La emisión de China de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, disminuyó 7,3 por ciento entre 1996 y 2000, confirmó la revista científica estadounidense Science.
La producción de dióxido de carbono generada exclusivamente por el uso de combustibles fósiles cayó 8,8 por ciento en igual periodo en el país más poblado del mundo.
Entre 1997 y 2000 también disminuyó 2,2 por ciento la emisión de metano, otro gas de efecto invernadero, sostuvo el jueves la publicación semanal de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
El estudio confirmó el anuncio de China acerca de la disminución de sus gases invernadero, si bien la proporción es sensiblemente inferior al recorte de 17 por ciento logrado por el mismo país entre 1997 y 1999.
La reducción fue atribuida por Science a las reformas en el sector energético y, en menor medida, a la desaceleración económica provocada por la crisis financiera de 1997 en Asia meridional.
De acuerdo con la opinión científica predominante, los gases que se liberan fundamentalmente por la combustión de petróleo, gas y carbón, atrapan en la atmósfera el calor de los rayos solares, elevando la temperatura media y alterando el clima del planeta.
Esas modificaciones generan el derretimiento de los hielos polares, la elevación del nivel de los mares y la modificación de los regímenes de lluvias.
«Cuando comenzaron a conocerse las cifras de China sobre energía fue evidente que se estaba produciendo una transformación, que conducía a la reducción del consumo energético», afirma el artículo de Science.
La transformación comprende el cierre de fábricas pequeñas e ineficientes, el uso más racional de la energía, la mejor calidad del carbón mineral, la creciente utilización de gas natural en zonas residenciales, el avance tecnológico en sectores de gran consumo energético y la apertura de los mercados de electricidad y carbón.
«A raíz de las reformas económicas, muchas fábricas redujeron su actividad o cerraron, lo cual dio como resultado una caída en la extracción y consumo de carbón», observa el estudio.
El cambio en las políticas de desforestación y los últimos programas para promover la reforestación elevaron en la última década la capacidad neta de absorción de dióxido de carbono de los bosques nacionales, de acuerdo con los investigadores.
Con 1.300 millones de habitantes, China es responsable de 12 por ciento del total de gases invernadero que se lanzan anualmente a la atmósfera.
Los hallazgos contradicen el principal argumento del gobierno de Estados Unidos contra el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, del que se retiró en marzo de este año.
El presidente George W. Bush afirmó que el tratado, firmado en 1997 en la ciudad japonesa de Kyoto, no contiene compromisos obligatorios para la reducción de gases de los países en desarrollo.
Por lo tanto, China, con «su numerosa población e interminables reservas de carbón», superaría en los primeros años de este siglo a Estados Unidos como primera fuente mundial de los gases contaminantes, concluyó Bush.
De acuerdo con el Protocolo de Kyoto, que aún no está en vigor, las naciones industrializadas deberán disminuir entre 2008 y 2012 su producción de gases a volúmenes cinco por ciento inferiores a los de 1990.
Pero mientras China abatió su producción de gases en los últimos cinco años, Estados Unidos y otros países industrializados la incrementaron, según el estudio, que está firmado por un equipo de investigadores estadounidenses y chinos.
Entre 1995 y 1999, Europa occidental y Estados Unidos incrementaron 4,5 por ciento y 6,3 por ciento, respectivamente, su producción de dióxido de carbono procedente de combustibles fósiles.
«Esta tendencia ilustra el potencial para un cambio importante en los patrones de emisión de China», apuntaron los investigadores.
Pese a no estar obligada, China tomó medidas sin precedentes para limitar los gases que recalientan la atmósfera, dijo Nancy Kete, directora del Instituto de Recursos Mundiales, radicado en Washington.
En 1996, Beijing puso en marcha un plan para modernizar sus calderos industriales de combustión de carbón, la principal fuente de contaminación por dióxido de carbono, redujo los subsidios a los combustibles fósiles y destinó inversiones a la investigación en eficiencia energética, explicó Kete.
El abatimiento chino «es equivalente a los 400 millones de toneladas de dióxido de carbono que generó el año pasado el sector del transporte en Estados Unidos», aseguró.
Los investigadores proyectaron un lento aumento en el uso de combustibles fósiles en China.
Pero «hay espacio para el optimismo», si «continúa el mejoramiento de la eficiencia energética, la apertura de los mercados y la reforma de los precios, si se eliminan las persistentes ineficiencias de la industria del carbón y crece rápidamente el uso de gas natural», aseguraron.
Mucho dependerá de la vitalidad de la economía china en los próximos años.
Ampliar el acceso al gas natural mediante reformas de mercado podría reducir en 35 por ciento la emisión de dióxido de carbono, con un costo adicional de sólo cuatro por ciento respecto de la situación actual, advirtió el Centro Pew sobre Cambio Climático Mundial, de Washington. (FIN/IPS/tra-eng/dk/en dv/01