Delegados de México y de Estados Unidos se reunirán el 19 de este mes en Washington para relanzar la agenda bilateral sobre migración, relegada tras los atentados del 11 de septiembre.
Diversos datos indican que los ataques terroristas contra Nueva York y Washington redujeron a la mitad el flujo de mexicanos hacia Estados Unidos, pero no afectaron el dinámico envío de remesas de los emigrantes ni la proporción de mexicanos que vuelven a este país.
La intención del gobierno de México es avanzar hacia un acuerdo que permita legalizar la estancia de unos cuatro millones de emigrantes mexicanos en Estados Unidos, mejorar la seguridad de la frontera común y ampliar la cantidad de visas de residencia y de trabajo que entrega Washington.
El asunto migratorio trasciende cualquier coyuntura y tarde o temprano deberá concertarse un acuerdo con Estados Unidos, dijeron portavoces de la cancillería de México.
El presidente estadounidense George W. Bush, tras los atentados terroristas, movió la mira diplomática, en la que México ocupaba un lugar privilegiado, para poner en primer orden la respuesta militar contra Afganistán y la seguridad interna.
Tres días antes de los atentados, el mandatario mexicano Vicente Fox había visitado Estados Unidos, donde recibió una cálida acogida del gobierno y del Congreso.
El gobierno de Bush ha manifestado su intención de mantener abierta la inmigración, pero también quiere asegurar que no ingresen terroristas, dijo este lunes su portavoz Ari Fleischer.
Datos y fuentes oficiales indican que el flujo emigratorio de México hacia Estados Unidos se redujo 50 por ciento y el intercambio comercial sufrió retrasos, a raíz de los atentados que destruyeron el World Trade Center de Nueva York y parte del Pentágono, sede del Departamento de Defensa en Washington.
Esos cambios fueron producto del incremento en los controles policiales en los pasos de frontera entre los dos países, que tiene una línea divisoria de 3.200 kilómetros.
Pero los atentados no tuvieron incidencia en las remesas de los emigrantes ni aumentaron sustancialmente la cantidad de mexicanos que vuelven a este país.
En lo que va del año, los emigrantes enviaron a México 8.000 millones de dólares en remesas, la cifra más alta registrada para todo un año.
El Instituto Nacional de Migración informó la semana pasada que entre septiembre y octubre regresaron alrededor de 350.000 mexicanos que residían en Estados Unidos.
La cantidad de importante, pero apenas representa nueve por ciento más de lo registrado el año pasado en el mismo periodo, explicó Felipe de Jesús Preciado, comisionado del Instituto.
Para las fiestas de Navidad y Año Nuevo se espera que visiten México dos millones de emigrantes, una cantidad similar a la de 2000. Preciado entiende que los atentados no cambiaron los patrones migratorios entre México y Estados Unidos.
Las autoridades calculan que en Estados Unidos viven 20 millones de personas nacidas en México o descendientes.
Cada año emigran al país vecino unos 300.000 mexicanos y, según cálculos del estatal Consejo Nacional de Población, la cifra podría elevarse a 550.000 en los próximo dos o tres años.
De los 2.443 municipios de México, sólo 93 no presentan algún grado de contacto de sus habitantes con Estados Unidos, ya sea a través de la recepción de remesas o la presencia de familiares de los emigrantes.
Rodolfo Tuirán, secretario del Consejo Nacional de Población, sostuvo que uno de cada 20 hogares mexicanos depende directamente de los ingresos que obtienen los emigrantes en el vecino países del norte.
Sin embargo, 75 por ciento de los residentes mexicanos en territorio estadounidense viven en condiciones de pobreza.
La cuestión de la migración se mantiene en la prioridad de la agenda de México con Estados Unidos, pues es un fenómeno que supera cualquier coyuntura, dijo Juan Hernández, jefe de la oficina de la Presidencia para la Atención a Migrantes en el Extranjero. (FIN/IPS/dc/dm/ip pr/01