ECONOMIA-ARGENTINA: Apoyo de EEUU no alcanza

El presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, regresó este lunes de Estados Unidos con un fuerte respaldo del gobierno de George W. Bush a su plan de ajuste de gastos, pero sin ninguna promesa de nuevos créditos ni de garantías.

Este resultado, si bien era el esperado, impidió una mejor cotización de los bonos de la deuda. Para los economistas, la reunión de los presidentes fue desalentadora en momentos en que cada día aumenta la desconfianza en la posibilidad de una recuperación pese al aparente optimismo de los gobernantes.

«El encuentro fue excelente», declaró De la Rúa al referirse a su entrevista del domingo con Bush. Luego, reclamó a los gobernadores provinciales que dejen de lado actitudes «mezquinas y obstruccionistas» y firmen de forma «urgente» un acuerdo para reducir gastos este mismo año.

La política denominada déficit cero aplicada por el gobierno hace tres meses y determinada por ley, según la cual el Estado no podrá gastar más de lo que recaude cada mes, tuvo un impacto social muy negativo.

Empleados públicos como educadores, médicos y funcionarios judiciales han cobrado sus salarios con recortes y atrasos, en algunos casos de hasta cuatro meses, y lo mismo le sucede a los jubilados.

Además, entidades estatales como escuelas y hospitales reciben menos presupuesto del esperado.

El regreso de De la Rúa desde Estados Unidos se registró 10 días después del anuncio de un plan de reestructuración de la deuda externa de 130.000 millones de dólares.

La exhortación del presidente a los gobernadores dejó de manifiesto cuál es hoy el punto de conflicto. Si el gasto de las provincias no se reduce, será imposible alcanzar este año la meta de equilibrio fiscal, y ese incumplimiento aleja las posibilidades de ayuda de los organismos internacionales.

Para peor, analistas financieros advirtieron que la crisis de Argentina no ha afectado a los países vecinos, un dato positivo para la región pero muy negativo en lo nacional.

En la medida en que se pueda controlar un «efecto dominó», el costo internacional de una implosión de la economía argentina será inferior al esperado, y habrá menos disposición a impedirla, indicaron.

Así, al regresar de su viaje, el presidente concentró sus declaraciones en la necesidad de aprovechar el respaldo que importó de Estados Unidos y que el gobierno, las administraciones provinciales y los legisladores alcancen «el máximo de unidad política» y «la máxima responsabilidad».

De la Rúa viajó el jueves a Estados Unidos para reunirse con banqueros, empresarios, funcionarios de la Reserva Federal y finalmente, el domingo, con el presidente Bush.

Pero a lo largo de la gira desistió de formular un pedido concreto para que Washington gestione nuevas garantías para la reestructuración de la deuda, que consiste en el canje de los bonos por parte de los tenedores.

Bush le dijo a De la Rúa que «un default (suspensión de pagos) o una devaluación serían graves», apoyó el plan de canje de bonos de la deuda —»los bancos ya ganaron mucho dinero», dijo— y le recomendó evitar a toda costa el desequilibrio fiscal, de acuerdo con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El gobierno argentino había anunciado el 1 de este mes una nueva serie de medidas económicas tendientes a recuperar, en parte, el poder adquisitivo de los salarios en una economía en recesión desde hace 40 meses. Pero la estrella de los anuncios fue la reestructuración de la deuda externa.

El canje comenzará ante bancos y administradoras de fondos de Argentina, y prevé recuperar bonos de la deuda con una tasa de interés superior a 12 por ciento cambiándolos por otros que rinden siete por ciento, con tres años de gracia para cancelarlos, informó el ministro de Economía, Domingo Cavallo.

El anuncio fue presentado como un «canje voluntario» de bonos para evitar la suspensión de pagos de la deuda externa, la mayor parte de cuyos títulos están nominados en dólares. No obstante, los mercados financieros lo consideraron un canje compulsivo.

El escepticismo y malestar de banqueros y empresarios tiñó el clima de la visita de De la Rúa a Estados Unidos, con el agravante de que muchos de los que escucharon hablar al presidente manifestaron dudas sobre la eficacia de las nuevas medidas para salir de la crisis.

De la Rúa tenía previsto determinar en sus contactos con el tesoro estadounidense —que había sugerido la idea del canje voluntario— la posibilidad de que el FMI adelantara el dinero de un crédito que debía otorgar en diciembre.

También preveía pedir a Washington nuevas y sólidas garantías para cuando se efectúe el canje de bonos con acreedores del exterior, pero decidió en vísperas de la entrevista que evitaría solicitar un apoyo de ese tipo y que, en cambio, se comprometería a cumplir con su plan de equilibrio fiscal.

De todos modos, De la Rúa dijo al regresar a Buenos Aires que la cuestión de las garantías internacionales estaba «mencionado como posibilidad futura».

Mientras, y para cumplir con su política de austeridad fiscal, De la Rúa debe asegurarse que los gobernadores provinciales cumplan con una drástica reducción de gastos. Pero desde hace por lo menos un mes la negociación entre el gobierno nacional y los de las provincias dio escasos frutos.

Las provincias más populosas —Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, gobernadas por el opositor Partido Justicialista—, se negaron hasta ahora a suscribir el acuerdo, que significaría una reducción sustancial del aporte financiero del gobierno central a los tesoros provinciales.

Este lunes, el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, declaró una vez más que la proposición del gobierno es «infirmable», y del mismo modo se manifestaron otros mandatarios del interior, que advirtieron que seguirán negociando hasta obtener mejores condiciones para sus provincias. (FIN/IPS/mv/mj/if/01

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