La Organización de Naciones Unidas (ONU) iniciará el año próximo la discusión de un tratado internacional para prohibir la clonación de seres humanos.
La Asamblea General deberá designar este mes un comité especial para la redacción del proyecto, que comenzará a sesionar el 25 de febrero de 2002.
Las delegaciones de Francia y Alemania ante la ONU encabezaron la iniciativa, que ya tiene respaldo de más de 50 países, entre ellos Argelia, Bangladesh, Brasil, Canadá, China, Irlanda, Italia, Gran Bretaña, Jordania, Rusia y Suecia.
«La grave amenaza a la dignidad humana que constituye la clonación reproductiva es razón suficiente para procurar un instrumento jurídico obligatorio», advirtió Christian Much, representante de Alemania.
La técnica de la clonación permite reproducir un ser vivo a partir de un solo individuo, mediante la extracción del núcleo de una célula y su introducción en otra célula del mismo individuo.
Al contrario que en la reproducción biológica normal, que apela a la dotación genética de dos seres distintos, en la clonación todo el material genético procede de un solo individuo, por lo cual el nuevo ser será genéticamente «idéntico» al que le dio origen.
La técnica resultó exitosa cuando en 1997 un grupo de científicos de Escocia lograron el nacimiento de la primera oveja clonada, Dolly, a partir de un ejemplar adulto.
En ese mismo año, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, adoptada en 1998 por la Asamblea General de la ONU.
Esa declaración no vinculante fijó límites a la intervención sobre el patrimonio genético de la persona que la comunidad internacional se comprometió moralmente a no transgredir.
También estableció la noción del genoma humano como «patrimonio de la humanidad», la dignidad del individuo «cualesquiera sean sus características genéticas», y el rechazo al determinismo genético.
«Las prácticas contrarias a la dignidad humana, como la clonación reproductiva de seres humanos, no serán permitidas», sostiene el artículo 11 del documento.
La nueva convención aprovecharía el consenso alcanzado en la Unesco, pero la iniciativa debe tener no sólo el respaldo de los estados, sino también de expertos en genética y en bioética, dijo Much.
«Las consecuencias éticas y jurídicas que se desprenden de este acto (la clonación) contaminarán y profanarán el futuro de la humanidad», señaló el arzobispo católico Renato Martino, representante del Vaticano y uno de los opositores más activos a la clonación humana.
En los últimos años varios gobiernos han legislado para impedir la clonación humana. En 1998, el gobierno de Israel prohibió mediante una ley «la intervención genética en seres humanos con propósitos de clonación humana».
Japón también reguló las técnicas genéticas y prohibió la clonación humana en 2000, mientras Canadá se apresta a aprobar leyes similares.
En agosto, la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos votó una ley que pena la clonación humana con fines reproductivos y de investigación médica. El proyecto, que establece penas de hasta 10 años de prisión, aguarda aún el tratamiento del Senado.
«Es un claro mensaje sobre lo que no queremos, y es la fabricación de embriones humanos para la investigación», dijo el representante republicano Dave Waldon.
El presidente estadounidense George W. Bush saludó la iniciativa y afirmó que «las cuestiones morales de la clonación humana son profundas e implican a las actuales y futuras generaciones. Debemos adelantarnos a las promesas y consecuencias de la ciencia de modo de honrar y respetar la vida».
Sin embargo, aunque la ciencia aún no está lista para una clonación humana exitosa, ésta será una realidad en 10 años pues un sector de la población la demanda como método reproductivo, afirmó Lee Silver, profesor de genética de la Universidad de Princeton.
«Eticamente no debería utilizarse hasta estar convencidos de que es segura y eficiente, mediante la experiencia con animales. Pero no creo que los médicos de todo el mundo esperen esa confirmación», opinó.
Interrogado acerca de si sería posible generar algún día un clon de Michael Jordan, el célebre jugador estadounidense de básquetbol, Silver contestó: «No creo que eso sea realista, pues el niño que nacerá, aunque genéticamente idéntico a Jordan, no necesariamente se convertirá en campeón de básquetbol».
Michael Jordan, como cualquier persona, es más que sus genes. «La gente olvida que los genes constituyen un marco y un potencial, pero sin cierto espíritu, trabajo duro o condiciones externas no se llegará a ninguna parte», sostuvo. (FIN/IPS/tra- eng/td/aa/dc/sc/01