/BOLETIN-AMBIENTE/ SALUD-EEUU: Chatarra radiactiva puede tener riesgoso destino

Metales radiactivos podrían convertirse en utensilios de cocina o en aparatos dentales infantiles si el gobierno de Estados Unidos autoriza el reciclado de chatarra procedente de armas y reactores nucleares, advierten ecologistas.

El Departamento (ministerio) de Energía de Estados Unidos podría levantar la prohibición de reciclar metales utilizados en armamento y equipamiento nuclear, instituida para proteger la salud pública por la administración de Bill Clinton (1993-2001).

El gobierno realiza audiencias públicas en todo el país para tomar una decisión. «No nos inclinamos por uno u otro camino. Estamos examinando la prohibición, haciendo participar al público y considerando sus preocupaciones», dijo a IPS Joe Davis, portavoz del Departamento de Energía.

La secretaría de Estado recibirá argumentos sobre el reciclado de chatarra hasta el 9 de este mes. En julio del año próximo hará público su pronunciamiento final sobre el impacto ambiental y un mes más tarde anunciará su decisión sobre la prohibición.

El proceso de revisión de la prohibición es de hecho un retroceso, afirman activistas ambientalistas y de salud.

Entre uno y dos millones de toneladas de chatarra podrían recuperarse desmantelando armas nucleares y reactores obsoletos, según cálculos oficiales.

A comienzos de los años 90, las autoridades fijaron los límites de radiactividad de los metales que son recuperados de instalaciones nucleares.

Pero los ambientalistas arguyen que mucha de la chatarra contiene residuos radiactivos potencialmente dañinos. La exposición a materiales radiactivos eleva la propensión al cáncer, a las malformaciones congénitas y reduce la capacidad inmunitaria del organismo.

«Si se introducen al mercado materiales radiactivos, el público podría verse expuesto a la radiación por largos períodos sin su conocimiento ni consentimiento», dijo Diane D'Arrigo, directora del proyecto de desperdicios radiactivos del Servicio de Información y Recursos Nucleares (NIRS), con sede en Washington.

Si el gobierno «sigue adelante con este plan irresponsable, los metales contaminados de instalaciones nucleares podrían terminar en cucharas, encendedores y frenillos dentales infantiles», sostuvo Beht McConnell, integrante del Grupo de Investigación del Interés Público de Pennsylvania.

Los activistas se quejan pues sus reiterados pedidos de información a las autoridades, previstos en la Ley de Libertad de Información, no arrojan cifras sobre el volumen de los materiales reciclados hasta la fecha.

Del mismo modo, no existen estadísticas integrales acerca de los efectos en la salud provocados por la exposición a residuos radiactivos de metales reciclados.

El gobierno de Clinton estableció en julio de 2000 la suspensión del uso de metales contaminados en dependencias del Departamento de Energía y del reciclado de materiales de instalaciones nucleares.

La decisión fue adoptada tras las críticas públicas a un laboratorio del Departamento de Defensa que vendió 300 toneladas de metales de viejos reactores con residuos radiactivos.

«Tomo esta medida para asegurar a los consumidores estadounidenses que la chatarra metálica que sale de las instalaciones del Departamento de Energía para ser reciclada no contenga contaminación detectable», sostuvo el entonces secretario de Energía, Bill Richardson.

La suspensión debía mantenerse hasta que todos los sitios con materiales nucleares confirmaran el cumplimiento de «normas de control más rigurosas», agregó Richardson.

La mayoría de las organizaciones no gubernamentales aplaudieron la decisión, pero algunas pidieron que la misma se ampliara a otros materiales.

El gobierno «debería prohibir definitivamente la liberación de metales radiactivos y expandir la suspensión actual a todos los residuos nucleares», sostuvo D'Arrigo.

Es muy difícil detectar qué materiales radiactivos son reciclados en nuevos productos porque el Departamento de Defensa no hace pública la información, sostuvo David Ritter, analista de Public Citizen, una organización de defensa de los consumidores con sede en Washington.

«Instamos al gobierno que detenga la dispersión de cualquier material radiactivo —concreto, tierra, asfalto, plástico, madera, metales y otros— tanto en basureros municipales como en el mercado», concluyó Ritter. (FIN/IPS/tra-eng/dk/aa/dc/aq/he en/01

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