Unos 3,4 millones de hondureños están convocados a las urnas este domingo para elegir el sexto gobierno civil consecutivo desde 1982, cuando los militares dejaron el poder tras casi dos décadas de dictadura.
El candidato vencedor tomará a partir de enero el timón de uno de los países más pobres de América Latina y el Caribe, golpeado por la deuda externa y con una gran carga de frustración ante la falta de respuestas de los sucesivos gobiernos democráticos.
«El mayor desafío del próximo gobierno será cambiar el pesimismo que viven hoy los hondureños, causado por las promesas incumplidas, la falta de oportunidades y la desconfianza hacia los dirigentes políticos», dijo a IPS Efraín Díaz, ex candidato presidencial de la centroizquierdista Democracia Cristiana.
Los cinco presidentes que sucedieron a la dictadura militar fueron Roberto Suazo, de 1982 a 1986, José Azcona, hasta 1990, Rafael Callejas, hasta 1994, Carlos Reina, hasta 1998, y el actual mandatario Carlos Roberto Flores.
«El futuro mandatario tendrá que ver cómo mantiene la estabilidad y, a la vez, cómo reactiva la economía», explicó Díaz.
En las elecciones de este domingo participarán cinco partidos políticos, que presentan candidatos a la presidencia, tres a la vicepresidencia, para renovar 128 escaños del Congreso unicameral y para 20 lugares en el Parlamento Centroamericano.
Las fuerzas militares que, aunque cedieron el poder en 1982, mantuvieron influencia «detrás del trono» por varios años más, han garantizado que vigilarán la limpieza de estos comicios.
Así lo manifestó el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Daniel López, quien se reunió esta semana con Flores para asegurarle que velará por «la transparencia y pureza» de las elecciones.
Este domingo, todos los hondureños mayores de 21 años están habilitados a concurrir a 5.303 centros electorales distribuidos en todo el país.
También podrán sufragar 11.000 inscriptos en los registros electorales de los 600.000 hondureños que viven en Estados Unidos, para lo cual se han instalado 27 mesas en Washington, Nueva York, Los Angeles, Miami, Nueva Orleans y Houston.
Los principales aspirantes a suceder a Flores son Rafael Pineda Ponce, del gobernante Partido Liberal (PL), y Ricardo Maduro, del opositor Partido Nacional (PN), ambos de centroderecha.
Pineda Ponce, de 71 años, es maestro de profesión y un político de extensa trayectoria que hoy preside el Congreso, y Maduro, de 55 años, es un exitoso empresario, propietario de la principal cadena de supermercados de Honduras.
Maduro ha mantenido una ventaja constante sobre Pineda Ponce en la distintas consultas de opinión de voto durante la campaña electoral.
En el último estudio presentado por la firma CID-Gallup Maduro recoge la adhesión de 45 por ciento de los entrevistados, mientras que Pineda Ponce recibe 35 por ciento.
En estas elecciones también se postulan a la presidenci, aunque con muy escasas posibilidades, Orlando Iriarte, de la Democracia Cristiana, Olban Valladares, del Partido Innovación y Unidad, y Matías Funes, del Partido Unificación Democrática.
El Tribunal Nacional de Elecciones (TNE), una institución autónoma encargada de organizar el proceso electoral y proclamar al ganador.
En su página oficial de internet (www.tne.hn) este organismo hondureño señala que estas son las sextas elecciones a las que acude el pueblo en libertad y en paz.
«Desde 1981 el pueblo puede elegir libremente a sus autoridades, dándose a sí mismo el gobierno que mejor le parece dentro del marco de las Leyes y del pluripartidismo, que son dos de las mayores virtudes de la democracia», dice en su portada el sitio web.
Reyna Meléndez, secretaria de relaciones públicas del TNE, informó a IPS que las urnas se abrirán el domingo a las 6 a.m. hora local (12:00 GMT) y se cerrarán a las 5 p.m. hora local (11:00 GMT).
«Sin embargo, por lo general el cierre de las urnas se alarga una hora más en caso de hayan habido atrasos en la apertura», informó la funcionaria.
Meléndez confirmó que el TNE comenzará a hacer públicos los primeros resultados el propio domingo por la noche.
Para este proceso han llegado a Honduras decenas de observadores internacionales que pertenecen a instituciones como el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los comicios hondureños también serán observados por miembros de la embajada de Estados Unidos y de países como Argentina, México, Uruguay, Panamá y Perú.
El próximo presidente de Honduras tendrá que asumir el próximo 27 de enero un país sumido en la pobreza y con una abultada deuda externa.
Los datos oficiales señalan que el 65 por ciento de los seis millones de hondureños son pobres, aunque organizaciones de la sociedad civil arguyen que la cifra podría rondar un 80 por ciento de la población.
La deuda externa de Honduras, de 5.600 millones de dólares, supera el propducto interno bruto (PIB). El Banco Mundial considera que la deuda llega a nivel crítico cuando equivale a 60 por ciento del PIB.
«El gobierno había pronosticado a principios de este año que el crecimiento (del PIB) rondaría cinco por ciento, pero nosotros calculamos que difícilmente el país crecerá tres por ciento», dijo a IPS el economista Raf Flores, de la Asociación de Organizaciones No Gubernamentales de Honduras (ASONOG).
El fracaso de la previsión de crecimiento realizada por el gobierno se debe a la desaceleración de la economía internacional y a la caída de los precios del café y del banano, dos de las principales exportaciones de Honduras, señaló Flores.
El café y el banano aportan 36 por ciento de los ingresos por exportaciones de Honduras, que en los últimos años han sido entre 1.400 y los 1.600 millones de dólares. (FIN/IPS/nms/dm/ip dv/01