Mientras los consumidores de todos los continentes se ajustan el cinturón por la desaceleración de la economía mundial, la juventud de China aspira a la educación, la vivienda y el automóvil, un sueño imposible para sus mayores.
En los años 70 las máquinas de coser, las bicicletas y los relojes pulsera eran los bienes de consumo más avanzados en el mercado chino.
En los 80, cuando el gobierno introdujo reformas al centralizado sistema económico, el público comenzó a adquirir aparatos de televisión, refrigeradores y lavarropas.
En el nuevo milenio, la juventud aspira a ahorrar para adquirir su vivienda y su automóvil y para viajar.
El sorpresivo poder de compra de la juventud se debe en buena medida al énfasis en la educación y a la formación profesional, que permite a muchos jóvenes obtener empleos mejor remunerados.
«La juventud china se siente cada vez más proclive a la vida confortable y la superación personal y gasta más en bienes durables y en educación», dijo Zhou Huan, integrante de la Asociación de Consumidores Chinos (ACC).
Esta generación comienza a gozar de los frutos de su trabajo, algo que no ocurrió con sus padres, que a pesar de trabajar duramente dependían en gran medida de la burocracia gubernamental y de sus vínculos con el Partido Comunista para satisfacer muchas de sus necesidades.
«Es un proceso natural que la gente se vuelva hacia bienes más costosos», observó Zhou.
Casi 80 por ciento de jóvenes consultados en una encuesta realizada por la ACC manifestaron su voluntad de adquirir una vivienda, y la mayoría se inclinó por apartamentos de dos o tres habitaciones y con una superficie de 75 a 150 metros cuadrados.
El estudio sobre hábitos de consumo de la juventud se llevó a cabo el año pasado en 20 grandes ciudades, incluyendo Beijing, Shangai y Shenzhen, mediante encuestas telefónicas con varios miles de mujeres y hombres de 18 a 35 años.
Casi 80 por ciento de las parejas interrogadas no tenían automóvil. Pero «nos sorprendió que más de 30 por ciento de esas parejas tuvieran licencia de conducir, y que 32 por ciento de las mismas planificaran comprar un auto en los próximos años», dijo Zhou.
Una de esas parejas podría ser la de Liu Zheng, de 30 años, y su esposa Chang Hong, de 25, quienes acaban de pagar 2.400 dólares para adquirir un apartamento nuevo de tres habitaciones.
Chang y Liu deberán pagar a la empresa constructora una cuota mensual de 360 dólares durante los próximos 20 años. «Si todo va bien, en cinco años compraremos un auto», cuyo valor oscila en 12.000 dólares, dijo Chang, una agente de viajes que está finalizando sus lecciones de conducción.
La pareja aún vive con los padres de Liu, en un apartamento en las afueras de Beijing, «muy lejos de nuestros trabajos en el centro, por eso un hogar propio representa la independencia total y un automóvil también es indispensable en una vida muy ocupada», dijo Liu, quien trabaja como traductor para una compañía japonesa.
Tras las viviendas y los automóviles, el interés se centra en los viajes y los acontecimientos culturales o artísticos. Cada año más de 100 millones de chinos viajan por turismo dentro y fuera de este país de 1.300 millones de habitantes. «La mayoría de los turistas son jóvenes», sostuvo Zhou.
También es frecuente que los jóvenes soliciten un préstamo bancario para adquirir un auto o un apartamento.
Catorce por ciento de los jóvenes de 20 a 26 años consultados en enero por el Centro de Estadísticas Municipales de Beijing «tenían un conocimiento perfecto» de las posibilidades de un crédito al consumo y 5,4 por ciento ya habían «solicitado una hipoteca».
Cada vez más jóvenes se muestran conscientes de la necesidad de preparación para competir en una economía que valora los conocimientos.
Un amplio estudio que alcanzó a 1,5 millones de jóvenes en 30 capitales provinciales reveló que 22 por ciento de los mismos aspiran a obtener un título de licenciatura, 21 por ciento un título de maestría y 9 por ciento un título de doctorado.
Pese a que un trabajador medio recibe una paga anual de sólo 1.800 dólares, pocos padres y madres dudan en sustentar la educación superior de sus hijos, en gran medida por la política familiar de un hijo o hija única.
El estudio realizado por el Centro de Estudios Juveniles, señala que inclusive quienes debieron abandonar sus estudios y se encuentran trabajando desean retomarlos.
En la capital, casi la mitad de quienes trabajan y estudian pagan sus propios estudios y 35 por ciento reciben una subvención parcial de sus empleadores.
Zhou Huan cree que crecerá enormente la educación a distancia, mediante la red de informática Internet y el correo electrónico, una modalidad nueva pero que ya atrae a cientos de miles de estudiantes. «Se está desarrollando una industria de miles de millones de dólares en educación continua», dijo Zhou.
En la próxima década, la educación en línea se convertirá en la principal modalidad de formación continua, de acuerdo a funcionarios del Ministerio de Educación. (FIN/IPS/tra- eng/lx/ccb/ral/dc/dv if/01