La sorpresiva e inédita ausencia del presidente de Cuba, Fidel Castro, en la XI Cumbre Iberoamericana que se realiza en Lima, suscita conjeturas que abarcan desde posibles problemas de seguridad hasta el distanciamiento de un foro que no ha colmado sus expectativas.
El vicepresidente cubano, Carlos Lage, encabeza la delegación del país a la cumbre, a cuyas anteriores reuniones Castro había asistido desde 1991.
La decisión se dio a conocer en La Habana al mediodía del viernes, horas antes de la inauguración oficial del encuentro de gobernantes de América Latina, España y Portugal.
El presidente envío a su par de Perú, Alejandro Toledo, una carta en la cual se excusó de asistir y alegó que debía cumplir, entre otros compromisos, intensas labores en el país tras los daños causados el 4 de noviembre por el huracán Michelle.
Analistas piensan que las razones de orden interno invocadas reafirmarán el prestigio de Castro entre la población, muy preocupada por las consecuencias a largo plazo del desastre en la frágil economía de la isla.
Sin embargo, consideraron «sorprendente» que haya renunciado a participar en la evaluación de los 10 años de actividad del foro iberoamericano.
La Habana considera que ese foro es un espacio estratégico en su política exterior, pero ha comentado que falta mucho para alcanzar las metas de unidad e integración de Iberoamérica.
Se ha abierto un espacio para el debate y el intercambio bilateral y multilateral, pero «sólo estamos dando los primeros pasos», dijo el canciller cubano, Felipe Pérez Roque.
«Está muy lejano todavía para nosotros el sueño de (Simón) Bolívar de una América Latina integrada y unida, una Patria Grande que defienda nuestros intereses», añadió.
Por otra parte, el delicado asunto de los derechos humanos volvió a crear este año tensiones no resueltas en los vínculos de Cuba con varios países de la región, y eso iba a dificultar la diplomacia directa que Castro suele desarrollar durante las cumbres.
De los 21 países que forman la comunidad iberoamericana, 11 latinoamericanos y dos europeos integran la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, que aprobó en abril una resolución contra Cuba con 22 votos a favor, 20 en contra, 10 abstenciones y una ausencia.
Argentina, Costa Rica, España, Guatemala, Portugal y Uruguay apoyaron la condena, que Cuba considera inscrita en la política hostil de Estados Unidos.
Colombia, Ecuador, México y Perú se abstuvieron, y sólo Venezuela y la propia Cuba votaron en contra de la propuesta.
Sin embargo, en Lima parecen haberse superado controversias desatadas en la pasada cumbre de Panamá, cuando la delegación cubana se negó a firmar una declaración contra el terrorismo que condenó en forma explícita al grupo separatista vasco ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad, en vascuence).
«Se ha producido un cambio cualitativo en cuanto a la posición de consenso sobre temas clave», y La Habana aceptó firmar en Lima una condena de todos los actos de terrorismo «vengan de donde vegan», comentaron fuentes allegadas a la delegación cubana a la cumbre.
El borrador de esa declaración antiterrorista, que será suscrita este sábado, señala el compromiso de «no prestar ayuda ni refugio a los autores, promotores y participantes de actividades terroristas».
También recomienda «fortalecer las legislaciones nacionales para evitar la impunidad de los culpables de cometer o apoyar actos terroristas», lo cual implicaría el compromiso de no conceder amnistía ni indulto a los sentenciados por tales actos.
De todos modos, La Habana no ha ocultado su disgusto por la negativa de Panamá a extraditar al connotado anticastrista Luis Posada Carriles, encarcelado en ese país luego de que el propio Castro lo acusara de planear asesinarlo durante la X cumbre.
Autoridades judiciales cubanas han expresado preocupación por la demora panameña en el inicio del juicio a Posada y por un cambio del fiscal que actúa en el caso, que podría conducir a la excarcelación del acusado.
El parlamento cubano aseguró en un informe dado a conocer en agosto que los servicios de inteligencia de la isla habían frustrado en los últimos 10 años casi 20 planes de atentados contra Castro y otros dirigentes.
Ese es el motivo invocado para que los desplazamientos del presidente no suelan son anunciados con anterioridad, y un estricto dispositivo de seguridad lo rodee cuando viaja a otros países.
Según el documento parlamentario, algunos de esos frustrados atentados, de cuya preparación se acusó, entre otros, a Posada, buscaron aprovechar la presencia del mandatario en las cumbres iberoamericanas. (FIN/IPS/pg/mp/ip if/01