La Organizacion Mundial del Comercio (OMC) inauguró su cuarta conferencia de ministros bajo la presión de los paises en desarrollo y de la sociedad civil internacional, que exigen una orientación más equitativa del proceso de globalización .
Después de dos conferencias alteradas por tumultos, en Ginebra en 1998 y en Seattle, Estados Unidos, en 1999, protagonizados por militantes de organizaciones civiles, los ministros encuentran en Qatar un aislamiento más propicio para discutir la redistribución de los beneficios de la mundializacion.
Las sesiones, que se prolongarán hasta el próximo martes, se realizan en Doha, la capital de Qatar, un reino del Golfo Arábigo de 600.000 habitantes que ha montado un sistema de seguridad estricto para proteger a delegados sensibilizados por aquellos antecedentes y por los episodios terroristas en Estados Unidos y la guerra en Afganistán.
El acceso a la península donde se encuentra el centro de conferencias fue bloqueado por fuerzas militares y policiales en un área de varios kilómetros, por donde únicamente pueden desplazarse autobuses oficiales que trasladan a delegados, funcionarios y periodistas.
Sólo los ministros de los 142 estados miembros de la OMC circulan por las avenidas desiertas, en automóviles celosamente escoltados, mientras naves de guerra montan guardia desde el mar circundante.
Esa atmósfera no ha impedido la actividad de los representantes del reducido número de organizaciones no gubernamentales (ONG) autorizadas a llegar a Doha.
Aunque la ceremonia de apertura, con la presencia del emir de Qatar, jeque Hamad bin Khalifa Al-Thani, solo fue alterada por un incidente superado de inmediato, los grupos de la sociedad civil advirtieron que las primeras negociaciones se realizan en un clima de tensión.
Mark Curtis, de Ayuda Cristiana, dijo que las ONG se sienten «ultrajadas por las informaciones de amenazas e intimidación contra países pobres» integrantes de la OMC.
ActionAid, Cafod, Save the Children y el Movimiento de Desarrollo Mundial se sumaron a Ayuda Cristiana para reclamar a los países industriales que se comprometan a no emplear amenazas económicas ni diplomáticas ni tampoco sobornos durante las actuales negociaciones en Doha.
Una activista de Oxfam America, Severina Rivera, aseguró esta semana que funcionarios estadounidenses amenazaron a países africanos con reducir ayuda y préstamos si no reducían su exigencia de flexibilidad para conceder patentes de medicamentos.
India y Brasil, que proponen una declaración relativa a la influencia de la propiedad intelectual sobre la salud, intentan contrarrestar las presiones de los funcionarios estadounidenses con una campaña de esclarecimiento, informó un delegado gubernamental de un país en desarrollo, que pidió el anonimato.
Los ministros examinarán un proyecto de documento que contiene los borradores de tres declaraciones, una de ellas global sobre el futuro del comercio mundial, otra sobre el caso de los medicamentos y la tercera, relativa a la aplicacion de acuerdos anteriores pendientes.
El presidente del consejo general de la OMC, Stuart Harbinson, uno de los oradores de la ceremonia de apertura, presentó los tres documentos a los ministros, aunque reconoció que lo hacía a título personal.
Los tres textos no obtuvieron el consenso necesario en las negociaciones preliminares en Ginebra, sede de la OMC, debido a que numerosos países en desarrollo creen que su contenido favorece únicamente a las naciones industriales.
Martin Khor, de la Red del Tercer Mundo, criticó a Harbinson por haber transmitido a los ministros un documento «parcial y discriminatorio».
El texto, que pretende echar las bases para una nueva ronda de negociaciones de liberalización del comercio internacional, fue elaborado en un proceso «sin transparencia y discriminatorio», insistió Khor.
En la OMC, las naciones industriales propician la nueva ronda multilateral con el propósito de sacar aún más provecho de la liberalización del comercio, mientras que los países en desarrollo exigen la revisión de ese proceso, que los margina.
La propuesta de comenzar una nueva ronda de negociaciones fue apoyada por todos los oradores del acto de apertura. Estos fueron, además del jeque Hamad y de Harbinson, el director general de la OMC, Mike Moore, y el ministro de Finanzas de Qatar, Youssef Hussain Kamal.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, señaló que la nueva negociación debe ser una «ronda de desarrollo», que encare los problemas principales de los países del Sur.
El mensaje de Annan fue leído por el secretario general de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, Rubens Ricupero.
Cuando la ceremonia se iniciaba, un grupo de activistas de ONG, encabezados por el militante francés José Bové, se congregaron frente a los accesos para manifestar críticas a la falta de transparencia y democracia en la OMC. (FIN/IPS/pc/ff/if dv/01