El ministro de Turismo de Egipto, Mamdouh el-Beltagui, informó que el ingreso de turistas al país disminuyó 40 o 45 por ciento en octubre, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y advirtió que aún falta lo peor.
«La caída de la actividad turística será mayor en los próximos meses», aseguró la semana pasada.
El turismo es la principal fuente de ingresos del país. Esa actividad movilizó el año pasado unos 4.300 millones de dólares y unos 2,2 millones de puestos de trabajo, relacionados en forma directa o indirecta con la atención a unos 5,4 millones de visitantes, según datos del Ministerio de Turismo.
Tras los atentados del 11 de septiembre hubo una cancelación masiva de reservas, tanto de personas que planeaban visitar el país como de egipcios que se proponían viajar a naciones occidentales, informaron agentes de viajes.
Los teléfonos de esas agencias y de las aerolíneas pasan largos periodos sin sonar, pese a que esta época del año es por lo general el pico de la temporada turística de invierno (boreal).
Fueron canceladas más de la mitad de las reservas individuales que se habían realizado con la agencia de viajes Misr Travel, la mayor del país, indicó el gerente general de esa firma, Abdou Azeem.
«Casi no hay nuevas reservas», destacó Azeem, quien añadió que percibe escasas perspectivas de reactivación debido a la actual situación internacional.
Funcionarios de turismo apuntaron que en la actualidad están ocupadas sólo 52 por ciento de las habitaciones de hoteles en el país, y que lo normal en esta época del año sería una ocupación de 78 por ciento.
En la nororiental península del Sinaí, cercana a Israel y al territorio palestino de Gaza, la escasez de visitantes relacionada con 13 meses de intifada (insurrección) palestina contra los israelíes causó el cierre de complejos turísticos y el despido de sus empleados.
Grandes cadenas internacionales de hoteles como Sheraton, Marriott y Club Mediterranean informaron que sus tasas de ocupación de habitaciones cayeron hasta 70 por ciento, y cerraron instalaciones o redujeron la escala de sus operaciones en Sinaí y en la región meridional del país.
La situación de los hoteles pequeños varía, ya que en ellos puede bastar que se alojen los integrantes de una sola excursión turística para que las habitaciones pasen de estar vacías a ser ocupadas por completo.
El hotel de tres estrellas Windsor, de El Cairo, tuvo ocupadas 60 por ciento de sus habitaciones en octubre, lo cual implicó sólo 25 por ciento menos que lo habitual en esa época del año, pero las perspectivas para este mes son desalentadoras, dijo a IPS el propietario de ese hotel, Wafik Doss.
«Muchas personas que habían planeado visitar el país (antes del 11 de septiembre) decidieron viajar. Lo que más me alarma es la escasez de nuevas reservas», señaló.
Es probable quienes decidieron cancelar viajes a Egipto esperen que cese la campaña militar en curso contra Afganistán de Estados Unidos y sus aliados para volver a realizar reservas, y muchos ya han elegido otros destinos para sus vacaciones anuales, agregó.
Numerosos operadores turísticos afirman que se verán obligados a cerrar sus negocios si esa campaña no termina pronto.
Mohammed el-Sayed, de 30 años de edad y gerente de Meridien House, una tienda que vende recuerdos a turistas cerca del Museo Egipcio de El Cairo, reza todos los días para que la televisión informe que la guerra en Afganistán ha terminado.
«Sería normal que tuviéramos unos 10 clientes por día, y que por lo menos uno de ellos realizara compras importantes. Pero en la actualidad no tenemos ninguno», comentó.
El último cliente de la tienda entró hace ocho días, «compró una postal y se fue», agregó.
La crisis es evidente en Khan el-Khalili, el mayor bazar de la capital. Hace dos meses, los turistas se atropellaban en su laberinto de tiendas, en busca de recuerdos o tradicionales artesanías. En la actualidad, el lugar está casi vacío y muchas tiendas están cerradas.
Los pocos comerciantes que quedan toman té sin nada que hacer.
«Es mejor irse a casa y buscar trabajo en otra parte que pasar el día sentado a la espera de clientes», dijo a IPS Hamdy Ismail, de 46 años de edad y padre de tres hijos, quien solía vender artesanías de cobre en ese bazar.
Ismail ha sido artesano desde que comenzó a trabajar, y admitió que tiene pocas probabilidades de conseguir empleo en otra actividad.
«Traté de conseguir trabajo en la construcción o como vendedor, pero el país está en el peor momento de tres años de recesión económica, y no hay demanda de empleados», comentó.
Fuentes bancarias afirmaron que los depósitos han disminuido y los retiros aumentado después del 11 de septiembre.
También están casi desiertas las casas de cambio, donde solían congregarse turistas en busca de moneda nacional e importadores en busca de moneda extranjera para pagar importaciones.
«Hace dos meses, el comercio estaba siempre lleno. Ahora nuestros clientes cayeron a la mitad, tanto los extranjeros como los nacionales», dijo a IPS el gerente de la casa de cambios Horus, Sallah Kasseb.
La crisis del turismo se ha extendido a otros sectores de la economía.
Un florista de la ciudad de Giza, muy cerca de El Cairo, comentó que muchas bodas se han postergado porque los jóvenes pierden sus empleos y no están en condiciones de emprender una vida independiente.
Iman Girgis, carnicero de la turística ciudad septentrional de Alejandria mantiene las luces del establecimiento apagadas para disminuir sus gastos.
«La gente ha dejado de comprar carne para ahorrar dinero, y los criadores de ganado no tienen a quién vender su mercadería», indicó.
Los ganaderos aumentaron el precio de la carne para compemsar el descenso de sus ventas, y las consecuencias han sido malas para todos, afirmó.
«Todos estamos atrapados en un círculo vicioso», añadió con trsiteza. (FIN/IPS/tra-eng/mc/mn/mp/if/01