/Integración y Desarrollo/ COMERCIO: Sudáfrica a favor de nueva ronda multilateral

Sudáfrica impulsa la puesta en marcha de una nueva ronda comercial en la Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se desarrolla en Qatar, contrariando la postura de la mayoría de los países africanos.

«Las normas de la OMC son complejas pero funcionan», y «la alternativa es el caos», advirtió el ministro de Comercio e Industria, Alec Erwin.

El gobierno sudafricano cree que una nueva ronda de negociaciones multilaterales, cuyo lanzamiento está previsto en Qatar, es un imperativo para acelerar el desarrollo, y que el fracaso de la convocatoria empujaría a los países pobres a una marginalización más profunda.

La realización de la nueva ronda multilateral de comercio propuesta por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) puede llevar hasta ocho años.

Sudáfrica forma parte del Grupo del Sur, integrado por Argentina, Brasil, Chile, Egipto y Nigeria, países que impulsan la nueva ronda, si bien difieren en cuanto al alcance de la misma.

El gobierno sudafricano también integra el Grupo de Cairns, un foro de 18 países exportadores de productos agropecuarios, contrarios al proteccionismo, que pretende terminar con los subsidios agrícolas del Norte industrial. Estas alianzas fueron calificadas por Erwin como «acuerdos tácticos imprescindibles».

Sudáfrica cometió el error de no forjar una alianza en su propio continente, opinó Dot Keet, investigador y analista de comercio. De hecho, Pretoria se opone a la postura de muchos gobiernos africanos, para quienes resulta imposible aplicar los actuales acuerdos comerciales.

«Fortalecer las posturas africanas no es una cuestión de solidaridad, sino un punto esencial para el desarrollo y la estabilidad en Africa y en Sudáfrica», estimó Keet.

El reconocimiento de la interdependencia del continente fue determinante para que Pretoria impulsara la creación de la Unión Africana, arguyó.

El gobierno mantiene como principio un mayor compromiso con las organizaciones multilaterales. Si fracasa el inicio de una nueva ronda, el mundo se verá amenazado por el fantasma de los dañinos acuerdos bilaterales, señaló Erwin.

En una postura contraria se encuentran los países del Grupo de Opiniones Afines (LMG), encabezados por India, Indonesia, Filipinas, Pakistán y Singapur, y conformado por la mayoría de las naciones africanas y el bloque de 49 países menos desarrollados.

Este grupo sostiene la necesidad de revisar el actual sistema comercial mundial antes de iniciar cualquier nueva negociación, y reclama una inspección completa de los acuerdos de la Ronda Uruguay, que dieron origen a la OMC.

En la era de la globalización económica, las tasas de crecimiento de los países pobres declinan y las prioridades de desarrollo se empantanan en condiciones de juego desiguales, mientras el mundo industrializado mantiene subsidios agrícolas de 1.000 millones de dólares por día, sostienen.

El LMG concurrirá al encuentro de Doha dispuesto a revisar sólo los «aspectos de implementación» de los acuerdos de propiedad intelectual, agricultura, subsidios y acceso preferencial de productos de los países pobres.

El G-Sur, por su parte, apoya la discusión de «nuevas cuestiones» impulsada por los países ricos, que comprenden inversión, competitividad, política de compras gubernamentales, ambiente y normas laborales.

Durante la conferencia, que se extenderá hasta el 13 de noviembre, la organización ecologista internacional Greenpeace emitirá un mensaje contrario a la nueva ronda desde su barco Rainbow Warrior, anclado en el puerto de Doha.

Según Pretoria el mundo en desarrollo debe aceptar una nueva ronda que le dará un ámbito más amplio para negociar cuestiones esenciales. «Nada está acordado hasta que todo se acuerde, lo cual implica concesiones. Por ejemplo, lo que doy en inversión, usted lo da en agricultura», estimó Erwin.

Para esta posición es «autodestructiva» pues no aprovecha el espacio moral ganado por las manifestaciones contrarias a la globalización y el consecuente reconocimiento de los miembros más poderosos de la OMC acerca de que el sistema debe ser revisado, estimó Keet.

«La corrección de las injusticias existentes no puede ser negociada por futuras demandas que introducirían más desigualdades», opinó Keet.

Es probable, por otra parte, que los nuevos acuerdos «favorezcan los intereses de aquellos países y corporaciones que ya se benefician con los acuerdos actuales», consideró. (FIN/IPS/tra-eng/fk/mn/dc/if dv/01

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