DERECHOS HUMANOS-SENEGAL: Resistencia contra sistema de castas

El sistema de castas que afecta a casi todos los grupos étnicos de Senegal comienza a ser combatido por intelectuales, activistas de derechos humanos y por los propios discriminados, aunque con escaso resultado.

Sólo los diola, en el sur, y los sereres niominka, de las islas Saloum, unos 150 kilómetros al sudoeste de Dakar, se han librado de esta práctica discriminatoria, que relega a tareas de servidumbre a las personas consideradas inferiores y que en muchos casos impide el contacto directo entre integrantes de distintas castas.

El sistema de castas afecta a 250 millones de personas en todo el mundo, 80 por ciento de las cuales residen en India y el resto en Bangladesh, Guinea, Japón, Madagascar, Malí, Mauritania, Nepal, Nigeria, Pakistán, Senegal y Sri Lanka.

El fenómeno se ha trasladado a Estados Unidos, Gran Bretaña y Malasia, a través de emigrantes.

Quienes están situados en la cúspide de la pirámide social en Senegal son tratados como amos por los integrantes de las castas inferiores, a quienes se les niega el derecho a poseer bienes.

«Cuando la hija de uno de nuestros sirvientes se casó, su dote fue entregada a mi madre. Ni la novia ni sus padres vieron un centavo», relató Yaya Sow, de la región de Matam, 700 kilómetros al noreste de Dakar.

Una funcionaria de la Cruz Roja de Matam dijo haber visto a nobles de Senegal negarse a donar sangre a miembros de castas inferiores.

«Este año, en el hospital de Ourossogui (en Matam), dos personas se negaron a donar sangre a personas de su propia aldea. Una de las pacientes era una mujer de 20 años que había dado a luz, y finalmente murió al no encontrarse un donante», dijo la funcionaria.

En Bekel, 900 kilómetros al este de la capital, hay un cementerio reservado exclusivamente a castas superiores, explicó Abdoulaye Traore, residente de la zona, poblada por grupos soninke.

Los miembros de la casta inferior tienen prohibido el ingreso a ciertas viviendas en la región centroccidental de Fatick, a 250 kilómetros de Dakar, explicó Mamadou Sarr, nativo de la zona.

Activistas de derechos humanos e intelectuales comenzaron a organizarse para reclamar la abolición del sistema de castas en este país de 10,2 millones de habitantes.

«El sistema de castas solía reflejar la división social del trabajo, pero los modelos de producción más modernos lo superaron. Nada justifica la continuidad de las castas y su total falta de base religiosa debería facilitar su desmantelamiento», opinó Abdoulaye Bara Diop, sociólogo de la Universidad de Dakar.

La organización social en castas tiene raíces racistas, pues se atribuye a la creencia de que la pirámide se organiza de acuerdo con una supuesta «pureza de la sangre», indicó Bara Diop.

Mbaye Gueye, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Dakar, dijo que los clérigos islámicos. Noventa y cuatro por ciento de los habitantes de Senegal son musulmanes.

Pero resulta difícil «pelear contra las castas cuando artistas y otras figuras influyentes proclaman con orgullo» su pertenencia a una casta superior, advirtió Saliou Cama, de la organización no gubernamental Encuentro Africano de Derechos Humanos.

Aunque la noción de casta ya no tiene significado, «la marca se hereda de nacimiento», señaló Mahmoud Kane, presidente de la organización Observatorio Internacional de Cárceles.

Las castas más bajas, como la pulaar, en el norte, comienzan a organizarse en las aldeas para exigir su emancipación y reivindicar el derecho a negar su supuesta condición inferior.

Estas iniciativas no son bien recibidas por los nobles, que han aprovechado su dominio político para prohibir la realización de asambleas y actividades sociales, culturales y deportivas organizadas por asociaciones de las castas inferiores.

«La asociación de sirvientes de mi aldea quiso organizar un concierto para recaudar fondos destinados a la construcción de aulas en la escuela primaria. Pero los nobles de la aldea lo prohibieron», denunció Mamadou Ba, del septentrional valle del río Senegal.

Ba relató que en una localidad vecina algunas personas rechazaron las donaciones enviadas por un aldeano radicado en Francia para la construcción de una mezquita porque había sido sirviente.

Un residente de la septentrional localidad de Ndouloumadji Founebe dijo los integrantes de las castas superiores no concurre a las celebraciones familiares de los sirvientes, en especial los matrimonios.

«Algunos nobles propusieron también boicotear los funerales, pero la gente de la aldea sintió que esto era ir demasiado lejos», dijo. (FIN/IPS/tra-en/as/sz/mn/lp-mj/hd/01

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