(Arte y Cultura) CINE-BRASIL: La televisión como fuente

«Caramurú», un nuevo estreno en las salas cinematográficas de Brasil, tiene la misión de confirmar el éxito de una fórmula que invierte el camino usual del producto audiovisual: el origen de la película es una serie de televisión.

Guel Arraes, considerado el director de televisión más creativo de Brasil, ya transitó ese camino con «Auto da Compadecida», una serie televisiva de gran audiencia a la que luego transformó en una película que atrajo a más de dos millones de espectadores.

Esa taquilla sin precedentes en los últimos siete años del cine brasileño desmintió el temor de que el éxito televisivo restara público a la película que contuviera las mismas imágenes. Y abrió una nueva alternativa para la anhelada alianza entre los dos medios.

«Invención de Brasil» es la serie con que la Rede Globo, principal cadena televisiva de este país, celebró los 500 años de la llegada de los portugueses a tierras brasileñas. Ahora fue adaptada al cine con el título de «Caramurú», con la intención de repetir el éxito.

La película cuenta con comicidad los orígenes de Brasil, a través de la historia de Diogo Alvares Correia, portugués que naufragó en la costa brasileña en 1510 y vivió desde entonces entre los indígenas tupinambá, en tierras que pertenecen hoy al nororiental estado de Bahía.

Los indígenas lo apodaron Caramurú, nombre de un pez local, y se casó con Paraguaçú, hija de un jefe tupinambá. Así se inició el mestizaje de la población brasileña, proceso en que más tarde se incorporaron los africanos traídos como esclavos.

La historia cinematográfica se extiende en la disputa por Caramurú entre Paraguaçú y su hermana Moema y conspiraciones entre portugueses que codician supuestas riquezas en la nueva tierra. El trasfondo es el encuentro entre dos civilizaciones que se miran con extrañeza.

El hecho de que las telenovelas cuenten con actores conocidos asegura de inmediato buena cantidad de espectadores.

Selton Mello, uno de los mejores actores de la nueva generación de la televisión y el cine, es el protagonista disputado por Camila Pitanga y Débora Secco, elogiadas tanto por su belleza como por su capacidad dramática.

El lanzamiento comercial de «Caramurú» ha sido comparado con el de grandes producciones de Hollywood, con 120 copias distribuidas en las principales ciudades del país, excepcional en el cine brasileño.

La versión cinematográfica será distinta de la televisiva. La duración se redujo, en gran parte por la eliminación de aspectos documentales, como las ilustraciones históricas y las explicaciones a cargo de un locutor.

«Investigar el país por medios cómicos» es una de las vertientes adoptadas por Guel Arraes, que creó un núcleo innovador en la Rede Globo. Arraes dirigió novedosos programas y miniseries refinadas, con amplia libertad creativa y grandes recursos de producción que acercaron su estética al cine.

En su caso, siempre hubo expectativa sobre su posible producción cinematográfica, pero él siempre dijo ver poca diferencia entre las películas y la televisión.

En realidad, inventó la manera de hacer las dos cosas a la vez, pero invirtiendo la tradición de que las películas llegan a la televisión algunos años después de exhibidas en la pantalla grande.

La Rede Globo terminó por crear su productora de cine, con las obras de Arraes y también con películas hechas directamente para su exhibición en salas cinematográficas.

Eso ocurre cuando tiene lugar una polémica entre los cineastas brasileños sobre la necesidad de lograr una alianza con la televisión para un desarrollo sostenido del cine brasileño.

Fracasó un intento de cobrar de la televisión una contribución obligatoria para financiar la producción cinematográfica, a través de la nueva legislación aprobada en septiembre que creó la Agencia Nacional del Cine.

Al contrario de países norteamericanos y europeos, donde la televisión nació conectada con el cine, la brasileña se desarrolló por sí sola y se convirtió en el medio de comunicación más poderoso.

Por eso es equivocado procurar ahora la imposición de un tributo para favorecer al cine, razonó Roberto Farías, veterano director de películas.

Es natural que el país donde las telenovelas son un gran fenómeno de penetración popular y de exportación a todo el mundo no siga el camino usual, de que el cine abastezca a la televisión, sino al revés. (FIN/IPS/mo/mj/cr/01

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