Centenares de jóvenes venezolanos se pintan el rostro con los colores de la bandera nacional para celebrar los triunfos de la selección de fútbol, que no le bastarán para participar de la Copa del Mundo el año próximo, pero inflaman de orgullo al país.
El fútbol no ha sido uno de los deportes favoritos en este país de 24 millones de habitantes, y su selección había sido conocida como «la cenicienta» hasta el torneo sudamericano de clasificación para el Mundial de Corea del Sur y Japón, que finalizará este miércoles.
En las últimas semanas, mientras la selección venezolana espera el último partido de la serie, frente a Brasil, el fútbol se ha impuesto en discusiones de bares y cafés, en el diálogo entre jóvenes al salir de las aulas y, por supuesto, en la prensa deportiva.
El campeonato venezolano de béisbol, históricamente el «deporte rey» de este país, comenzó hace un mes, pero de lo que se habla es de fútbol.
La selección dirigida por Richard Páez «es el principal motivo de orgullo deportivo del país», después de los jugadores venezolanos que participan en las Grandes Ligas de béisbol de Estados Unidos, según los consultados para dos encuestas en las ciudades mayores.
«La gente ha conseguido una razón para identificarse con el balompié nacional», apuntó Cristóbal Guerra, cronista deportivo que desde el diario El Nacional ha incentivado el gusto por el fútbol entre sus lectores.
Páez, un médico traumatólogo de 47 años, se convirtió en una de las principales figuras públicas de Venezuela, con un alto grado de exposición en los medios de comunicación y una excelente aceptación popular, según las encuestas.
Gracias a este técnico, el fútbol venezolano «descubrió la confianza», coinciden periodistas y aficionados.
Una inédita racha de cuatro victorias consecutivas en sus últimas presentaciones del torneo clasificatorio ante Uruguay, Chile, Perú y Paraguay, sacó a la selección venezolana del sótano que siempre ocupó en la tabla sudamericana.
Con 17 partidos disputados, Venezuela lleva 16 puntos, producto de cinco victorias y un empate. Ubicada en el octavo lugar, aventaja a Perú y Chile y sólo un punto la separa del séptimo puesto, ocupado por Bolivia.
El presidente Hugo Chávez, conocido por sus largos discursos en cadenas nacionales de radio y televisión, interrumpió y cambió algunas de esas transmisiones por coincidir con un partido, «para que el pueblo pueda ver y disfrutar la hazaña de estos muchachos».
La palabra «hazaña» podría parecer exagerada, pero si se revisa la historia de la selección, se observa un cambio que convirtió a este equipo en uno de los mejores de la segunda parte del torneo.
Los cuatro triunfos consecutivos fueron acompañados de 10 goles a favor y uno en contra. Venezuela saltó del puesto 116 al 89 en la lista mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y podría colocarse en el lugar 67, si este miércoles logra la proeza de derrotar como visitante a Brasil.
«Acostumbrados a presentaciones irregulares durante tanto tiempo, cuesta pensar sin sentirse aturdido ante lo que se observa, un panorama distinto, un ascenso sostenido y, lo más importante, respeto para el fútbol venezolano», sintetizó el comentarista deportivo Néstor Beaumont.
Los aficionados, en tanto, dieron un giro rápido para acompañar los nuevos tiempos. El jueves 8, apenas sonó el silbato final del indiscutido triunfo de Venezuela por tres goles a uno ante Paraguay, una explosión de cohetes, fuegos artificiales y bocinas estalló en distintas ciudades del país.
Al día siguiente, muchos jóvenes mostraban la camiseta de la selección «vinotinto», el rostro pintado con los colores nacionales o banderas venezolanas. Sociólogos consultados por IPS coincidieron en resaltar el momento de «orgullo nacional» que de forma especial se manifiesta en los jóvenes de las ciudades.
El fútbol, según los analistas, ha dado por primera vez motivo de cohesión nacional, aunque la euforia que se vive en este momento no significa que habrá un mayor respaldo popular para ese deporte.
El periodista Guerra recordó que la afición en líneas generales desconoce el nombre los integrantes de la selección, y que por falta de información, algunas personas le han preguntado si Venezuela participará, tras esta serie de triunfos, en la Copa del Mundo de 2002.
Pero más allá de esto, los periodosta especializados creen que se está en un punto de inflexión para lograr que el fútbol obtenga el respaldo necesario en este país «beisbolero», de modo que en el futuro los triunfos no se identifiquen con un golpe de suerte o con la habilidad del «Brujo» Páez.
De hecho, el director técnico, en medio de las celebraciones y la euforia nacional, puso en el tapete algunas prioridades, como «el proyecto de evolución de las categorías menores, la actualización de los técnicos del país y varias giras internacionales para la selección» de fútbol.
Dirigentes deportivos solicitaron también apoyo de las autoridades gubernamentales de cara a la organización de la Copa América 2005, cuya sede será Venezuela.
Ese compromiso será el más importante del punto de vista organizativo que haya tenido el país en relación con el fútbol. Algunos creen que el torneo de 2005 puede ser igualmente un nuevo motivo de orgullo nacional. (FIN/IPS/ac/mj-ff/cr/01