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el centrista Partido Unidad Socialcristiana.

Alberto Saborío, del derechista Partido Conservador, es el tercer aspirante a suceder al presidente Arnoldo Alemán, aunque con mínimas posibilidades, según las encuestas.

«Esta va a ser una elección muy reñida», pues la diferencia entre los dos principales candidatos será sólo de dos puntos porcentuales, es decir menos de 40.000 votos, vaticinó a IPS el economista Sergio Santamaría, director del no gubernamental Centro de Investigación y Asesoría Socioeconómica (Cinase).

En el padrón electoral de Nicaragua, con cinco millones de habitantes, figuran como habilitados 2,7 millones de votantes, pero Santamaría entiende que el número real llega a 2,5 millones, ya que falta depurar una cantidad importante de emigrantes y hasta de personas fallecidas.

«En Nicaragua no hay una cultura de reportar a los muertos ante las autoridades electorales, por eso es que aparecen más personas de las que deberían estar», explicó el especialista de Cinase, que también realiza encuestas de opinión de voto.

Además de la presidencia y vicepresidencia, los nicaragüenses deberán elegir el próximo domingo a los 80 diputados del Congreso legislativo unicameral y a 20 representantes al Parlamento Centroamericano (Parlacén), todos por un lapso de cinco años.

«La elección se ha polarizado tanto entre Bolaños y Ortega que más bien parece una segunda vuelta», sepultando las aspiraciones que podía tener Saborío, que sólo parece recoger la adhesión de entre tres y cinco por ciento de los votos, comentó Santamaría.

Las últimas consultas realizadas otorgan en promedio 38 por ciento de los votos a Bolaños y 37 por ciento a Ortega, un empate técnico según los expertos, aunque los dos por encima del 35 por ciento del electorado exigido para acceder a la presidencia.

Santamaría también apuntó que, tradicionalmente, el abstencionismo ha rondado entre 20 y 25 por ciento, pero la polarización parece señalar que la ausencia en las urnas se aproximará esta vez al piso de ese porcentaje, añadió el experto.

Así, los votantes tendrán la posibilidad de escoger entre dos candidatos con perfiles muy disímiles, pues, mientras Bolaños proviene del sector empresarial, Ortega tiene como antecedente haber conducido un gobierno que intentó plasmar una revolución socialista.

El economista Francisco Laines, fundador del Banco Central de Nicaragua, sostuvo que los dos principales aspirantes provocan importantes dudas entre el electorado. «Ortega es muy cuestionado por su pasado y Bolaños es señalado de no tener el control real de su partido», analizó.

Laines agregó que el ambiente político está tan polarizado que, gane quien gane, la pugna seguirá incluso después de las elecciones¡, lo cual puede aumentar la incertidumbre entre los inversionistas sobre la necesaria recuperación de la economía del país, una de las más estancadas de América Latina.

El candidato del gobernante PLC nació el 13 de mayo de 1928 en la meridional ciudad de Masaya, en el seno de una familia acaudalada, que lo envió a estudiar ingeniería industrial a Estados Unidos.

Bolaños, que se especializó en el manejo de negocios en el privado Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, fue presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada en la década del 80 y ocupó la presidencia en el actual gobierno, a la que renunció el año pasado para dedicarse la campaña electoral.

Por su parte, Ortega, líder de Convergencia Nacional, nació el 11 de noviembre de 1945 en el distrito minero de La Libertad, en una familia de clase media ligada a los movimientos políticos opositores de la dictadura de la familia Somoza, que gobernó Nicaragua de 1937 a 1979.

Ortega fue arrestado por primera vez por razones políticas cuando sólo tenía 15 años.

En los años 60 cursó algunos meses la carrera de derecho, a la que abandonó para unirse al entonces guerrillero FSLN, del que años después se convertiría en su líder.

Ortega fue una de las cabezas visibles de la revolución sandinista, que tuvo dirección colectiva desde el derrocamiento de la dictadura de Somoza en 1979 hasta 1984, cuando se realizaron elecciones que no fueron reconocidas por Estados Unidos.

Elegido presidente por el FSLN, Ortega gobernó hasta 1990, acosado por una fuerza insurgente de derecha con bases en Honduras y financiación estadounidense que se hacía llamar «la contra».

En ese periodo impuso una política asistencialista y expropió tierras a personas y a compañías extranjeras, entre algunas de las medidas más destacadas.

La victoria electoral de Violeta Chamorro en 1990 sobre el mismo Ortega puso fin a 11 años de experiencia revolucionaria. El líder sandinista volvió a lanzar su candidatura, en 1996, pero fue superado por Alemán.

Tanto Bolaños como Ortega han basado su campaña política en un compendio de ataques y reproches personales cruzados.

Los liberales han insistido sobre la difícil situación que afrontó Nicaragua en los últimos años del gobierno sandinista, cuando se desató una hiperinflación y la escasez de productos básicos.

También repasan en sus mensajes el reclutamiento masivo de jóvenes para integrar el entonces Ejército Popular Sandinista, ordenado por Ortega, para combatir a la «contra».

El PLC, además, ha tratado de aprovechar en su favor la crisis internacional, desatada tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, distribuyendo carteles en los que se relaciona la imagen de Ortega con la del millonario saudita Osama bin Laden, principal acusado de cometer esos ataques.

Por su parte, los sandinistas han señalado a Bolaños como seguidor de la administración de Alemán, marcada por escándalos de corrupción.

Analistas políticos sostienen que tanto Bolaños como Ortega causan dudas en el electorado sobre lo que vayan a hacer si acceder al gobierno.

«No es fácil comparar peras con manzanas», explicó a IPS Virgilio Godoy, ex vicepresidente de Nicaragua durante el gobierno de Violeta Chamorro.

Godoy sostuvo que, mientras Bolaños es un empresario recién incorporado a las luchas por el poder, Ortega es un político de tiempo completo.

Lo peligroso es que ambas figuras están promoviendo una polarización que puede afectar la gobernabilidad del país, apuntó.

Kattia Aragón, directora de observación electoral del Consejo Supremo Electoral, informó a IPS que las urnas se abrirán a las 6 hora local (12:00 GMT) y se cerrarán a las 7 de la tarde (01:00 GMT del lunes).

Se espera que los primeros resultados comiencen a divulgarse ese mismo domingo por la noche o en la madrugada del lunes.

Aragón dijo que el proceso será vigilado por 11.000 observadores locales y casi 400 procedentes del exterior, entre los que se cuentan delegados de la Organización de Estados Americanos, del estadounidense Centro Carter, que dirige el ex presidente Jimmy Carter, y de la Agencia Interamericana de Desarrollo. (FIN/IPS/nms/dm/ip/01

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