ECONOMIA-CUBA: Huracán prolongará la crisis

Quince horas sobre Cuba fueron suficientes para que el huracán Michelle ocasionara graves daños y alejara aún más la salida de la crisis económica, que se mantiene hace más de 10 años.

El Michelle, «el peor desastre natural» en los 42 años de gobierno de Fidel Castro, según advirtieron las autoridades, llegó justo cuando el país sacaba cuentas en procura de evitar un nuevo retroceso económico.

Los precios de las exportaciones se mantienen bajos y los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos provocaron la merma de las remesas de cubanos residentes en ese país y del turismo.

En esa coyuntura, el huracán atravesó la isla el domingo pasado con un diámetro de influencia de 500 kilómetros, vientos sostenidos de 165 kilómetros por hora y rachas de hasta 250 kilómetros.

Los daños alcanzaron a ocho provincias, que ocupan 45 por ciento del territorio nacional y donde viven 5,9 millones de personas, 53 por ciento de la población total, según un informe oficial.

El huracán Michelle causó «importantes y graves» pérdidas materiales, mucho más que «en cualquier ocasión anterior desde el triunfo de la revolución», dijo el jueves por la noche el vicepresidente Carlos Lage.

Para afrontar los daños, el gobierno tuvo que apelar a las reservas del Estado, un fondo material que se acumula para casos de extrema emergencia y que debe ser reestablecido en previsión de otros desastres.

En el área internacional, China y Venezuela entregaron ayuda de inmediato, trascendió que México espera una solicitud oficial y Estados Unidos ofreció el envío de especialistas para la evaluación de los daños, en el primer gesto de ese tipo desde que Castro gobierna el país.

La iniciativa de Washington fue respondida por La Habana con la propuesta de que se le permitiera comprar en Estados Unidos alimentos, medicinas y materias primas para producirlas, transacciones que son reguladas por el embargo contra la isla que rige desde 1962.

En tanto, el coordinador residente del sistema de la Organización de las Naciones Unidas en Cuba, Luis Gómez Echeverri, confirmó a IPS que una misión de varias agencias viajó esta semana a los territorios más afectados y pudo observas daños muy serios.

Gómez Echeverri, también representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), opinó que Michelle llegó en «el peor de los momentos», cuando Cuba estaba «muy vulnerable» por el impacto en su economía de la actual recesión internacional.

Así y todo, dijo estar impresionado por la rápida respuesta de las autoridades ante el desastre y consideró que este país tiene la capacidad necesaria para recibir la ayuda internacional, sin que ésta no se desvíe como sucede en algunos países.

«Me gustaría pensar que estamos trabajando para poder fortalecer los programas de desarrollo que tenemos aquí y para darle un importante apoyo al pueblo cubano, de forma tal que pueda enfrentar los desafíos que ya tenía y que se van a agudizar ahora», indicó.

La peor catástrofe que se recuerda en Cuba ocurrió en 1932, cuando un huracán de categoría cinco (la máxima) llegó acompañado de una «marea de tormenta», de seis metros de altura, que sepultó a un poblado entero y costó la vida de 3.500 personas.

Tras el arribo al poder de Castro, el momento más difícil se vivió en 1963, cuando el ciclón Flora se mantuvo 72 horas sobre el territorio nacional, dejando 1.150 muertes. Este domingo, sólo cinco personas murieron, pero los daños económicos no tienen precedentes.

Sobre la magnitud del daño, Lage aseguró que la información se dará «con toda precisión y exactitud» cuando concluya el «minucioso y serio trabajo de recopilación» de datos. No se exagerará «un ápice» ni se ocultará un solo daño, dijo.

Además, el vicepresidente explicó en un programa de televisión que podría demorar hasta un mes la solución a la compleja situación en que quedó el sistema eléctrico nacional.

El Michelle derribó 125 torres de alto voltaje, dividió el sistema por la mitad y dejo fuera de funcionamiento a la principal central termoeléctrica del occidente del país. En esa zona, la demanda supera la capacidad actual de generación de electricidad.

La paulatina restauración del sistema eléctrico también permite restablecer el bombeo de agua potable a las principales ciudades, además de que se estabiliza el servicio de gas manufacturado, que en La Habana beneficia a más de un millón de personas.

Además, se informó que tardará seis meses en colocar la antena definitiva, en sustitución de la destruida torre nacional de microondas, por donde pasaban las señales de televisión, radio y las llamadas telefónicas por teleselección. Mientras, el 18 de este mes se instalará una antena provisional.

Por su parte, el sistema de salud pública estará funcionando totalmente el próximo lunes, con la excepción de unas 25 sedes que quedaron totalmente o semi destruidas.

Las clases han comenzado ha reanudarse paulatinamente esta semana y se espera que totalmente reestablecidas el lunes, según las autoridades. Los alumnos de 1.500 escuelas dañadas y de unas 50 destruidas serán reubicados ante de ese día.

Los daños ocasionados por «el huracán obligan a realizar gastos no previstos, y puede afectar aún más el arribo de turistas, lo cual tiene una repercusión inmediata en los niveles de vida de la población», dijo a IPS un economista que solicitó reserva de su identidad.

Las consecuencias más graves para la población cubana están aún por cuantificarse y tienen que ver con la destrucción o rotura de viviendas y de la producción agrícola, que incluye extensas plantaciones de azúcar, banano y cítricos.

Datos preliminares del Estado Mayor de la Defensa Civil dan cuenta de 45.000 viviendas dañadas, 2.000 de ellas destruidas totalmente, y más de 170 derrumbes en La Habana. Además, unas 705.000 personas fueron evacuadas.

El impacto en la agricultura puede observarse ya en los mercados agropecuarios del país y afectará aún más la situación alimentaria, ya deteriorada por la crisis económica de los años 90 y la severa sequía de fines de esa década.

El ministro de la Agricultura, Alfredo Jordán, orientó la eliminación de todos los cultivos dañados y la siembra de vegetales de rápido crecimiento para reemplazar alimentos como el banano, cuyas plantaciones necesitan casi un año para recuperarse. (FIN/IPS/da/dm/if en/01

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