Políticos y ciudadanos comunes de Kuwait esperan que Iraq sea el próximo blanco de la campaña antiterrorista encabezada por Estados Unidos y que se produzca en Bagdad un cambio político radical, como en Afganistán.
«Si Estados Unidos quiere combatir el terrorismo, debe emprenderla contra (el presidente de Iraq), Saddam Hussein», dijo el parlamentario islamista Jaled el Adwa.
«Queremos el derrocamiento del régimen Talibán (en Afganistán) y también el de Saddam Hussein» en Iraq, declaró el liberal Ai el Baghli, ex ministro de Petróleo de Kuwait.
Desde la invasión iraquí en 1990, los kuwaitíes viven con miedo de un nuevo ataque de Iraq. Y desde que fueron liberados por una coalición multinacional encabezada por Estados Unidos siete meses después, mantienen una relación especial con la superpotencia.
La semana pasada, el presidente egipcio Hosni Mubarak visitó Kuwait para evaluar la posible reacción ante el traslado de la campaña antiterrorista internacional a otro país árabe, Iraq.
La respuesta que obtuvo fue que la extensión de la campaña a Iraq no está en manos de Kuwait y que el gobierno tampoco hizo una solicitud específica a Estados Unidos, trascendió.
En otras palabras, Kuwait no se opondría a ataques aéreos de Estados Unidos contra Iraq.
La posición de Kuwait resulta impopular en el mundo árabe, donde este emirato es acusado a menudo de haber traicionado la causa árabe.
Baghli, el ex ministro de Petróleo, lo desmintió. «Apoyamos todas las guerras de nuestros hermanos árabes, pero cuando los necesitamos, se unieron a Saddam Hussein», dijo.
La relación especial de Kuwait con Estados Unidos se refleja en la presencia de 4.500 soldados estadounidenses, pero también en la presión de Washington por una mayor democratización.
Si bien la vida política no ha cambiado demasiado en este país del Golfo, se siente la influencia occidental y estadounidense en la vida cotidiana.
Kuwait parece un barrio enorme y rico de Estados Unidos. Los automóviles estadounidenses son los preferidos de los kuwaitíes, y por todas partes proliferan centros de compra con tiendas como Marks & Spencer y Starbucks.
Aunque se trata de una nación conservadora, existe escaso apoyo popular hacia un estilo de vida más islámico, ya sea al modo talibán o saudí.
Kuwait es probablemente el único país del mundo árabe donde la gente se siente culpable porque su gobierno no ha expresado suficiente apoyo a Estados Unidos, al que consideran su salvador.
Algunos kuwaitíes tuvieron palabras duras para con su gobierno. Saud Nasser al Sabah, miembro de la familia real y ex ministro de Petróleo, criticó a las autoridades por «traicionar» a Estados Unidos.
«¿Qué habría sido de nosotros si Washington hubiera adoptado la misma posición dubitativa (en 1991) que la que tomamos nosotros últimamente?», preguntó Saud en un artículo publicado en octubre en el diario internacional de lengua árabe Al Sharq el Awsat.
La posición oficial en principio indefinida se debió en parte a la ausencia del emir Jaber Ahmad el Sabah, quien se encontraba en Londres recuperándose de un accidente vascular encefálico.
También había temor a la ira del saudí Osama bin Laden, el principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, quien se propondría derrocar a los regímenes corruptos del Golfo y obligar a las fuerzas estadounidenses a abandonar la región.
Cuando el kuwaití Sulaiman Abu Ghaith se presentó como el portavoz de Bin Laden, se temió por la presencia de la red terrorista Al-Qaeda en Kuwait también.
Pero se cree que la elección de un kuwaití como portavoz de Bin Laden es un mero ejercicio de relaciones públicas destinado a demostrar que tiene apoyo en la región del Golfo.
La familia real no parece preocupada por el momento. Finalmente, el gobierno kuwaití reafirmó su apoyo a la lucha contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos durante la visita a Nueva York del viceprimer ministro Sabah Ahmad el Sabah, para una sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Sabah también habría recibido garantías de que la seguridad de Kuwait todavía preocupa a Washington, trascendió.
«Debemos proteger nuestros intereses, y nuestros intereses están con Estados Unidos», declaró Ahmad Bishara, secretario general del Movimiento Nacional Democrático de Kuwait.
«Cuando un amigo nos necesita, tenemos que ayudarlo. Es un camino de doble vía», agregó.
Por lo pronto, Kuwait apoya más a Estados Unidos que ningún otro país del Golfo.
Analistas y ex ministros afirmaron que el gobierno kuwaití provee apoyo logístico y combustible para la campaña militar estadounidense, si bien ese respaldo no se ha publicitado. (FIN/IPS/tra-en/kg/js/mlm/ip/01