La mejor forma de prevenir el uso de armas nucleares por parte de terroristas es que la comunidad internacional se deshaga de esas armas y de ese modo evite también el riesgo que su empleo para la guerra, advirtieron expertos en desarme y salud.
Especialistas de Médicos por la Prevención Internacional de la Guerra Nuclear (IPPNW, por sus siglas en inglés), el Centro de Información de Defensa y otras organizaciones no gubernamentales (ONG) de Estados Unidos elogiaron el miércoles al presidente de ese país, George W. Bush, y a su par ruso, Vladimir Putin, reunidos en Washington desde el martes.
Los elogios se debieron a que los dos gobernantes se comprometieron en el primer día de esa reunión a reducir su arsenal nuclear.
Las cabezas nucleares para misiles en poder de ambos países suman en la actualidad más de 6.000, pero Bush dijo que Estados Unidos reduciría en forma unilateral sus reservas a entre 1.700 y 2.200, y Putin anunció que el arsenal ruso se reduciría a unas 1.500.
Aun con esos recortes, los grandes arsenales en poder de ambas naciones son una amenaza, y las armas cucleares pueden caer en manos de terroristas, indicaron los especialistas.
«Bush y Putin deben avanzar mucho más» en el proceso de desarme nuclear, opinó Ira Helfand, de la ONG Médicos por la responsabilidad social.
«Esta ronda de reducción de arsenales debe ser el primer paso en un proceso que conduzca a la total abolición de las armas nucleares», añadió.
Los activistas instaron a Moscú y Washington a prohibir la producción, la transferencia y la venta de todos los materiales empleados para la fisión nuclear, y a financiar programas de destrucción o desmantelamiento de todas las reservas de esos materiales.
También pidieron el inmediato cese del estado de alerta de los sistemas de misiles estadounidenses y rusos, y el abandono de los planes de Washington para desarrollar un sistema nacional de defensa contra ataques con misiles.
«La gran pregunta del futuro no será si los terroristas pueden adquirir o construir una bomba nuclear, sino cuándo lo harán, salvo que se adopten medidas radicales de inmediato», señaló la copresidente de IPPNW, Mary-Wynne Ashford.
Las ONG reafirmaron la necesidad de una convención internacional sobre armas nucleares que prohíba la producción, el almacenamiento, el ensayo y el uso de esas armas.
«El peligro de la aniquilación seguirá presente si no abolimos las armas nucleares», sostuvo Jonathan Schell, autor de varios libros sobre la cuestión.
Los activistas destacaron que es necesario aumentar los fondos destinados al programa conjunto de Washington y Moscú para mejorar la seguridad de anticuados depósitos de armas nucleares en Rusia, a cuyo mantenimiento dedica escasos presupuestos el gobierno de ese país.
Poco antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, Bush propuso destinar 100 millones de dólares menos a ese programa, apuntó el médico John Pastore, quien trabajó con la comisión creada para atender a víctimas de los bombardeos nucleares estadounidenses en Japón en 1945.
Sin embargo, Washington anunció el martes su voluntad de aumentar el financiamiento del programa.
Hay considerable evidencia de que el saudita Osama bin Laden, a quien Washington considera responsable de los atentados del 11 de septiembre, puede obtener materiales nucleares mediante infiltrados en Pakistán y en repúblicas ex soviéticas, afirmó el presidente del Centro de Información de Defensa, Bruce Blair.
La Agencia Internacional de Energía Atómica, un organismo del sistema de las Naciones Unidas, sostuvo que Al-Qaeda (La Base), la organización de Bin Laden, «busca en forma activa» una bomba atómica, y el propio saudita dijo en los últimos días, en un mensaje grabado en vídeo, que adquirir ese tipo de armas es «un deber religioso».
No hay evidencia creíble de que Bin Laden posea en la actualidad una bomba nuclear, pero «es muy plausible que haya obtenido desechos nucleares» utilizables para construir una «bomba sucia» que disemine material radiactivo, opinó Blair, ex funcionario de control de lanzamiento de misiles nucleares.
El temor a la transferencia de tecnología o material nucleares a terroristas aumentó luego de que las autoridades de Pakistán arrestaron e interrogaron a tres destacados científicos de ese país, dos de ellos veteranos del programa nuclear pakistaní, sospechosos de simpatizar con grupos extremistas islámicos.
«Se sabe que las armas nucleares de Pakistán no están protegidas con todas las medidas necesarias para evitar su detonación accidental», enfatizó IPPNW en un informe.
El proyecto de sistema de defensa contra misiles de Bush es una nueva amenaza a la seguridad mundial, y es probable que estimule una nueva carrera armamentista nuclear, según las ONG.
Ese sistema puede crear una ilusión de seguridad contra el terrorismo, pero «no defenderá al país» contra probables ataques terroristas con coches bomba o, como el 11 de septiembre, mediante aviones secuestrados, apuntó Helfand.
Los billones de dólares necesarios para implementar ese proyecto y mantener el arsenal nuclear estadounidense pueden emplearse en forma más eficiente para mejorar la seguridad del país, opinó Blair.
El temor al terrorismo nuclear ha aumentado mucho después del 11 de septiembre, pero los pedidos de desarme nuclear no son una novedad.
En 1998, Jimmy Carter y Mijail Gorbachev, ex gobernantes de Estados Unidos y de la Unión Soviética, encabezaron una lista de más de 100 ex jefes de Estado que pidieron medidas inmediatas para reducir el riesgo de conflicto nuclear, y quizá librar al mundo de armas nucleares.
En 1996, 50 generales y almirantes de distintos países firmaron un pedido similar. (FIN/IPS/tra-eng/dk/aa/mp/01