Las crecientes desigualdades en todo el planeta marcan el fracaso del «liberalismo consumista» y conducen a una deliberada «explosión», a la que «sólo falta prender la mecha», advirtió este lunes el presidente del parlamento de Portugal, Antonio Almeida Santos.
El líder parlamentario presidió la entrega del premio del Centro Norte-Sur del Consejo de Europa a la abogada brasileña de derechos humanos María Nazaré Fernandes y al ex presidente de la Cruz Roja Internacional, el suizo Cornelio Sommaruga.
«Casi dos tercios del mundo hoy vegetan en la marginalidad. Y, contradictoriamente, en el otro tercio se concentra progresivamente la riqueza. ¿Seré yo el único que ve en esta tendencia una meticulosa preparación de una explosión a la que solo falta prender la mecha, o sea, fijarle una fecha?», dijo Almeida Santos.
Según el diputado socialista, los derechos humanos constituyen actualmente las «únicas reglas de un mundo que tiende a funcionar sin ellas».
Almeida Santos criticó veladamente la tendencia a usar la fuerza militar en situaciones de crisis humanitaria. «En apenas 50 años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos derribó más dictaduras que las más poderosas hegemonías militares», observó.
«¿Será que me engaño pensando que los acontecimientos recientes confirman la vulnerabilidad de los más fuertes?», se preguntó, en alusión a los ataques del 11 de septiembre contra el World Trade Center, de Nueva York, y el edificio del Pentágono, en Washington.
La entrega del premio, que distingue cada año a una personalidad del Norte industrializado y otra del Sur de desarrollo por sus actividades a favor de los derechos humanos, clausuró también el «Forum Lisboa 2001», del Centro Norte-Sur del Consejo de Europa, que tiene su sede en la capital portuguesa.
El Forum se concentró este año en la participación de los niños y jóvenes africanos en su propio desarrollo, y contó con la participación de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson, junto a representantes de organizaciones no gubernamentales de Africa y Europa.
Los participantes hicieron un llamamiento a los estados a respetar los instrumentos legales internacionales contenidos en la Convención de los Derechos de Niños y Niñas, que obligan a los gobiernos a garantizar la vida y el desarrollo armónico de los menores de edad.
Robinson advirtió que el objetivo de la Organización de las Naciones Unidas, establecido en su Declaración del Milenio, de lograr la educación básica universal en 2015, parece destinado al fracaso.
Las tendencias indican que en Africa subsahariana, «el número de niños sin escuela aumentaría de 50,7 millones en 2005 a 54,6 millones en 2015», dijo.
«La pobreza misma involucra múltiples violaciones a los derechos humanos. Y sin embargo, la interrelación entre pobreza, discriminación, desarrollo y derechos humanos sólo ahora está siendo comprendida», agregó.
En su discurso de agradecimiento por el premio Norte, la abogada brasileña María da Nazaré Fernandes insistió en el carácter indivisible y universal de los derechos humanos, comprendidos los derechos económicos, sociales y culturales.
El presidente del Consejo Ejecutivo del Centro Norte-Sur, el eurodiputado español Miguel Angel Martínez, destacó el coraje demostrado por Fernandes en su trabajo de defensa de los derechos de los perseguidos por los aparatos de poder fáctico en Brasil, en que se unen, aseguró, grupos policiales, narcotraficantes e intereses económicos.
Almeida Santos subrayó que los grandes poderes globales hacen de todo para no reconocer la inviabilidad de un sistema económico que reproduce y acrecienta las desigualdades.
«Se buscan las explicaciones más dispares. Se niegan los choques entre civilizaciones, religiones e intereses. Se intentan fenómenos de concentración individual o nacional de culpas», dijo Almeida Santos, en una obvia referencia a las acusaciones de Estados Unidos contra el saudita Osama bin Laden y a los talibanes afganos por el fenómeno del terrorismo. (FIN/IPS/ak/ff/hd/01)