Viceministros de Agricultura y empresarios de la región andina intentarán el lunes y el martes próximos en la capital peruana acordar un plan de acción frente al colapso de los precios internacionales del café.
Bolivia, Ecuador y Perú, tres de los cinco países andinos, forman parte de la flamante Comisión Andina de Café (Cancafé), y confían lograr la incorporación de Colombia y Venezuela.
La reunión regional cafetera se realizará en el marco de la mas grave crisis de precios en los últimos 10 años. El precio promedio de las distintas variedades de café bajó de 75 dólares el quintal (46 kilos) en enero a 45 en la última semana de octubre.
Ese valor es inferior al costo de producción, que en el caso de las variedades que se cultivan en Perú oscila entre 75 y 95 dólares el quintal.
«La caída de precios es consecuencia de la sobreproducción mundial, y al concluir el presente año, el stock excedente en manos de productores, exportadores e importadores será probablemente cercano a 20 por ciento de total de las cosechas mundiales de café», advirtió el empresario peruano Eduardo Lanfranco.
Según la Organización Internacional del Café (OIC), la producción de 2000 fue de 115,8 millones de sacos de 60 kilos, frente a un consumo de solo 102 millones. Para este año se aguarda una producción de 114 millones de sacos y un consumo de sólo 103 millones.
Los cinco países andinos son productores y exportadores de café, y sus cosechas conjuntas asciende a 16,5 millones de sacos de 60 kilos, 14,25 por ciento de la oferta mundial en 2000.
En el Primer Encuentro Regional Andino de Productores de Café realizado en junio de 2000, se resolvió promover una asociación regional, semejante a la que existe para el azúcar, el arroz, el maíz y la ganadería.
La iniciativa presentaba dificultades, dada la intensa competencia entre los países cafeteros. Las discusiones se complican, porque algunos países proponen estrategias de reducción de cosechas «para descomprimir la oferta», y otros prefieren competir en base a sus presuntas ventajas de calidad o de costos.
El 30 de mayo de este año, se constituyó la Cancafé, pero sólo con la participación de los tres países de menor volumen de producción.
Los dirigentes de la Cancafé consideran que la crisis de precios puede impulsar a los otros países andinos a decidir su incorporación a un organismo que intentará mejorar las ventas en base al apoyo político de los países compradores.
Según fuentes de la Junta Nacional de Café de Perú (JNC), a la cita de Lima asistirán delegados de las organizaciones empresariales cafeteras de Venezuela y Colombia, cuya resistencia a incorporarse a la Cancafé se espera superar con el respaldo de los representantes de los gobiernos de Bogotá y Caracas.
«Cuando comienza una caída de precios internacionales del café, la tendencia se acelera, porque quienes tienen excedentes en las manos tratan de venderlos «, señaló el empresario cafetero peruano Eduardo Lafranco.
Los efectos de la caída de precios se agravan en perjuicio de los países de menor producción, pues su escasa oferta no les permite promover en las buenas épocas compromisos de estabilidad de volúmenes de compra, agregó Lafranco.
El presidente de la JNC peruana, Raúl del Aguila, observó que la reunión de la Asociación de Países Productores de Café del 16 de mayo quedó en evidencia el incumplimiento del plan de retención acordado el año pasado para reducir la oferta y mejorar los precios.
La decisión de Vietnam de autorizar a sus productores la colocación en el mercado de 60.000 toneladas de café que retenían derribó el plan de retención y aceleró la tendencia decreciente de los precios, explicó Del Aguila.
«El problema de los productores de café de países como Perú, Bolivia y Ecuador es su baja competitividad en el mercado mundial, frente a los dos países productores mas importantes, Brasil y Vietnam, que juntos producen el 40,6 por ciento de las cosechas mundiales», comentó.
La crisis afectará a las 125.000 familias que se dedican a la producción de café en la selva peruana, dijo Del Aguila.
Se trata de un pequeño grupo de población, en un país de 25 millones de habitantes, pero su importancia social excede su proporción matemática, pues el café, en épocas de buen precio, es el único producto a que puede competir con el cultivo ilegal de coca.
Frente a la actual emergencia, los productores piden al gobierno peruano créditos para el sostén de los campesinos afectados y para evitar el abandono de la plantaciones, que favorecería la multiplicación de plagas del café, como la broca.
Pero el gobierno de Alejandro Toledo afronta una dura situación fiscal y varios problemas sociales y no dispone de suficientes recursos presupuestarios para atender a todos.
La JNC pidió que se destine a los cafeteros los 30 millones de dólares excedentes de los 100 millones en bonos emitidos para la refinanciación de deudas de las empresas agrarias que se acogieron a un programa de rescate financiero.
La otra línea de acción pasa por las posibilidades de conseguir en Estados Unidos y Europa algunas facilidades arancelarias para el café y mejorar de ese modo su competitividad.
«El café es un producto socialmente estratégico en la región andina. Involucra a más de un millón de familias que habitan en áreas afectadas por la amenaza guerrillera, y una crisis en esos escenarios sociales agravará el riesgo del terrorismo internacional», comentó Lorenzo Castillo, director de la JNC. (FIN/IPS/al/ff/dv/01