El gobierno de Líbano rechazó la solicitud de Estados Unidos de confiscación de los bienes del grupo armado libanés Hizbolá, al que considera un movimiento de legítima resistencia ante Israel.
«La resistencia (de Hizbolá) expulsó el año pasado al ejército israelí del sur del Líbano. Estamos orgullosos de eso», afirmó el canciller de Líbano, Mahmoud Hammoud, tras conocerse el pedido de Washington.
«Consideramos que la resistencia es una forma legítima de liberar a nuestra tierra de la ocupación israelí y nos aferramos a ella con el respaldo de Siria y del resto del mundo árabe», agregó Hammoud.
Washington reclama a Beirut la confiscación de las propiedades del grupo chiíta Hizbolá, al que incluyó la semana pasada en una nueva lista de 22 movimientos e individuos con entrada prohibida a Estados Unidos y sujetos a expropiación de bienes, en la que también figuran seis organizaciones palestinas.
Se trata de la tercera lista de organizaciones e individuos con supuestas actividades terroristas que el gobierno estadounidense divulga tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
En virtud de las leyes aprobadas por el Congreso legislativo, el gobierno estadounidense tiene la facultad de bloquear activos de bancos extranjeros que no cumplan con la solicitud de congelar depósitos de grupos calificados como «organizaciones terroristas extranjeras».
La banca libanesa opera principalmente con países europeos, pero también con Estados Unidos. Si Europa se sumara a un eventual bloqueo financiero estadounidense, la endeudada economía de Líbano podría sufrir un gran daño.
Sin embargo, el gobierno de George W. Bush no parece interesado de momento en forzar la implementación de su pedido. La expresión «de inmediato» no ha sido utilizada, aclaró el embajador estadounidense Vincent Battle.
De todas formas, el caso aumenta las diferencias entre Estados Unidos y los países árabes, en especial Líbano y Siria, que han pedido a la comunidad internacional una definición de terrorismo que excluya expresamente el derecho a la resistencia ante una invasión extranjera.
Hizbolá cuenta con el respaldo de Irán y Siria y tiene 12 representantes en el parlamento libanés.
La nueva lista de Estados Unidos incluye así mismo a los palestinos Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, Jihad (guerra santa) Islámica, el Frente Palestino de Liberación, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), la facción Abú Nidal del Consejo Revolucionario Fatah y el FPLP-Comando General, todos con oficinas en Damasco.
Estos grupos rechazan las negociaciones de paz en Medio Oriente y creen que la resistencia armada es la única respuesta a la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Poco después de los atentados del 11 de septiembre, el Departamento de Estado (cancillería) divulgó un primer listado de 27 grupos, individuos e instituciones benéficas islámicas presuntamente vinculados al saudita Osama bin Laden, a quien Estados Unidos responsabilizó de los ataques.
La tensión aumentó en Medio Oriente cuando en octubre, Washington publicó otros 29 nombres, entre ellos los de tres ciudadanos libaneses y varios sauditas y kuwaitíes, a quienes considera vinculados a actividades antiestadounidenses.
Si bien los grupos palestinos y Hizbolá figuran hace tiempo en la lista de organizaciones terroristas que el Departamento de Estado actualiza cada dos años, Washington se cuidó de señalarlos en forma prematura como objetivos de su ofensiva antiterrorista.
La Casa Blanca buscaba así facilitar la adhesión de los países árabes a su campaña. Sin embargo, y pese a la ofensiva diplomática, Estados Unidos no logró ningún acuerdo en la materia con países como Siria.
La decisión de Washington se conoció tras la fallida visita del primer ministro británico Tony Blair a Damasco la semana pasada, El presidente sirio Bashar el Assad reiteró a Blair la necesidad de diferenciar terrorismo de resistencia e instó a poner fin a los bombardeos de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Afganistán.
El gobierno de Bush «sucumbió sin rastros de vergüenza o culpa a la presión israelí y declaró grupos terroristas a Hizbolá» y las organizaciones palestinas, comentó el secretario general de la organización chiíta, Hassan Nasrallah, en un acto público celebrado la semana pasada.
Muchos árabes comparten estos sentimientos. Los títulos de la prensa regional aseguran que la campaña antiterrorista de Estados Unidos está tiñiéndose del pensamiento político israelí.
«El primer ministro (libanés) Rafik Hariri dejó en claro que la distinción entre terrorismo y resistencia será el principio que regirá la respuesta a la solicitud (de embargo de los bienes de Hizbolá)», explicó el embajador Battle a la prensa tras un encuentro con Hariri.
El diplomático puntualizó que su país apunta en primer lugar a Bin Laden y su organización Al Qaeda (la red), que no tiene vínculos con Hizbolá, según aseguran algunos expertos.
«También señalé que (las últimas organizaciones sumadas a la lista) no han sido señaladas aún al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas», al cual Washington debe pedir la aprobación de medidas concretas, agregó Battle.
La solicitud estadounidense no tendrá efectos vinculantes para Líbano hasta que la lista sea sometida a consideración del foro mundial.
Por otra parte, el secreto bancario que rige las finanzas de Líbano y la naturaleza de los bienes de Hizbolá son dos problemas reales para poner en práctica cualquier confiscación.
Hizbolá posee un canal de televisión, un diario y una radioemisora, cientos de escuelas, hospitales y centros de salud distribuidos en todo el país, que asisten a miles de libaneses. (FIN/IPS/tra-eng/kg/mn/dc-ff/ip/01