Una inquietante casa colonial, que comparte el centro de la capital venezolana con vendedores ambulantes, alberga pinturas, muebles y hasta una mazmorra de la época de la conquista.
La Casa de la Historia está ubicada en una céntrica avenida, cuyo recorrido conduce a otra edificación histórica, como es el Panteón Nacional, donde reposan los restos del héroe de la independencia de Venezuela, Simón Bolívar.
Sin embargo, estos edificios históricos conviven en la actualidad con vendedores ambulantes de ropa y hasta productos esotéricos, que poco tienen que ver con las piezas de arte que se guardan en las cercanías.
Los transeúntes de Boulevard Panteón señalan que esta casa cultural se ha convertido en un oasis, en medio del ruido y del caos característico del centro de Caracas.
La Casa de la Historia fue diseñada para rescatar el patrimonio cultural y social, según explican los responsables de Fundapatrimonio, organismo encargado del acervo cultural del país, y de la empresa de bebidas Polar, que patrocina el proyecto.
El edificio colonial fue adquirido por Polar a principios del siglo XX y cedida luego a la fundación del mismo nombre que financia esa empresa para que fuera utilizada con fines educativos.
La edificación ha sido utilizada desde su construcción en 1567 como seminario de la orden católica de la Compañía de Jesús, casa real de la moneda durante parte de la conquista española, para escuelas y hasta como mansión familiar, y de cada etapa existen muebles y piezas.
Las labores de reconstrucción arquitectónica del lugar se desarrollaron por dos años a cargo de Luis Guillermo Morán y Luis Marcano, quienes utilizaron técnicas de ambientación para descubrir los diferentes estilos decorativos de una casa que ha sobrevivido más de cuatro siglos.
La gerente general de la Fundación Polar, Graciela Pantin, dijo a IPS que el lugar se ha constituido «en un centro pluricultural, con distintos intereses artísticos y educativos para ayudar a enseñar la historia de Venezuela».
«Ofrecemos un servicio integral como museo y centro de documentación e información. En una ciudad donde hay tan poca arqueología urbana, es un espacio para disfrutar», añadió.
Pantin señaló que la Casa fue concebida para servir especialmente a investigadores y estudiantes, pues cuenta con un centro de documentación que contiene la biblioteca histórica de Manuel Pérez Vila, Eduardo Machado y el archivo personal del escritor Arturo Uslar Pietri, fallecido este año.
«La consulta de esos materiales contribuyen al rescate de los valores de los venezolanos, transmitiendo la cultura y la historia como proceso social», apuntó Pantin.
Según Pantin, la estrategia imita experiencias europeas, en las que grandes empresas patrocinan actividades educativas impulsadas por los gobiernos.
La Casa de la Historia cuenta con diferentes espacios que van desde un salón para exposiciones permanentes, biblioteca, centro de conferencias, un patio central y otro al fondo, rodeado de fuentes y jardines.
En la sala de exposiciones se exhibe «Huellas de la historia», que desde abril presenta una colección de muebles, porcelanas, pinturas, impresos grabados y fotografías del periodo 1763-1900, y cuyo pasado se recoge en el Diccionario de la Historia de Venezuela.
La obra fue editada por la Fundación Polar, como parte del proyecto conjunto con el Estado destinado a preservar y difundir el patrimonio histórico y cultural de Venezuela.
Pero una de las áreas más visitadas, es el sitio donde se encuentra lo que para unos es una cisterna y para otros una mazmorra, que fuera descubierta por los arqueólogos y arquitectos que hacían los trabajos de reconstrucción y cuya utilidad es todo un misterio.
Algunas versiones señalan que es una cisterna que servía para recoger agua en tiempos de la colonia, mientras otros aseguran que se trata de una cárcel utilizada para prisioneros de las guerras independentistas.
En ese lugar, además, se encontraron túneles secretos de escape, que conducirían a la plaza Bolívar en pleno centro de Caracas. También se hallaron osamentas humanas y piezas de cerámica, que son objeto de estudio de los arqueólogos.
Además, y como toda casa antigua, el centro histórico no escapa a la aparición de extrañas figuras, el sonido de pasos y la caída inexplicable de varios objetos, según cuentan los guías que atienden a turistas nacionales y extranjeros.
El promedio de visitas a la Casa de la Historia, cuya entrada es gratuita, es de 85 personas por día, repartidas entre agitados transeúntes caraceños que buscan la paz del lugar y curiosos turistas extranjeros, en especial de Estados Unidos, Europa y algunos latinoamericanos.
El joven ecuatoriano Marco Danilo Hernández contó a IPS que descubrió la Casa de casualidad mientras paseaba por Caracas, a donde había llegado para hacer negocios.
«Me pareció emocionante conocer la historia de esta ciudad, a través de piezas arqueológicas que demuestran cómo han evolucionado las casas y la forma de vivir del venezolano», dijo Hernández.
En tanto, la vieja casa seguirá allí, como un observador destacado de una ciudad que pasa de un siglo a otro y que muestra sus huellas al venezolano del siglo XXI. (FIN/IPS/mp/dm/cr/01