La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconoció este viernes, en la inauguración de su conferencia bienal, el «trágico fracaso» del proyecto de erradicación del hambre del mundo que condujo hace 56 años a su fundación.
La conferencia de la FAO en Roma, que se prolongará hasta el 13 de este mes, debía dar paso el día 5 a la llamada Cumbre Mundial sobre la Alimentación: Cinco años después.
Pero la cumbre, convocada para renovar el compromiso de la comunidad internacional contra el hambre, fue postergada a causa de la tensión internacional que crearon los atentados del 11 de septiembre en Nueva York Washington y por la posterior guerra de Estados Unidos contra Afganistán.
Los jefes de Estado y de gobierno se reunirán finalmente del 10 al 13 de junio del próximo año, también en la capital italiana. Hasta entonces, «la angustiosa situación de las personas que pasan hambre puede empeorar dramáticamente», debido al estancamiento de la economía mundial, advirtió la FAO.
La Cumbre sobre la Alimentación ofrecerá a los gobernantes del mundo la oportunidad de comprometerse «más a fondo», para «proseguir con voluntad renovada la lucha que llevará a la reducción del número de personas hambrientas», agregó la organización.
La conferencia comenzada este viernes tiene participación de delegados de los 180 países miembros de la FAO. Entre sus propuestas se destacan la adopción del Acuerdo Internacional sobre recursos fitogenéticos y un nuevo Código de Conducta sobre el uso y distribución de pesticidas.
Los asistentes también considerarán el programa de trabajo y el presupuesto de la agencia para el bienio 2002-2003.
La conferencia en curso rinde homenaje a Frank McDougall, uno de los fundadores de la FAO, que nació en 1945, y el discurso inaugural estuvo a cargo del ex presidente de Chile Patricio Aylwin (1990-1994).
Aylwin señaló que en 1941, McDougall creía posible la erradicación del hambre y de la pobreza en el mundo «en el arco de una generación». «¿Cómo es posible que 56 años después no se haya conseguido erradicar ni el hambre ni la pobreza?», se preguntó.
Las causas de este «trágico fracaso» hay que buscarlas en la falta de compromiso político de los países ricos con los pobres y de los propios países en desarrollo, y en recetas económicas equivocadas, afirmó.
«El neoliberalismo deificado y el mercado omnipotente», producto de «una visión errada», son «la causa de algunos de los males más graves que nos quejan», dijo Aylwin.
América Latina creció con lentitud en los años 90, tras realizar ajustes estructurales, observó el ex presidente, con base en informaación de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas).
En América Latina y el Caribe, la cantidad de personas en condiciones de pobreza aumentó de 196 millones a 224 millones en la década pasada, agregó.
«Esta realidad significa un serio obstáculo para el desarrollo de los países, constituye un escándalo moral y amenaza gravemente la paz social», sentenció.
Aylwin señaló que la ayuda de los países ricos al mundo en desarrollo cayó de 0,33 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1992 a 0,24 en 1999, pese a que en 1970, esos mismas naciones se comprometieron a incrementarla a 0,70 por ciento de su PIB.
El ex presidente chileno fue invitado por el director general de la FAO, Jacques Diouf, a pronunciar el discurso de homenaje a McDougall por tratarse de «un estadista profundamente comprometido con los valores de la libertad y de la justicia y que influyó notablemente en el reforzamiento de la democracia en toda la región de América Latina».
Aylwin fue el primer presidente de Chile tras la dictadura impuesta por el general Augusto Pinochet en 1973. En declaraciones a IPS, señaló que la situación internacional hará más difícil la lucha contra el hambre, pues a la destrucción que entraña la guerra se sumarán mayores inversiones presupuestarias en armas.
El temor que existe en el mundo repercutirá de manera negativa en América Latina. El clima dominante no es propicio a la cooperación ni al crecimiento económico, indicó.
Luca De Fraia, coordinador de la organización no gubernamental italiana Sdebitarse, también advirtió que el aumento del gasto militar complica la lucha contra el hambre.
Italia destina al área de defensa la misma cantidad de recursos que a la asistencia social, 1,6 por ciento del PIB, ocho veces más de lo que utiliza para proteger el ambiente y 12 veces más de los fondos de cooperación con el mundo en desarrollo.
El «trágico fracaso» de la lucha contra el hambre está confirmado en los últimos informes de la FAO, que evidencian la falta de avance para el cumplimiento del objetivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 de reducir a la mitad en 2015 la población afectada por el hambre.
Esos informes señalan que es absolutamente insuficiente la disminución del número de personas que sufren de hambre desde la cumbre de 1996. Sólo seis millones cada año, en lugar de 20 millones, la cantidad necesaria para alcanzar el objetivo fijado.
La cifra de seis millones de personas que se libran anualmente del hambre es incluso inferior a los ocho millones que la FAO había identificado en 1999.
De no cambiar la situación, la meta de reducir a la mitad los 800 millones de personas insuficientemente alimentadas que se contaban hace un lustro en el mundo se postergará 60 años. (FIN/IPS/jp/ff/dv/01