Brasil obtuvo en octubre un nuevo superávit comercial, que eleva el total de este año a 1.501 millones de dólares y alienta perspectivas de mejor desempeño en 2002, para aliviar la presión sobre la moneda nacional.
La balanza comercial arrojó el mes pasado un saldo favorable de 248 millones de dólares, inferior a los 535 millones de septiembre. Pero se preveía una reducción mayor del superávit, debido al habitual aumento de las importaciones en este trimestre para atender el intenso consumo de fin de año.
Las importaciones de octubre ascendieron a 4.754 millones de dólares, mientras las exportaciones alcanzaron 5.002 millones.
Las cifras acumuladas en los 10 meses ya transcurridos de este año fueron respectivamente 47.875 millones de dólares para las importaciones y 49.376 millones para las exportaciones, informó este jueves el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio.
Se ha registrado, desde septiembre, un «vuelco» en el comercio exterior brasileño, que asegura para el año próximo un superávit, evaluó el ministro Sergio Amaral antes de conocer los datos finales de octubre.
En realidad, para eso contribuyó de manera decisiva la fuerte depreciación de la moneda nacional, de casi 30 por ciento desde enero, atribuida principalmente a la crisis económica en Argentina.
Desde enero de 1999, cuando Brasil adoptó el cambio flotante, el real ya perdió más de 50 por ciento de su valor respecto del dólar.
La Asociación Brasileña de Comercio Exterior, que reúne a los exportadores, calcula, sin embargo, que el superávit retrocederá a cerca de 1.000 millones de dólares al cabo de este año.
Aun así, el resultado se debe no al aumento de las exportaciones, sino a la contención de las importaciones, por el bajo precio del real y la desaceleración económica. Además, la crisis del transporte aéreo influyó en las cuentas.
Las compañías de aviación comercial brasileñas, sin condiciones de pagar su abultada deuda ante la pérdida de pasajeros, están devolviendo aviones adquiridos o arrendados a empresas extranjeras. Esas devoluciones ingresan, en la balanza comercial, en el renglón de las exportaciones.
Por esa vía, el superávit brasileño podría casi duplicarse, porque Varig, la mayor compañía de aviación brasileña, prevé devolver unos 10 grandes aviones por una suma estimada de cerca de 1.200 millones de dólares.
Para el próximo año, autoridades económicas y analistas del mercado prevén un salto del saldo comercial favorable a 5.000 millones de dólares. El ex director de Política Económica del Banco Central, Sergio Werlang, es más optimista y calcula que el superávit podrá llegar al doble de esa cifra.
Su estimación considera que la moneda brasileña presenta actualmente una depreciación superior a la de 1992 y de 1993, cuando Brasil obtuvo superávit sin precedentes de hasta 15.000 millones de dólares. Pero repetir tal resultado hoy es más difícil, porque Brasil tiene ahora un mercado mucho más abierto.
La mejora en la balanza comercial contribuyó, según observadores del mercado, a la recuperación del real en esta semana, justamente cuando la situación argentina se deterioró al máximo, con el riesgo del país en niveles históricos de más de 2.000 puntos.
El dólar, que al final de la semana pasada valía más de 2,74 reales, retrocedió este jueves a 2,67 reales.
El cambio brasileño se «separó» de la crisis argentina, según los analistas, aun pese al impacto negativo del fracaso en la privatización de la Compañía Parananese de Energía, que no se efectuó el miércoles porque no hubo interesados.
Las razones incluyen también el hecho de que desde los atentados terroristas en Estados Unidos, el 11 de septiembre, el Banco Central brasileño inyectó más de 10 millones de dólares en el mercado financiero, en títulos con protección cambiaria.
Además, las inversiones extranjeras directas no registraron la caída prevista y Brasil obtuvo un refuerzo en sus reservas cambiarias, recibiendo 2.400 millones de dólares que le debía Polonia, una deuda comercial acumulada de décadas anteriores.
El gobierno también sigue obteniendo buenos resultados en su esfuerzo por obtener superávit fiscal primario, excluyendo de las cuentas el pago de los intereses sobre la deuda pública.
Preocupa, sin embargo, el crecimiento de esa deuda, que ya alcanzó 55,8 por ciento del producto interno bruto, cuando la meta era mantenerlo por debajo de 50 por ciento. A ese aumento contribuyó la excesiva depreciación del real.
El principal problema de la economía brasileña, sin embargo, es su vulnerabilidad por la dependencia respecto del capital externo, que agrava el impacto de las turbulencias financieras internacionales. Por eso, obtener saldos positivos en el comercio exterior se convirtió en una meta vital. (FIN/IPS/mo/mj/if/01